Pablo Moreno, director de «Poveda», nos descubre algunas de las claves para entender su película y, sobre todo, la figura de San Pedro Poveda. Su cine comprometido y honesto nos presenta a un Poveda universal, innovador y actual, para quien Guadix marca el comienzo de una historia de entrega, rica en valores humanos y espirituales.
Guadix va a ser uno de los personajes importantes de la trama en la película «Poveda», que está dirigiendo Pablo Moreno y que podremos ver proyectada a finales de año. Así lo ha manifestado el propio director, que se desplazó hasta la ciudad accitana con todo su equipo para grabar escenas de la película en el barrio de las Cuevas, a pocos metros de la cueva del Padre Poveda y de la iglesia de la Virgen de Gracia. Ha sido durante la última semana del mes de mayo cuando se han grabado las escenas que transcurren en la ciudad accitana. Son el comienzo de la historia de San Pedro Poveda, que llegó a los altares en 2003, pero cuyo camino de santidad comenzó a fraguarse en Guadix, en torno al barrio de las Cuevas, tan desfavorecido que nadie se ocupaba de él. Y Pedro Poveda comenzó su revolución enseñando a aquellos niños gitanos, llevando algo del progreso de la época, al tiempo que les transmitía la alegría del Evangelio y la gracia de la fe. A los niños y también a las niñas, que, al final, esta sería la gran apuesta de Poveda: la promoción de la mujer.
El joven director Pablo Moreno, que dirigió en 2013 la galardonada película «Un Dios prohibido», está llevando a la gran pantalla la vida de San Pedro Poveda. Se trata de un proyecto ambicioso, que supone un gran reto, precisamente porque es su primer trabajo después del éxito que supuso «Un Dios prohibido» y del que se espera que esté a la altura e, incluso, que la supere. La verdad es que la historia de Poveda se presta para ser llevada al cine, tanto por su intensidad, como por su carácter innovador y por su transcendencia, pues su obra llega hasta hoy día y alcanza nada menos que a cuatro continentes. En su vida hay un origen humilde, una vocación rompedora en el barrio de las Cuevas, un compromiso impertérrito, una historia de superación y de innovación, una apuesta por la persona y su desarrollo, una fe fuerte que lo sostiene todo, la fundación de un proyecto nuevo -la Institución Teresiana-, una opción por la mujer y por darle el lugar que le corresponde,…. Pero también hay una historia dramática, sobre todo al final, cuando le asesinaron frente a las paredes del cementerio de la Almudena, de Madrid, en la Guerra Civil, víctima de la persecución religiosa.
Un feminista moderno
Preguntado sobre Pedro Poveda, el director Pablo Moreno destaca «su humildad, su capacidad y su visión, que le lleva primero a meterse en el tema espinoso de la educación, como un gran pedagogo y reformador del sistema educativo. Además es un feminista moderno, que le da a la mujer el lugar que le corresponde en la sociedad, igualitario, a través de las academias y de todos los sistemas que Poveda monta en favor de la promoción de la mujer. Y todo esto, junto con la vertiente caritativa, es lo que permite ver en Poveda una figura enorme, con una capacidad asombrosa».
También destaca Pablo Moreno que Poveda fue un visionario: «lo que ahora nos parece tan normal, como el tema del diálogo y la conciliación, o la consideración igualitaria de la mujer, entonces, hace cien años, no lo era tanto». Poveda fue un gran conciliador, un hombre dialogante, un feminista y todo esto hace que su vida tenga una gran actualidad, vino a decir el director de la película, que justificaba así su proyecto.
Un cine comprometido
«Hacemos un cine comprometido y buscamos, sobre todo, hacer películas que sean honestas y que transmitan una verdad», así define Pablo Moreno su cine. Le había preguntado si su cine podía catalogarse de religioso, y no lo esconde: «es mi vocación y la vocación de mi empresa», responde. «El tema de los valores humanos, de los valores cristianos y los valores espirituales es un tema trasversal en mi cine y todas las historias que contengan esos elementos van a ser unas películas susceptibles de que puedan ser realizadas. La de Pedro Poveda contiene todos estos elementos», dijo.
Aunque es un director joven, ya son varios los proyectos que ha culminado. Fundó su productora Contracorriente Producciones en 2006 y, desde entonces, además de cortos, ha dirigido «Talita kum» (2007), «Pablo de Tarso, el último viaje (2009), «Alba» (2011) y «Un Dios prohibido» (2013). Una gran película cada dos años. La siguiente en esta lista será «Poveda», que saldrá a finales de 2015 o comienzos de 2016, ya se verá.
En toda su filmografía, el hecho religioso y el mundo de los valores está muy presente. No se sabe si es un cine que aprovecha el acontecimiento religioso para hablar hoy de valores, o si utiliza historias con valores para hacer presente el hecho religioso. Da igual, como dice, su cine es comprometido, honesto, de valores… un cine arriesgado, al estilo del compromiso y la audacia de San Pedro Poveda.
Guadix
No sé si será casualidad –no se lo pregunté cuando le hice la entrevista-, pero la grabación de exteriores de la película Poveda ha terminado precisamente donde todo comenzó: en la ciudad de Guadix, más concretamente en el barrio de las Cuevas. Allí comenzó una historia de compromiso, de promoción humana, de anuncio del Evangelio, que se proyecta en medio mundo a través de la Institución Teresiana, fundada por Poveda, y de otras obras que han surgido al calor de su testimonio.
Los exteriores que se han utilizado fueron pisados por San Pedro Poveda. Las cuevas donde se han grabado las escenas están a pocos metros del lugar donde Poveda comenzó su labor con los gitanos de ese barrio. El polvo de la tierra arcillosa es el mismo, aunque sus habitantes han mejorado mucho.
La labor de San Pedro Poveda en Guadix es evidente. Desde entonces, no han faltado ni el centro educativo ni los proyectos de promoción, que han mantenido tanto los miembros de la Institución Teresiana como las parroquias de Gracia y Fátima. La Institución Teresiana continúa su tarea de educación en el barrio de las Cuevas y, junto con la parroquia, además de anunciar el Evangelio, se las ingenian para promocionar el barrio y sus gentes. No es una tarea fácil, pero no desisten en el empeño.
Después de 100 años, las referencias al Padre Poveda en el barrio de las Cuevas son permanentes. A cada vuelta de cueva -porque en aquel terreno ondulado no hay esquinas-, aparece siempre algún espacio en el que se palpa la labor del Padre Poveda y la semilla que sembró. Como me decía el director Pablo Moreno, cuando le preguntaba por qué aceptó realizar este proyecto, la figura de Poveda es actual y su historia se proyecta hasta el presente. En el barrio de las Cuevas y en muchos lugares del planeta, esto se puede ver.
Una dramedia
«El cine religioso, como tal, no existe», así de tajante se pronunciaba Pablo Moreno. Vino a decir que lo que sí está definido son los géneros (drama, acción, comedia….) y es en esos géneros en los que aparecen los conceptos religiosos y espirituales, pero de una manera trasversal. No porque salga un sacerdote en la película puede catalogarse de religiosa.
En su cine comprometido, «todas las historias que contengan algo que aliente o anime el espíritu son bien recibidas». Y la de Poveda lo es. La película que está dirigiendo es «un drama con visos de comedia… una dramedia se podría decir», en la que los valores espirituales y religiosos aparecen de manera trasversal, no solo en la historia que narra, vino a comentar.
Además, en su película se presentan unos valores universales. «Independientemente del credo que posea cada uno, los valores religiosos y espirituales siempre son universales», dijo Moreno al final de la entrevista; «por eso, estamos intentando hacer una película que llegue a creyentes y no creyentes». Una película, la de «Poveda», que entra ya en la fase de montaje y que veremos a finales de año en las pantallas. Y una película de la que escuché decir a Pablo Moreno, su director, que es «una gran película». Ya la estamos esperando con ansiedad.
Antonio Gómez