«Una homilía aburrida es aquella a la que le falta cercanía»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Párroco de San Gabriel y profesor de homilética del Seminario, ha escrito un documento sobre las homilías, a la luz de la Evangelii gaudium, para «ayudar en lo posible a mis hermanos sacerdotes».

«Hay que ir a la homilía como se va a la Eucaristía, al encuentro con el Dios vivo»

¿Qué es y qué no es la homilía?

La homilía es parte de la Liturgia de la Eucaristía, reconocido así por el Concilio Vaticano II y por todos los liturgistas del mundo. No es algo añadido, sino parte integrante de la Eucaristía. Hay que ir a la homilía como se va a la Eucaristía, al encuentro con el Dios vivo.

El Papa dice que una homilía aburrida es aquella a la que le falta cercanía… ¿Qué debe tener?

Sí. Así es. El Papa insiste mucho en la cercanía del pueblo. Si el sacerdote es cercano al pueblo y a la Palabra de Dios, cuando prepara la homilía, deslumbrado por la Palabra de Dios y encariñado con su pueblo, la palabra de Dios le ilumina qué y cómo debe decir a ese pueblo en ese momento.

«Un predicador que no se prepara es deshonesto e irresponsable», dice la Evangeli gaudium.

¡Lo dice claramente! Por tanto, la preparación es parte de nuestra realización como pastor, parte y experiencia de nuestra caridad sacerdotal, aquella que debe movernos. Por amor a Dios que está en nosotros, tenemos que prepararnos, y lo mejor que se pueda. Tenemos demasiadas cosas que hacer, pero un tiempo importantísimo es el de la homilía y el Papa dice que el sacerdote se santifica en el ejercicio de la preparación de la homilía.

¿Y cómo se prepara?

Dedicándole tiempo. Con oración, reflexión y espíritu creador.
También aconseja que el lenguaje sea positivo, que no se diga tanto lo que no debemos hacer como lo que podemos hacer mejor.
Claro, es que es lo que anima y da esperanza. Toda persona es maravillosa cuando se le toca el corazón. Recuerdo una frase de Pío XII que decía: «no hay persona suficientemente mala, sino persona que no ha sido suficientemente amada».

¿Y si una homilía fracasa?

Lo mejor es tomarlo con humor. El humor está cerca de Dios porque brota del amor. Si somos capaces de no tomarnos tan en serio, somos más sanos y ayudamos más a las personas. Si la homilía no te ha salido bien, o la gente viene y te regaña, que también pasa… tómalo con humor. Jesús fracasó en su primera homilía, lo querían tirar por un barranco y san Agustín se quejaba de que la gente prefería ir al teatro que escuchar sus homilías. No siempre se acierta, pero cuando se siembra con constancia y se habla desde el corazón, entonces la gente lo capta y el oyente pasa a ser positivo. Y cuando esto pasa, el predicador se pone en el lugar del oyente y el oyente en el lugar del predicador y se crea una simbiosis preciosa donde ambos se sienten acogidos y animados. Porque Dios siempre está ahí, con su misericordia.

Aquí puede leer el documento completo sobre la homilía

Ana María Medina

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