La Hermandad de la Soledad de Marbella ha organizado una expedición rumbo a Polonia con un autobús lleno de medicinas y artículos de primera necesidad para socorrer a los refugiados ucranianos que llegan al país y traer a su vuelta a un grupo de 50 personas, entre mujeres y niños. Este viernes, 18 de marzo, llegaron a Varsovia donde descargaron la ayuda humanitaria y emprendieron viaje de regreso.
La iniciativa surgió en el seno de la Hermandad gracias a su teniente hermano mayor, Manuel Lavigne, que es bombero jubilado y que ya ha participado en otras expediciones de emergencia como la que realizaron junto a la Asociación Profesional de Bomberos de Marbella a Lesbos durante la crisis de refugiados en la isla griega.
Como relata la hermana mayor, Isabel Mata: «en cuanto llegó a sus oídos el problema con los refugiados de Ucrania, fue a ver nuestro párroco y director espiritual y enseguida obtuvo un sí. La primera intención fue mandar un camión cargado de material humanitario, pero no terminó de cuajar. Sí salió lo del autobús y nos pusimos manos a la obra. En solo cuatro días recaudamos más de 22.000 euros, que cubren los gastos previstos (solo en gasoil son más de 8.000 euros), y todavía hay gente que se sigue uniendo. El pueblo entero de Marbella se ha volcado».
La expedición la forman seis bomberos, una enfermera del 061 y un intérprete de polaco y ucraniano. El plan previsto consiste en llegar a Varsovia en tres días, descargar el material y recoger a un grupo de refugiados que cuentan ya con familiares viviendo en Marbella y que serán acogidos en sus casas. Como recuerda la hermana mayor, «todo el operativo se está haciendo en coordinación con las ONGs que trabajan en la zona y el traslado se ha gestionado con las embajadas y consulados para garantizar al máximo la seguridad jurídica del grupo de personas (en su mayoría mujeres y niños) que será acogido. El viaje de vuelta durará otros tres días y nosotros correremos con los gastos de alojamiento y manutención de todo el grupo».
Mata ha querido «agradecer enormemente el apoyo incondicional de nuestro parroco y director espiritual que, cada vez que le pedimos algo, nos apoya, nos da mucho cariño y nos dice «adelante»».