Comunicado con motivo del Día de la mujer trabajadora

Diócesis de Córdoba
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La diócesis de Córdoba comprende la provincia de Córdoba, en la comunidad autónoma de Andalucía y es sufragánea de la archidiócesis de Sevilla.

El Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera de Córdoba publica un comunicado con motivo de esta jornada que se celebra el próximo 8 de marzo. La capacidad propulsora de una sociedad orientada hacia el bien común y proyectada hacia el futuro se mide también, y sobre todo, a partir de las perspectivas de trabajo que puede ofrecer. El alto índice de desempleo, la presencia de sistemas de instrucción obsoletos y la persistencia de dificultades para acceder a la formación y al mercado de trabajo constituyen para muchos, sobre todo jóvenes, un grave obstáculo en el camino de la realización humana y profesional. Quién está desempleado o subempleado padece las consecuencias negativas que esta condición produce en la personalidad y corre el riesgo de quedar al margen de la sociedad y de convertirse en víctima de la exclusión social. Este drama, además de los jóvenes, afecta por lo general a las mujeres y a otros sectores de la población que encuentran mayores dificultades en la ya difícil búsqueda de colocación. Con estas palabras del Catecismo de la Iglesia Católica, el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera de Córdoba, se une, junto con toda la Iglesia, a todas las personas y colectivos que trabajan por hacer posible una vida más digna para la mujer y el hombre.

En los dos últimos años se produjo un aumento de la tasa de empleo entre las mujeres españolas, no obstante se mantuvieron las dificultades de la mujer para incorporarse al trabajo, puesto que el paro femenino continuó doblando al masculino, y cuando la mujer consigue trabajo lo hace en desventaja pues suelen acceder a trabajos poco cualificados, más precarios y con peor retribución pues la brecha salarial se sitúa en el 34,7%. Sobre la mujer sigue recayendo el cuidado de la familia y las tareas domésticas. Todo ello refleja que no se ha superado la división social del trabajo, y que la mujer se ve obligada a elegir entre su vida familiar y su vida laboral y, en el mejor de los casos, a compaginar ambas realidades.

La Doctrina Social de la Iglesia reconoce que en la organización del trabajo se debe tener en cuenta la dignidad y vocación de la mujer. Se ha hecho un esfuerzo en la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, tanto en las mejoras formativas como en la aprobación de leyes que establecen medidas para que las mujeres puedan conciliar su vida laboral y familiar. Pero todavía queda un largo camino que recorrer.

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