Felicitación de Navidad del Vicario General al Obispo de Jaén

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

Sr. Obispo don Sebastián, padre y pastor de esta Iglesia de Jaén:

Cuando no se ha cumplido aún un mes del inicio de su servicio episcopal en esta Iglesia particular, nos reunimos una representación de la Diócesis para llevar a cabo algo que es mucho más que una simple costumbre social.Esta mañana hemos venido sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos, junto también con nuestro obispo emérito don Amadeo, para expresarle nuestros mejores deseos con motivo de la ya cercana fiesta del nacimiento del Señor, y como Pueblo de Dios alrededor de su obispo, pedirle a Dios, fuente y origen de todo don y de toda gracia, que le asista con la fuerza del Espíritu en el próximo año 2022, para que Vd. sea eficaz instrumento de su gracia en el servicio que acaba de iniciar en esta Iglesia particular como garante de la fe y principio de la unidad de todos los creyentes. Todo ello, claro está, si las sucesivas variantes de la Covid 19 lo permiten, aunque, como ha quedado demostrado suficientemente, frente a los retos y adversidades de la historia, la creatividad pastoral sabe buscar caminos nuevos para llevar adelante su misión evangelizadora, que constituye el gozo y la esencia íntima de la Iglesia, como afirmaba San Pablo VI.

La Navidad es un tiempo especial. Es tiempo de sueños, como los del bueno de San José, a quien hemos podido recordar en el año dedicado a él, que se clausuró el pasado 8 de diciembre. Es tiempo también de magia, como tanto se repite ahora. Pero no de magia negra o de la engañosa magia coloreada del papel cuché que envuelve los regalos, sin conseguir por ello en demasiadas ocasiones ocultar el descarado interés comercial que empaña la íntima esencial del verdadero sentido que tienen estas fiestas. Esa magia a la que me refiero es la blanca y deslumbrante ansia por conocer la verdad, que llevó a los sabios de Oriente -los conocidos Reyes Magos- a seguir una estrella, que los guio hasta el portal, donde encontraron al Niño Jesús con su Madre, y lo adoraron, reconociéndolo con sus dones como Dios, como Rey y como hombre encarnado, nacido del seno purísimo de María.

Estos días, de manera visual contemplando el belén, y también leyendo el relato evangélico de San Mateo, volveremos a rememorar la travesía existencial de los magos de Oriente, que buscaban al rey de los judíos que, según habían tenido noticia, había nacido y querían adorarlo, como ellos mismos confiesan cuando llegan a Jerusalén. Conocemos de sobra este episodio evangélico: las argucias falaces de Herodes para saber dónde estaba el Niño Rey recién nacido y poder así eliminar al que consideraba un peligroso contrincante, y el encuentro de los Magos con Jesús antes de volver a su tierra. Comentando este último pasaje del evangelio de San Mateo, un padre de la Iglesia, Cromacio de Aquileya, escribió: Entretanto los magos llegan al lugar conducidos por la estrella y conocen al creador del cielo que el signo celeste les muestra. No buscaron la guía de un hombre, porque habían recibido del cielo la guía de la estrella. Pero tampoco podían errar porque buscaban el camino verdadero: Cristo Señor (Comentario a San Mateo, 4,4).

Podemos hacer una comparación entre la sucesión apostólica que hemos vivido como Iglesia particular hace menos de un mes, y el comentario de Cromacio de Aquileya. La Iglesia de Jaén, querido don Sebastián, es un pueblo en camino que buscar encontrarse más íntimamente con Cristo, ese Jesús cuya fisonomía de amor misericordioso contempla en el Santo Rostro. No hacemos el camino solos. Nos guía siempre el pastor que el Señor, a través de la Iglesia, por medio del Papa, pone al frente de esta comunidad diocesana, y que hace presente con su ministerio apostólico el cuidado premuroso y atento del único y buen pastor, Jesucristo. Ayer Amadeo, hoy Sebastián, pero siempre, desde hace muchos siglos y ojalá hasta el final de los tiempos en esta Iglesia, Jesucristo. Por eso, usted, querido don Sebastián, es ahora la estrella que guía el camino de estos bautizados que son pueblo santo de Dios entre olivares, y que quieren encontrarse con Jesús para adorarlo, reconociéndolo como el sentido último y pleno de sus vidas. Como decía Cromacio de Aquileya de la estrella de los magos, y podemos aplicarle a Vd., su ministerio episcopal, recién estrenado en Jaén, deseamos que nos conduzca hasta Cristo y nos muestre al creador del cielo. En Vd., como decía también el citado padre de la Iglesia, no buscamos simplemente un hombre, por muy adornado de todas las virtudes y cualidades sobresalientes que estuviese. Buscamos al guía del cielo que, como la estrella, conduzca nuestros pasos hacia Jesús.

Somos, don Sebastián, una Iglesia en camino. Como es la Iglesia, toda ella: una comunidad que camina hacia el Reino. Una Iglesia estática e inmovilista no sería fiel a su naturaleza más íntima, que es hacer camino juntos. Por eso, somos, y más ahora, una Iglesia sinodal. Al hablar de los Magos, San Mateo hace referencia al camino, unas veces de manera implícita y otras explícitamente: desde Oriente se pusieron en camino, dejaron Jerusalén y se pusieron en camino para encontrar a Jesús, y luego, burlando a Herodes, volvieron a su tierra por otro camino. Sabemos que nuestro camino no es errado ni errático, ya que, como decía Cromacio de Aquileya de los Magos, no podemos errar porque buscamos el camino verdadero, que es Cristo el Señor.

Queremos hacer ese camino juntos, querido don Sebastián, siguiendo esa estrella que es el ministerio apostólico, que hoy encarna Vd. Hacer ese camino en comunión sinodal, afrontando los desafíos que la historia nos plantea, aunque eso signifique en ocasiones tomar caminos nuevos, diversos, como el que se vieron obligados a seguir los Magos para volver a su tierra.Pero siempre con la confianza de saber que la luz de la estrella nos guía con seguridad hacia aquel que es la Luz del mundo, el Niño nacido en Belén, aquel que disipa las tinieblas de nuestro corazón y nos hace caminar desde el bautismo como hijos de la luz.

No quisiera alargarme más. En nombre de toda la Diócesis, que es una comunidad en camino, este año le felicitan la Navidad a su nuevo obispo, a Vd. don Sebastián, dos miembros del Equipo Diocesano del Sínodo, José Ibáñez Muñoz y María Daniela de Juano Capovilla.

Suya es ya la palabra.

Francisco Juan Martínez Rojas
Vicario General de la Diócesis de Jaén

 

 

 

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