Mons. Rico Pavés: «No es posible el primer anuncio sin el testimonio»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Mons. José Rico Pavés es obispo de Jerez de la Frontera y presidente de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado. En estos días ha participado en las jornadas anuales de vicarios que organiza la Conferencia Episcopal Española y que se han celebrado en Casa Diocesana Málaga. Desde ellas ha hablado de la importancia de estos encuentros y del tema que lo enmarcaba: el primer anuncio.

¿Cuál es el sentido de estos encuentros?
Sirven para el encuentro de los que son los colaboradores inmediatos de los obispos de todas las diócesis de España, y que así puedan tomar conciencia de que formamos parte de la misma realidad, que es la Iglesia. Tenemos los mismos retos y cuando compartimos problemas y soluciones, se ensancha nuestro horizonte y nos sabemos aún con mayor confianza.

¿Cuáles son los objetivos de la cita de este año?
A raíz de la reforma de la curia romana que ha hecho el papa Francisco con la constitución Praedicate Evengelium, nos preguntamos si hay principios que valen para las diócesis. Las ponencias principales las ha impartido el obispo secretario del dicasterio para la interpretación de los textos legislativos, el encargado de interpretar las leyes dentro de la Iglesia católica, y ha venido desde Roma y nos ha hecho este servicio de ayudarnos a leer la constitución del Papa en clave diocesana. Desde el principio, hemos querido decir que se trata de unas jornadas audaces, porque queremos responder con actos que sean verdaderamente una acogida de la palabra del Papa y que lleguen a expresar lo que la Iglesia está necesitando ahora. Abierta, porque es una reflexión en la que no tenemos consignas ni recetas, sino que, compartiendo experiencias, queremos seguir avanzando para llevar el Evangelio a nuestros contemporáneos y, al mismo tiempo, quiere ser también, sinodal. Somos conscientes de que, el encontrar respuestas a las inquietudes que ahora tenemos, no lo podemos hacer de manera aislada, sino yendo juntos.

¿Cómo se combina esa visión del Papa de ser una Iglesia de puertas abiertas, hospital de campaña, con la estructura necesaria en una diócesis?
Es una clave fundamental que me gustaría que quedara presentada en este encuentro. Recuperando las ponencias presentadas, me ha venido a la mente una lectura de uno de los grandes teólogos del S. XX, Henri de Lubac, quien después de la publicación de la constitución más importante del Concilio Vaticano II, la que trata sobre la naturaleza y misión de la Iglesia, Lumen Gentium, publica un libro titulado «Misterio y paradoja de la Iglesia». Porque la Iglesia es misterio, es realidad divina y humana, la palabra que mejor expresa su modo de funcionar es paradoja, recuperando también una expresión de la antigüedad cristiana que habla del Misterio de Cristo como la paradoja de las paradojas. Es decir, realidades que nos parecen irreconciliables, en Cristo se concilian, y este es el reto evangelizador siempre: cómo ejercer una autoridad que implica siempre servicio, cómo estar cuidando a los fieles que ya están unidos en comunión al Señor con el ejercicio de salir e invitar a todos. En esa tarea de combinar realidades que nos parecen incompatibles es donde nos movemos.

¿Por qué es tan importante el primer anuncio en la sociedad en la que vivimos?
Porque, tristemente, hemos perdido el encuentro con el Señor. El primer anuncio es este acontecimiento de gracia, no el resultado una estrategia, sino que es el habernos encontrado con el Señor de tal manera que descubrimos que aquí está el sentido de la vida. Queremos seguirle y formar parte de la comunión que Él nos regala en su Iglesia. Y muchas veces la transmisión de la fe se ha hecho simplemente confiando en estructuras que pensábamos que ayudaban a ese encuentro, pero hoy nos encontramos que llegan a veces a las parroquias niños o jóvenes a recibir catequesis cuando no han tenido un encuentro primero con el Señor. O se reciben sacramentos por práctica social, pero no se percibe ese deseo de crecer en conocimiento y vivencia el Misterio de Cristo. El primer anuncio es esa primera experiencia que nos lleva al encuentro con el Señor para querer vivir cómo Él nos propone.

En esa tarea del primer anuncio ¿qué importancia tiene el testimonio de los seglares?
No es posible este primer anuncio sin el testimonio. El papa Francisco, en el primer encuentro que tuvo con los catequistas, recordó una expresión que está recogida entre las florecillas de san Francisco de Asís, que invitaba a los suyos a anunciar el evangelio, y. si era necesario. incluso con la palabra. La forma primera del anuncio evangélico pasa por el testimonio, que es siempre ejercicio de docilidad al Espíritu Santo, como el mismo Jesús anuncia: «Cuando recibáis el Espíritu Santo daréis testimonio de mí». El testimonio no es un ejercicio de estrategia mediante el cual conseguimos captar a otros para nuestra causa, sino que es vivir de tal manera entusiasmados con el Señor, que eso toca el corazón de otros, que llegan a preguntarse cuál es el secreto de la felicidad de esas personas y decir «Yo quiero vivir como ellos viven».

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