El pasado lunes, 22 de febrero, se celebraba Jubileo de la Curia Diocesana y el Cabildo de la Catedral.
La celebración comenzaba a las 13 horas en la iglesia del Sagrario con la lectura del Evangelio y un fragmento de la Bula del Papa Francisco, con la que convocaba el Año de la Misericordia.
A continuación, los sacerdotes y los trabajadores de la Curia, encabezados por el Sr. Obispo, D. Ramón del Hoyo López, recorrieron en procesión la lonja de la Catedral hasta la Puerta de la Misericordia, para celebrar, así, la Eucaristía.
«Acudimos en esta jornada el Excmo. Cabildo catedralicio y Curia diocesana a celebrar en esta Catedral el Jubileo extraordinario de la Misericordia. Es la fiesta de la Cátedra del Apóstol Pedro y caminamos en el tiempo cuaresmal de este Año de gracia. Sabemos que la misericordia no es un sentimiento pasajero, de unos instantes o momentos, ni sólo de este año jubilar. Se trata, por el contrario, de un sentimiento continuado, de quien sigue a Jesucristo que nos dijo: «Sed misericordiosos como vuestro Padre» (Mt 5,48; Lc 6,36). La misericordia es, por tanto, una actitud capaz de guiar nuestros pasos, inspirar nuestros comportamientos e iluminar nuestras decisiones. Desde la misericordia contemplada en Cristo, verdadero rostro misericordioso de Dios, podemos intuir la pequeñez de nuestros actos en todo el conjunto del plan de salvación de Dios, del que somos colaboradores llamados a su viña», aseguraba el Sr. Obispo durante su homilía.
«Hoy venimos a este primer templo diocesano y puerta de misericordia a solicitar del Dios Padre de las misericordias la Indulgencia jubilar. Mediante ella Dios nos concede una gracia muy especial para que desaparezcan de nuestro interior las huellas negativas y cicatrices que han dejado nuestros pecados, aunque estén ya perdonados, como son la inclinación de nuestros comportamientos y sentimientos hacia nuestro personal «endiosamiento» y «egoísmos». Venimos a solicitar esta Indulgencia extraordinaria para que su gracia conduzca nuestros pasos y nos ayude a obrar con caridad y a crecer en el amor».
«El amor al Papa es señal de nuestro amor a Cristo. La fiesta de hoy y este jubileo nos ofrecen la oportunidad de manifestar nuestra filial adhesión a las enseñanzas del Santo Padre y a su Magisterio, amor y veneración que ponemos de manifiesto en las Peticiones, y el Padrenuestro que elevamos ante el Señor, por su persona e intenciones, durante la celebración de esta Eucaristía. Que nuestra Madre de la Misericordia, interceda ante el Señor por los miembros de este Cabildo, Curia diocesana y sus familias, a favor de nuestra conversión cuaresmal, y durante el presente Año Santo. Que así sea», finalizaba Monseñor del Hoyo.
La Eucaristía culminaba con la oración de la Misericordia y el canto de la Salve.