Profesión solemne de sor Bernadette en el convento de las Hermanas Pobres de Santa Clara de Alcaudete

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

¡Paz y bien!

Este sábado, día 15 de febrero de 2025, Año Jubilar, ha sido un día de gracia para la comunidad de Hermanas Pobres de Santa Clara de Alcaudete. La hermana, Sor Bernadette Rasoazanany hacía su profesión solemne.

Ella nació en Madagascar, allí sintió la llamada del Señor para ser totalmente de Él. Por medio de otra religiosa se puso en contacto con esta comunidad y llegó a España el 21 de noviembre de 2016. Tras más de ocho años de formación, según nuestras leyes, por fin llegó el día de su consagración al Señor para siempre.

Amaneció un día muy bonito, algo nublado, pero de agradable temperatura para ser el mes de febrero. Todo preparado en la iglesia para la ceremonia. Esperamos la llegada de nuestro muy querido Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, que presidiría la Eucaristía, acompañado de su secretario, también muy querido, Don Francisco J. Cova Martínez. Nos saludaron muy cordialmente. Don Sebastián, con afecto paternal, preguntó a sor Bernadette si estaba nerviosa, a lo que ella respondió que no quería oír esa palabra porque no quería estarlo. Y así fue, conservando una serenidad alegre en todo momento.

Nos dirigimos a la sacristía donde esperaban los sacerdotes que concelebraron, nuestros Capellanes, D. José Antonio García Romero y D. Manuel Carmona Bueno; nuestro Confesor franciscano, P. Eugenio Martínez Majón; D. Sebastián Moreno Herrera y D. Juan Ramón Gómez López, que fueron Capellanes de la comunidad en otro tiempo; el P. André Berger Hermanito de Foucauld y el P. Joaquín Pacheco Galán, franciscano, como Maestro de ceremonias. En procesión, avanzamos hacia el altar, con la cruz guía y los ciriales, portados por familiares de la comunidad y hermanos de la Tercera Orden Franciscana de Arjona. En el altar ya estaban acomodadas nuestras hermanas mayores, a las que les costaba subir las escaleras del presbiterio.

Comenzó la celebración con mucha solemnidad, como ya hemos dicho, presidida por nuestro Obispo de Jaén. Tras las lecturas, escogidas según el ritual para estas ceremonias especiales, comenzó el diálogo en el que Don Sebastián pregunta a la hermana qué pide a Dios y a su santa Iglesia y ella responde que pide humildemente ser admitida a la Profesión Solemne.

En la homilía, el Obispo recalcó la misión contemplativa a la que Sor Bernadette era llamada, y el valor de la oración de intercesión como sostén de la Iglesia, fue desgranando el sentido de los Votos que iba a pronunciar, la exhortó a vivir siempre enamorada y fiel a su amado Esposo Jesucristo, dejándose siempre en manos del Espíritu Santo. La animó a vivir esto con alegría, como nuestra Madre Santa Clara, aunque, a veces, el mundo no entienda nuestra

entrega. Le dijo que el camino no estaría exento de cruz, que con fidelidad, humildad y alegría se uniera al Corazón de Cristo. “Querida Sor Bernardette, hoy el Señor te dice de nuevo: ‘Te desposaré conmigo en la fidelidad, y conocerás al Señor’. Esta profesión es un sí definitivo, un pacto de amor que marca tu existencia para siempre” afirmó Moneñor Chico Martínez, para continuar- “Recuerda que la fidelidad de Dios es la roca firme sobre la que se edifica tu entrega. Como hija de Santa Clara, abrazas la pobreza y la vida contemplativa como signo de esta alianza esponsal con Cristo”.

Terminada la homilía Sor Berdadette se arrodilló y Don Sebastián le fue preguntando, según el ritual, si estaba dispuesta a consagrarse a Dios y caminar por la senda de la caridad perfecta siguiendo la Regla y las Constituciones de las Hermanas Pobres de Santa Clara, respondiendo ella: “Sí, quiero” con firmeza y alegría a cada pregunta. Confirmando el Obispo su decisión con una oración.

Nos arrodillamos todos para pedir la intercesión de Dios y de Todos los Santos, con la Letanía, que el coro, (procedente de Martos y dirigido por D. Joaquín Marchal), cantaba con sus melodiosas voces, que de seguro llegaron al cielo. Sor Bernadette se postró en el suelo y dos hermanas de la comunidad la iban enterrando con pétalos blancos, para que con la ayuda divina que invocábamos pudiera nacer a una vida nueva, consagrada totalmente al Señor.

Seguidamente, nuestra Madre Abadesa, sor Angélica Adela Romero, se acercó a ella, junto con otras dos hermanas que encendiendo sus velas hicieron de testigos. Sor Bernadette arrodillada, puso sus manos en las manos de la Madre, y pronunció su Votos Solemnes con la Fórmula de nuestra Profesión. Al concluir firmó sobre el altar el documento que contenía sus palabras y que estaba escrito de su puño y letra, presentándoselo, ya firmado a nuestro Obispo. Él, en nombre de Dios todopoderoso le prometió la vida eterna si esto guardara y la bendijo, con una larga y profunda bendición. La Madre Abadesa le colocó el anillo, signo de su pertenencia total a Dios, como esposa de Cristo. La comunidad la recibió con un abrazo que expresaba nuestra acogida y amor fraterno.

Así concluía el precioso y significativo rito de la Profesión, para continuar la Misa como de costumbre. En el momento de la Consagración del pan y vino en el Cuerpo y la Sangre del Señor unos pajaritos se unieron a nuestra alabanza con sus preciosos trinos que se oían con fuerza en el profundo silencio de estos momentos. A todos nos admiró, tanto que Don Sebastián comentó que como se notaba que estábamos en una casa franciscana.

Antes de terminar la celebración, Sor Bernadette expresó con unas palabras agradecimiento, en primer lugar, a la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo; a nuestro querido Obispo, a los sacerdotes, a nosotras, sus hermanas de comunidad, a su familia que la educó en la fe y desde lejos vivían este día con gozo y a todos los presentes, especialmente a sus padrinos; pidiendo a todos sus oraciones para que su vida sea siempre una ofrenda agradable a Dios, tomando como modelo a María. También, la Madre Angélica Adela dio gracias a Dios por el regalo de su vocación, su Profesión y el poder contar con ella como hermana. Don Sebastián, de nuevo, mostró su gratitud a Dios por todo esto, volviendo a animar a sor Bernadette a la fidelidad y entrega total; agradeció afectuosamente a todos su participación y al coro sus cantos que nos ayudaron en la ceremonia. Impartió la Bendición Solemne especialmente destinada a ella y después a todos los presentes.

En alabanza de Cristo. Amén.

Comunidad de Hermanas pobres de Santa Clara de Alcaudete

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