Santa María, la mujer sencilla y humilde

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

El predicador de la novena ha señalado en el día tercero de los cultos a la Patrona Santa María de la Victoria que «en el mundo actual donde nos pasamos media vida o algunos toda la vida, luchando por sobresalir y ponernos por encima de los demás buscando el poder, los privilegios, los honores y oropeles, los primeros puestos inclusive en la vida de la Iglesia… el evangelio es una invitación a la conversión abandonando cualquier forma de orgullo y soberbia e ir por la vida con una verdadera actitud de humildad y sencillez.»

«El que se humilla será enaltecido. Santa María, la mujer humilde y sencilla»

Ecle 3, 17-18. 20.28-29; Sal 67, 4-7. 10-11; Heb 12, 18-19. 22-24; Lc 14, 1. 7-14

Queridos hermanos:

La Iglesia de todos los tiempos se reúne especialmente el domingo día de la resurrección de Cristo, para celebrar su presencia viva entre nosotros. Nuestra reunión festiva es acción de gracias, oración de alabanza a Dios que nos hizo renacer a una esperanza cierta, nuestra alegría es alegría en la fe, pues la mañana canta la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. Hoy nuestra asamblea se viste de gloria en la memoria de Santa María de la Victoria y nuestro templo catedralicio respira aires de fiesta, aires de fe y de devoción. Hoy las familias cristianas de nuestra Diócesis se reúnen para alabar a Dios y contemplar a la Virgen como modelo de vida y santidad familiar.

Venimos convocados por la fuerza del Espíritu Santo para dejarnos llenar e interpelar por el Evangelio de la vida, venimos a celebrar la fe que nos abre el camino y acompaña nuestros pasos a lo largo de la historia, vinimos hoy a la casa de la Virgen para pedir su intercesión y que sea Ella, Ntra. Sra. de la Victoria quién haga posible en nosotros la vivencia cotidiana de la Palabra de Dios. Con otras palabras que el Evangelio se haga vida en nosotros, que él sea la fuente de nuestra alegría, que él ilumine nuestras mentes con criterios verdaderamente cristianos, que las palabras del Redentor nos haga sentir siempre la fuerza viva de su amor y de su salvación. Las familias están llamadas a ser escuelas de verdadera vida cristiana al estilo del hogar de Nazaret.

La Virgen fue la primera oyente de la palabra de Dios. En Ella, como en Abrahán, Moisés, los Profetas… sucedió algo desconcertante: Dios le dirige la Palabra, se revela y pronuncio su dulce nombre: María la llena de Gracia. Como recientemente en la «Lumen Fidei», nos ha comunicado el Papa Francisco: La fe está vinculada a la escucha… de este modo la fe adquiere un carácter personal en la vida de la Virgen. En la anunciación «Dios no se manifiesta como el Dios de un lugar, ni tampoco aparece vinculado a un tiempo sagrado determinado, sino como el Dios de una persona, el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, capaz de entrar en contacto con el hombre y establecer una alianza con él. La fe es la respuesta a una Palabra que interpela personalmente, a un Tú que nos llama por nuestro nombre (Cf. LF 8). Como muy bien sabemos María responde a la llamada de Dios con un SI, un sí que es abrirse a una vida nueva, aun futuro marcado por el Dios de la esperanza que hace posible lo que humanamente a nosotros nos parece imposible. La familia han de estar siempre abiertas a la acción del Espíritu Santo acogiendo como María la Palabra de vida que Dios nos comunica, para ello hemos de recuperar en nuestros hogares un verdadero clima de oración y meditación asidua, un clima de autentica piedad mariana.

«La fe «ve» se hace luz en la medida en que camina, en que se adentra en el espacio abierto por la Palabra de Dios» (LF 9). Queridos hermanos necesitamos urgentemente adentrarnos en el misterio de Cristo, dejarnos seducir por sus palabras, dejarnos sorprender por Dios como se dejo sorprender María la Virgen de la Escucha, la Virgen dócil a la dulce voz del Espíritu, necesitamos que en definitiva el evangelio resplandezca con toda su fuerza en nuestras vidas y que su luz guie nuestros pasos.

En este día de la novena tenemos que recordar una vez más que «Cristo es el Maestro por excelencia, el revelador y la revelación. No se trata sólo de comprender las cosas que El ha enseñado, sino de «comprenderle a Él». Pero en esta tarea de comprenderle y configurarnos con Él, ¿qué maestra más experta que María? Si en el ámbito divino el Espíritu es el Maestro interior que nos lleva a la plena verdad de Cristo (Jn 14, 26; 15, 26; 16, 13), entre las criaturas nadie mejor que Ella conoce a Cristo, nadie como su Madre puede introducirnos en un conocimiento profundo de su misterio» (RVM 14). No tengamos miedo de sembrar en el corazón de los niños y jóvenes el amor a la Virgen, que Ella este siempre presente en nuestro hogar, que no falte nunca junto a la cruz la imagen de María y como familia intentemos seguir su ejemplo de vivir en Cristo.

Recorrer las páginas del evangelio con Santa María de la Victoria en familia unidos unos a otros, es como ir a la escuela de María para leer a Cristo, para penetrar sus secretos, para entender su mensaje, para aprender con María a amar al redentor, seguir sus huellas y vivir en Él y comunicar al mundo su misericordia. Entremos cada día en la escuela de la Virgen, «una escuela, la de María, mucho más eficaz, sí se piensa que Ella la ejerce consiguiendo abundantes dones del Espíritu Santo y proponiéndonos, al mismo tiempo, el ejemplo de aquella «peregrinación de la fe», en la cual es maestra incomparable. Ante cada misterio del Hijo, Ella nos invita, como en su Anunciación, a presentar con humildad los interrogantes que conducen a la luz, para concluir siempre con la obediencia de la fe: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra»(RVM 14). Con palabras del Papa Francisco en el Santuario de Aparecida en Brasil: «La Iglesia, cuando busca a Cristo, llama siempre a la casa de la Madre y pide: «Muéstranos a Jesús». De Ella aprende el verdadero discipulado. He aquí por qué la Iglesia va en misión siguiendo siempre la estela de María» (Papa Francisco, «Homilia Santuario de la Aparecida», JMJ Brasil 24-7-2013).

Con y a través de la Virgen modelo de contemplación, entremos con fe a meditar lo que hoy el Señor Jesús, quiere anunciarnos como Buena Noticia, por medio de las Sagradas Escrituras que hemos proclamado en la liturgia de esta eucaristía. En la primera lectura del Eclesiástico, el sabio Ben Sira nos trasmite un mensaje que no pierde actualidad: actuar con humildad en todo lo que uno hace es el primer consejo del sabio, y de hecho, la experiencia demuestra que este modo de proceder es mucho más apreciado que los regalos hechos con arrogancia. Además de ser bien vista en el ámbito social, la actitud humilde y sencilla goza del favor del Señor, ya no son los grandes, ricos, nobles, poderosos, influyentes y soberbios… sino los humildes quienes le glorifican: «Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad… Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzaras el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios y revela sus secretos a los humildes» (Ecl 3, 17ss).

El evangelio nos describe el camino de Jesús hacia Jerusalén el cual aprovecha desde los hechos cotidianos para instruir a la gente. Esa instrucción hoy se dirige a nosotros. Jesús observa atentamente los comportamientos de algunos comensales que pretenden sobresalir por encima de los demás ocupando los primeros puestos de honor. Jesús va a ir más allá de un consejo para una buena educación. Por eso pronuncia una sentencia que resume el corazón del Evangelio: «Todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido» y por último invita a la generosidad más allá de amigos y conocidos: «Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos» (Lc 14, 1ss).

En el mundo actual donde nos pasamos media vida o algunos toda la vida, luchando por sobresalir y ponernos por encima de los demás buscando el poder, los privilegios, los honores y oropeles, los primeros puestos inclusive en la vida de la Iglesia… el evangelio es una invitación a la conversión abandonando cualquier forma de orgullo y soberbia e ir por la vida con una verdadera actitud de humildad y sencillez y poder gozar de esta manera del verdadero e inmenso tesoro de la gracia divina. No nos cansemos de luchar para que nuestro hogar como iglesia domestica, nuestras parroquias, instituciones eclesiales, Hermandades y Cofradías sean escuelas y modelos de sencillez y profunda humildad.

María la Virgen no sólo entendió este mensaje redentor, Ella se hizo pequeña en las grandezas humanas, se hizo esclava y por ello alcanzo el favor de Dios y el mismo Dios le revelo los secretos que hacen al hombre feliz y bienaventurado. Ella la humilde nazarena, la pequeña mujer escondida en el amor a Dios, gozará de la alegría de los pobres de Yahvé que ponen sólo su confianza en Dios, y Dios se fijo en la humildad de su esclava y por ello nosotros como Iglesia la felicitamos porque el poderoso hizo obras grandes en quién fue sencilla y dócil a los planes de Dios.

Santa María de la Victoria, Madre y Abogada nuestra, ruega por nosotros pecadores y alcánzanos la gracia de la humildad y la sencillez. Haz que pasemos por el mundo en zapatillas haciendo el bien sin esperar nada a cambio, más que la gloria de Dios y el bien de nuestros hermanos. Santa María ayuda a las familias para que el plan de Dios se haga verdad en sus hogares, ayuda especialmente a los matrimonios en especial dificultad y a todos los que se encuentran sufriendo el azote de la crisis o viven sufriendo por la enfermedad de uno de sus miembros, escúchanos Madre bendita y gloriosa. Amén.

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