Nuestra opción fundamental es Jesucristo

Reflexión del Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, para el III Domingo de Tiempo Ordinario.

La pedagogía de la liturgia es interesante, porque nos introduce en la dramática aventura de seguir a Cristo, pero con la sabiduría de Dios. El domingo anterior pudimos ver los primeros pasos: presentación de Jesús, encuentro con Él y el seguimiento. Tres momentos esenciales en la vida del que comienza en esta aventura de la fe. En el Evangelio de este domingo se continúa el proceso de seguimiento y presenta a Jesucristo que inicia la predicación de la cercanía del Reino de Dios con una fuerte llamada a la conversión y una adhesión al mensaje. Otro paso más, una exigencia que no es dolorosa, pero sí es muy seria para el que se ha puesto en camino. Para que se vea que tiene sentido, se ha recurrido, en la primera lectura, a lo que han hecho los profetas desde antiguo y nos sitúa en la predicación de Jonás en Nínive, una llamada a la conversión, que significa abandonar las obras del pecado, despegarse de las cosas de este mundo y mantener un trato asiduo con el Señor, sin distracciones. Esto mismo será lo que explica San Pablo.

La llamada de los discípulos es significativa, pero comprobaremos que eso es obra de Dios. Jesús se ha comprometido en esta tarea y va abriendo puertas, no anuncia catástrofes, sino que nos libera de ellas, acercándonos a donde está la vida y la salvación, en la voluntad de Dios. Jesús sigue pasando hoy y nos sigue invitando a ir con Él, pero exigiendo las debidas condiciones de totalidad, es decir, con una vida más religiosa, de mayor austeridad; con valentía para la renuncia a todo lo inútil, a los pesos muertos que arrastramos; con la decisión de ir transformando nuestro corazón, según su corazón misericordioso y hacernos mejores. La respuesta de los discípulos fue ejemplar: inmediatamente lo dejaron todo y le siguieron. Este es un punto para pensarlo todos, el texto dice que lo hicieron «inmediatamente». Hay una poderosa razón, porque se habían fiado del Señor. ¿Qué nos pasa a nosotros que no respondemos, si el que nos habla es el mismo? ¿Cómo es posible esto siendo la misma palabra que oyeron ellos? ¿No será que nuestra libertad está aún encadenada y arrastramos demasiadas cosas?

«Inmediatamente» es la palabra clave, aunque eso cuesta; cuesta renunciar, dejar cosas atrás, desprendernos de todo el equipaje para el camino, sin embargo, Jesús les pidió a los llamados dejar la barca, las redes, al padre, al mundo… lo más fuerte que pide es que sepamos desprendernos hasta de nosotros mismos. La renuncia es a todo para seguirle a Él, para seguirle por su camino, para seguir a Jesús en el amor, para hacer el bien; seguirle para poder escucharle mejor, en la intimidad del silencio exterior, sin que nada nos impida oír su voz.

La llamada a la conversión personal no ha dejado de resonar, porque nace del mismo Evangelio y hoy la vuelve a repetir. Seguro que nos ayudará la sabiduría de la respuesta que la Madre Teresa de Calcuta dijo a un periodista que le preguntó: «En su opinión, hermana, ¿qué habría que cambiar en la Iglesia?» Y ella le respondió: «¡Usted y yo, querido señor!». Por aquí va la conversión.

+ José Manuel Lorca Planes

Obispo de Cartagena

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