D. IGNACIO NOGUER. JORNADA COMUNICACIONES SOCIALES

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Oficina de información de los Obispos del Sur de España

 

XXXIX JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES.

 

 

Los medios de Comunicación al servicio del entendimiento entre los pueblos.

 

 

El lenguaje es un conjunto de signos convencionales que posibilitan la comunicación, y por ende el entendimiento, entre los hombres. En principio –tanto más cuanto más primitivo- el lenguaje facilitó la comunicación entre personas o mínimos grupos humanos, progresando en el tiempo hasta alcanzar en nuestros días en la comunicación de los pueblos a escala mundial.

                El libro – lenguaje escrito- supuso un gran avance en la comunicación, ampliando, sobre todo a partir de la invención de la imprenta, el ámbito de la comunicación.

                Posteriormente el periódico aumentó considerablemente el círculo de influencia con enormes tiradas que ofrecían cada día una información casi inmediata que abarcaba prácticamente todos los centros de interés humano.

                Pero el periódico –con sus limitaciones de distancia y de tiempo- fue superado en esto por la radio que fue ampliando su alcance hasta convertirse en un medio de comunicación vivo, inmediato, y, gracias a los satélites artificiales, de cobertura planetaria.

                El cine contribuyó también, a su modo, a ensanchar la franja de la comunicación humana acercando, en imágenes dinámicas, el conocimiento de los pueblos, de sus usos y costumbres, de su modo de vida, aunque fuera en situaciones estancas en un tiempo y reducidas a un lugar preciso.

                Fue la televisión la que vino a enriquecer de manera espectacular el campo de las comunicaciones ofreciéndonos las noticias allí donde se producen y en el momento mismo en que se producen con los alicientes del movimiento, del color y del propio sonido recogidos al vivo.

                Por si esto fuera poco, la incorporación de las computadoras al ámbito de las comunicaciones, especialmente a través de Internet, nos abrió un mundo inmenso de conocimientos que abarcan el presente y el pasado, y se proyectan, en cuanto es posible, hacia el futuro.

                Sin estos medios, reducida la comunicación a pura expresión gestual entre personas o pequeños grupos, sería difícil por no decir imposible, el conocimiento de los pueblos y su mutuo entendimiento; y, por supuesto, sería infinitamente más lento y reducido, limitando el acercamiento, la comprensión, la solidaridad… abriendo puertas a la incomunicación, al desconocimiento, a la incomprensión, a la lucha feroz por la propia subsistencia.

                Los Medios de Comunicación Social han de contribuir a la aproximación de los pueblos, a su hermanamiento, a la consolidación de la paz, a la solidaria ayuda mutua. Así lo señala la Redemptoris missio (37): “Los Medios de Comunicación Social son el primer areópago del tiempo moderno; para muchos el principal instrumento informativo y formativo, de orientación e inspiración para los comportamientos individuales y familiares”.

                Efectivamente los Medios de Comunicación Social –sanamente orientados al margen de espurias apetencias comerciales- informan y forman promoviendo el acercamiento de los pueblos, moldeando su comportamiento, disipando malos entendidos, suscitando confianza, concertando fuerzas para una acción conjunta al servicio del bien común.

                Gran parte de los conflictos insuperables del mundo actual son fruto del mal uso de estos medios que contribuyen, con su actitud negativa, al distanciamiento, a la agresividad, al enfrentamiento entre etnias, religiones, ideologías, movimientos políticos o clases sociales, creando conflictos que, con un mutuo entendimiento y al margen de intereses bastardos, podrían evitarse; y, lejos de de cavar profundas simas entre individuos y pueblos, levantarían puentes que unieran las más distantes orillas.

                Desgraciadamente no es así. Las diferencias que separan a los pueblos se destacan con especial crudeza emergiendo rivalidades, renovándose viejas heridas que vuelven a sangrar, y abriéndose otras nuevas aún más enconadas.

                Hay que admitir que el mundo actual se mueve más por noticias que por ideologías. Y las noticias, generalmente malas, que son las que venden, recorren en segundos el planeta, llegando a los últimos rincones, adentrándose en todos los hogares, sembrando a su paso la semilla de la discordia que crece en la misma tierra junto a las buenas hierbas.

                Lo que pretende la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales es hacer realidad lo que el Concilio Vaticano II recomendó: “… Para el recto uso de estos Medios es absolutamente necesario que los que los utilizan conozcan las normas del orden moral en este campo, y las lleven a la práctica” (Inter mirifica, 4).

                Grande es el poder que los Medios de Comunicación Social han depositado en manos de quienes los dirigen. Y enorme la responsabilidad en su uso. Entre sus objetivos primeros está la cultura de la vida en la recta jerarquización de los valores sobre la base del reconocimiento y respeto a la dignidad de la persona humana creada “a imagen y semejanza de Dios”.

                El modelo de comunicador se encuentra en Jesús –Verbo o Palabra del Padre- que trajo al mundo la Verdad, la Buena Noticia en su más alta dimensión, estableciendo una nueva alianza fundamentada en la paz de3l hombre con Dios, consigo mismo y con sus semejantes.

                El entendimiento entre los pueblos, promovido y alentado por los Medios de Comunicación Social, puede hacer que se derrumben los muros de hostilidad que separan a los pueblos, fortaleciendo el entendimiento y la comprensión cuyo fruto natural es la paz.

                Mucho empeño y más oración hay que poner de nuestra parte para conseguir una transformación de los Medios de Comunicación Social ahora empeñados en una puja de audiencia, en una feroz competencia comercial utilizando para ello toda suerte de armas legítimas o no.

                Hay que conseguir “… un ambiente de compromiso con el bien común, un bien que no se reduzca a estrechos intereses de un grupo particular o nación, sino que acoja los intereses de todos, el bien de la familia entera…” (Pacem in terris, 132).

                Eso es lo que yo pido, y os ruego a vosotros que pidáis, en esta Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

 

                Os bendice cordialmente,

 

               

                               Ignacio Noguer Carmona, Obispo de Huelva

  

 

Huelva, abril de 2005

 

 

 

 

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