Jornada de puertas abiertas en la Formación Permanente del clero con la llegada de los restos del beato Andrés Molina a Ogíjares

El clero diocesano celebró ayer una jornada de Formación Permanente de puertas abiertas a la feligresía de Ogíjares que recibió, en el marco de la solemnidad de los Mártires del siglo XX, los restos del beato ogijareño Andrés Muñoz. Acompañados por nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, fueron cientos los familiares y amigos que se desplazaron hasta la parroquia de Ntra. Sra. de la Cabeza para expresar su alegría por la reciente beatificación del mártir granadino cuyos restos reposan ya en este templo local para la veneración de los fieles.

La parroquia de Ntra. Sra. de la Cabeza en Ogíjares acogió en la mañana de ayer la Formación permanente del clero diocesano de puertas abiertas, en esta ocasión para la feligresía del pueblo, que en el marco de la solemnidad de los Mártires del siglo XX, acogió los restos del mártir ogijareño Andrés Muñoz Molina, recientemente beatificado en Almería. Con la presencia de nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, la jornada comenzó con la llegada de los retos del beato al templo que fueron recibidos con alegría y devoción por el pueblo devoto de la localidad entre los que se encontraban numerosos familiares y amigos del mártir, así como las autoridades municipales.

Ya con la presencia de las reliquias de Andrés Molina en el altar, la jornada de Formación del clero dio comienzo conjuntamente también a la feligresía laica, con la ponencia del sacerdote granadino D. José Carlos Isla, titulada: “Si amas la vida y temes la muerte, este mismo temor es un constante invierno”, inspirada en los sermones de san Agustín, sobre el miedo a la muerte en la cultura occidental actual.

Posteriormente a la ponencia y antes de la preparación del clero para la celebración de la Misa, D. Manuel Reyes, delegado episcopal para la beatificación de los mártires del siglo XX en Almería, expuso una semblanza del beato en la que contextualizó su vida y vivencia sacerdotal hasta que recibiera el martirio el 16 de septiembre de 1936. Esta descripción de la vida de Andrés Molina, también contó con varios testimonios de familiares del mártir, que compartieron emocionados con todos los presentes, sus vivencias de infancia y juventud con el beato.

MISA CONMEMORATIVA Y COLOCACIÓN DE LOS RESTOS
La Misa conmemorativa por la llegada de los restos del beato Molina Muñoz a su localidad natal estuvo presidida por nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, que junto al clero diocesano y todos los presentes, alabó en su homilía este testimonio de santidad en nuestra iglesia diocesana:

“La santidad de Andrés Molina está reconocida, disfrutadlo, veneradlo, orad, suplicadle que interceda por vosotros, tenerlo todo lo cerca que podáis, nosotros presbiterios tenemos muchos motivos para apoyarnos en los mártires y poder ser testimonios del triunfo de la gracia de dios sobre todas las miserias humanas”, afirmó.

Los familiares de Andrés Molina Muñoz participaron también activamente en la Misa con la entrega de las ofrendas visiblemente emocionados y agradecidos a la Iglesia por el reconocimiento de santidad de este familiar que fecundará para siempre la vida de la comunidad parroquial.

La jornada fue clausurada con la veneración de los restos del beato por parte del clero diocesano y de la feligresía laica presente y su posterior colocación en un altar preparado para la ocasión, en el lateral de la parroquia, en el que desde ahora la iglesia local podrá venerar al beato y mártir ogijareño.

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María José Aguilar

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