Muy queridos fieles consagrados:
He venido pensando en vosotros, más de una vez, durante los meses pasados. Ahora quiero saludaros cuanto antes ya incorporado a nuestra querida Iglesia de Jaén.
Vuestro compromiso, adquirido ante Dios y ante la Comunidad, de practicar los consejos evangélicos conforme a las disposiciones propias de vuestras respectivas familias religiosas o seculares, supone no sólo una incalculable riqueza espiritual para la Iglesia, sino que además determina vuestro puesto concreto en la comunidad diocesana.
Bien sabemos todos que fomentar y apoyar una sólida y orgánica cohesión afectiva y efectiva entre los consagrados y
Por todo ello, en este primer saludo, quedo ya a su disposición. Les animo a santificarse día a día desde la vivencia ejemplar del carisma propio y pido al Señor un aprecio sincero mutuo, testimoniar ante el Pueblo de Dios nuestra unidad y estrechar y fomentar cada vez más los vínculos de comunión, desde la fuente inagotable de la Eucaristía y bajo el mismo manto de nuestra Madre la Virgen de la Cabeza.
+ Ramón del Hoyo López. Obispo de Jaén
4 DE JULIO DE 2005