Entrevista a Agustina Estrada Pérez, religiosa en Córdoba.
Con 93 años de edad, la Hermana Agustina Estrada sintió desde los siete años su vocación. A los 15 años empezó el noviciado y con 17 se consagró al Señor en la Casa Madre de Córdoba, en el año 1938. Tras ello, recorrió numerosas ciudades como La Coruña, Orleans, Francia o Villamartín de Cádiz, entre otros. En Córdoba, también vivió en el Seminario San Pelagio. Hoy, a pesar de sus limitaciones, nos cuenta lo que ha sido y sigue siendo su vida como consagrada.
Iglesia en Córdoba. – Brevemente, un recorrido de su vida
Agustina Estrada Pérez. – Desde los siete años, sentí que Jesús Nazareno me decía: «Ven conmigo» para ayudar a los pobres, ancianas, niños y niñas necesitadas. Con 13 años decidí dejar mi casa para prepararme en el colegio de formación de las Hnas. Hospitalarias de Jesús Nazareno de Córdoba. Aunque mi padre se negó a firmar el permiso para ingresar en el colegio, fue mi madre la que le convenció diciéndole: «Los hijos nos lo da Dios, si Él los pide, tenemos que dárselos». Así ingresé en el colegio y con 17 años me consagré al Señor. Comencé mi profesión en Hinojosa del Duque, donde estuve 14 años; luego en La Coruña, Francia, el Seminario Diocesano San Pelagio de Córdoba y Villamartín (Cádiz). Además en Francia coincidí con el amanecer del Concilio Vaticano II.
IEC.- ¿Cómo es su día a día ahora?
AEP.- Ahora en la comunidad de mayores, asumo contenta la misión de orar y ofrecer al Señor mis limitaciones, para colaborar con Él en el servicio a la Iglesia y la salvación del mundo.
IEC.- ¿Qué limitaciones tiene?
AEP.- Las propias de la edad, pero interiormente me siento muy joven, con ansias de seguir amando y sirviendo a los hermanos en lo que pueda, asumiendo la voluntad de Dios y ofreciéndolo todo por el bien de la Iglesia y del mundo.
IEC.- ¿Cómo ha cambiado su modo de vivir la consagración?
AEP.- Mi ardor apostólico y evangelizador creció y se ajustó a la oración contemplativa de Jesús Nazareno crucificado. La alegría y sencillez franciscana iluminó mi camino para ir pobre y desprendida por la vida. La consagración dio sentido pleno a mi vida.
IEC.- ¿Qué le pide a Dios cada día para llevar esa situación?
AEP.- Pido al Espíritu Santo que me adentre en la Trinidad para seguir hasta el fin en la vocación que me dio, contemplándole, amándole, y transmitiendo la Buena Noticia del Evangelio, como pueda.
IEC.- Un recuerdo de su vida consagrada que jamás se le olvidará…
AEP.- El día de mi consagración, porque me sentí envuelta en su gracia y amor misericordioso, además de empujada a hacer el bien a todos, especialmente a los más pobres.
IEC.- Cuando habla de su fundador, ¿cuál es el detalle de su vida que siempre cuenta?
AEP.- El de poner jazmines en la cama de las enfermas, porque veía a Cristo en ellas. Su gran fe, esperanza y caridad ardiente.
IEC.- Lo más bonito de ser consagrada es…
AEP.- Vivir en comunión íntima con Jesús, sintiendo su presencia entre las Hermanas que comparten mi vocación y mi vida.
ORDEN HERMANAS HOSPITALARIAS DE JESÚS NAZARENO, FRANCISCANAS
• Fundada por el Beato Cristóbal de Santa Catalina, en el año 1673, con la misión de servir a Dios atendiendo a los más pobres.
• En Córdoba, actualmente hay 22 miembros repartidos en dos comunidades. 15 en la comunidad de Hermanas mayores y enfermas, dedicadas a la oración; y otras 7 en la comunidad hábil, asumiendo de forma unificada la oración y el servicio apostólico a los enfermos de la Residencia de Jesús Nazareno.
• En la Diócesis hay 6 casas en Pozoblanco, Hinojosa del Duque, Castro del Río, Casa de Betania Jesús Nazareno en Córdoba y Desierto del Bañuelo.
• En total hay 50 Hermanas en la Diócesis de Córdoba.