El organista primero de la Catedral de Málaga es homenajeado con el último Ciclo de Conciertos de Órgano organizado en el templo mayor por el Vicerrectorado de Cultura de la UMA y el Cabildo. En la vida de este gran músico, la oración es algo esencial, como la familia, el trabajo y la vocación.
¿Quién le enseñó a rezar?
El ambiente familiar que, como en cualquier ámbito, es la base de la educación. Yo recuerdo de niño que en mi casa se rezaba el Rosario en familia bajo la dirección de mi abuelo Martín y, luego, de mi padre y se bendecía la mesa antes de cada comida. Por otra parte, esta religiosidad muy vivenciada estaba en la sociedad de mi pueblo (Gómara, en la provincia de Soria): Sonaban las campanas de la torre de la iglesia cada día para el rezo del Angelus (“tocar al mediodía”) y por la noche (“toque de oración”). Lo mismo que sonaban para compartir sentimientos entre la ciudadanía: ante la muerte de un vecino (“toque de clamores”) o el aviso de un peligro que exigía la colaboración ciudadana (declaración de un incendio o de cualquier otra calamidad). Estas vivencias de profunda religiosidad y de solidaridad con nuestros vecinos es un bien hereditario de mi niñez al que no quiero renunciar.
¿Cuándo y cómo suele rezar?
Quiero que la oración forme parte de mi vida de cada día. ¿En qué momento? Yo diría que en todos. Por supuesto que seguimos rezando el Rosario y bendiciendo la mesa cada día, pero creo, que al margen de formulismos, tal vez sea más importante y significativa esa oración informal que debemos mantener en cada momento. Lo último que hago cada noche al acostarme es mirar a la Catedral desde la ventana y encomendar nuestro sueño al cuidado de Jesús y de la Santísima Virgen, lo mismo por la mañana, dando gracias por el nuevo día y pidiendo su protección. Lo mismo que al pasar por la puerta de una iglesia, aun sin entrar, saludando a Jesús Sacramentado y dándole gracias por todos los beneficios recibidos. Ante cualquier problema o dificultad: “échame una mano, Señor, ayúdame….”, al comenzar un concierto, una conferencia.
¿Cómo le ayuda la música sacra a orar?
La verdad es que todos tenemos una fibra especialmente sensible ante algo y suele tener una motivación. En mi caso también arranca desde la niñez. Mi padre era sacristán-organista del pueblo en que nací. A las nueve de cada día se celebraba la Santa Misa con órgano, y los domingos a las 11 h. Yo era “monaguillo”, pero estaba más veces con mi padre en el órgano que en el altar. Con mi padre me inicié desde muy pronto en el solfeo, en el piano, en el coro parroquial y, furtivamente al principio, también en el órgano. De ahí arranca todo, con unos resultados de los que nunca daré suficientemente gracias a Dios y a cuantos me han ayudado. La música sacra es para mí una fuente inagotable de gozo (también de indignación en algunos casos concretos) y de estímulo. Para mí por ejemplo J.S. Bach, tras el análisis pormenorizado de sus obras, (sobre todo, de sus Colecciones de Corales), es un MÍSTICO, uno de tantos “santos” sin canonizar.
¿Por qué invitaría a rezar a alguien que no lo practica?
Porque la vida es muy dura en muchos momentos y además se termina. Y tiene que ser muy triste no contar con un Padre y Amigo al que pedir ayuda y que dé sentido a tantos años de esfuerzos y sacrificios. Dios es nuestro Padre, y Amigo que nos espera con los brazos abiertos.
¿Qué oración recomendaría?
También de mi niñez arranca el “Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me dejes solo ni de noche ni de día…”, como “guardaespaldas” permanente durante el día, pero creo que ya de mayores es más oportuna esa comunicación habitual del “gracias, Señor, por tus beneficios”, “échame una mano, Santísima Virgen….” de que ya hemos hablado.