CLAVE. Pepa Martos. Voluntaria de Cáritas Diocesana.
Este desafío que el papa Francisco nos hacía a la Iglesia de hoy, se lleva a cabo en la diócesis de Tánger como así he podido comprobar en el encuentro con el Obispo Agrelo. Se capta en él una necesidad de imitar en su vida a Aquel a quien ama, descubriendo y viviendo el aspecto del misterio de Nazaret. Jesús mantenía contacto con sus parientes y vecinos en la aldea en la que vivía; de igual manera lo hace Mons. Agrelo, comprometido con los problemas de enfermedad, de exclusión social de las mujeres… Viendo a Cristo encarnado en los pobres, aceptando su forma de ser, su cultura, su modo de vivir, sirviéndoles con amor, con una cercanía real y cordial, porque ellos son el principio y fin del Evangelio. Los medios que él utiliza son la simple presencia, la amistad fraterna, el don de sí mismo, las conversaciones íntimas, el testimonio, en definitiva, todo aquello que puede sugerir el amor de aquel que quiere que los hermanos que le rodean amen al Señor.