Domund

Carta Pastoral del Obispo de Jaén, Mons. Ramón del Hoyo López, para el domingo 18 de octubre.

Queridos fieles diocesanos:

1. La Jornada Mundial de las misiones es un acontecimiento siempre en la vida de la Iglesia. Los cristianos acostumbramos a llamar a este mes de octubre como mes de las Misiones y mes del Rosario.

Este año será el día 18. Lleva por lema: MISIONEROS DE LA MISERICORDIA, en relación con la Bula del Papa Francisco, «Misericordiae vultus», en que nos convoca al próximo Año Santo de la Misericordia.

Ciertamente, los misioneros y misioneras, son instrumentos de Dios y canales de la misericordia divina. A través de de ellos, el Señor hace llegar la Buena Noticia del Evangelio, la caricia de la misericordia divina, a quienes aún no la conocen ni la han experimentado.

2. Quizá nunca como hoy la tarea confiada a la Iglesia por su Fundador: «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos» (Mt. 29,19) ha asumido tanta amplitud y urgencia. Más que nunca la Iglesia debe hacer suyas las palabras del apóstol Pablo: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Cor 9, 16).

Esta jornada siempre es ocasión propicia para reavivar nuestras conciencias y recordar a todos los fieles que estamos implicados en este deber. Toda la Iglesia es misionera y, la obra de la evangelización deber fundamental de todo el Pueblo de Dios» (cf. Concilio Vaticano II, Decreto Ad Gentes, 25). A cada discípulo de Cristo le corresponde la tarea, leemos en otro documento conciliar, de difundir la fe (cf. Lumen Gentium, 17).

En el cincuentenario de la clausura de este Concilio sería muy oportuno acercarnos a sus enseñanzas, siempre de actualidad, y más de una vez, desconocidas o casi olvidadas.

3. El Mensaje del Santo Padre Francisco para esta Jornada misionera, en el contexto del Año de la Vida consagrada, se centra de forma especial, en el alcance que debe tener la misión hoy para los consagrados.

La dimensión misionera, escribe, «es intrínseca a toda forma de vida consagrada», y su descuido, «dejaría un vacío que desfiguraría su carisma».

Si los destinatarios privilegiados del anuncio evangélico son «los pobres, los pequeños, los enfermos y olvidados, aquellos que no tienen cómo pagarte» (cf. Lc 14, 13-14), las personas que abrazan el voto de pobreza deben, en su seguimiento a Cristo, identificarse con estos destinatarios y «convertirse en hermanos y hermanas de los últimos».

4. Destaca también el Papa, en su Mensaje, la colaboración y presencia de fieles laicos en el servicio a la misión. Indica que es necesario «que los misioneros consagrados se abran cada vez con mayor valentía a aquellos que están dispuestos a colaborar con ellos, aunque sea por un tiempo limitado, para una experiencia sobre el terreno» ¡Qué importante es este apoyo y acogida! Estas experiencias son semillero de nuevas vocaciones para la misión «ad gentes».

También desde aquí podemos desarrollar nuestros compromisos misioneros en comunión con toda la Iglesia. Cualquier actividad de información, formación y cooperación organizada a favor de las misiones y de los misioneros, sobre todo nuestra oración, promueve una corriente solidaria y de apoyo en su favor. En ella incluimos también nuestra colaboración económica a favor de sus muchas necesidades materiales atendidas, desde las Obras Misionales Pontificias, con plena garantía en su distribución. Respondamos a esta llamada con generosidad, modelando nuestro corazón misericordioso.

Con mi saludo en el Señor

+ Ramón del Hoyo López

Obispo de Jaén

Contenido relacionado

Enlaces de interés