Jesucristo ha rescatado de la muerte dos vidas

Escrito del Obispo de Cartagena para el X Domingo del Tiempo Ordinario.

La narración evangélica es singular, pero con una carga teológica muy grande. Pasa por una población y ve que llevan a enterrar a un jovencito, hijo de una viuda. ¿Se trata de una escena sólo de dolor? No, se trata de una tragedia, porque lo que estaba sucediendo era que llevaban a enterrar a dos, al joven difunto y a su madre viuda, que ya estaba sentenciada a morir, porque se había quedado sin apoyo, sin protección y sin vida. Contemplando esta escena te quedas admirado por la actitud de Jesús y la grandeza de su ser; lo primero que llama la atención es la ternura de Nuestro Señor. El evangelista ha recogido hasta los más pequeños detalles del momento cuando dice que a Jesús le dio lástima y que se paró, que no pasó de largo. Este gesto del Señor nos dice que cumplió como buen israelita, pero tiene otro significado mayor, el de la iniciativa divina, porque se adelanta a decirle primero a la afligida madre: “No llores”, y a continuación se dirige al joven muerto: “¡Levántate!” El consuelo y la vida en sólo dos palabras. Le habla a un muerto y le obedece, ¿no creéis que fue suficiente esto para que los presentes creyeran en su divinidad? Lo que sorprendió a todos fue comprobar que al Señor con sólo una palabra le bastó para devolver la vida. Con este gesto les confirmó que tiene poder sobre la muerte y que a uno que hace estos signos hay que escucharle sus palabras. ¡Misterio de fe!

He aquí un ejemplo del tipo de amor que nos ha enseñado en tantas ocasiones, el que cumplió el buen samaritano, un amor de compromiso, de entrega total y de presencia. El Señor sigue hoy ofreciéndonos signos de lo importantes que somos para Él, que no somos seres para la muerte, sino para la vida, por eso sigue saliendo a los cruces de todos los caminos del mundo, para demostrarnos que cuando le seguimos no nos equivocamos, porque nos ofrece la vida eterna como regalo, por los méritos de su Pasión y Cruz. El mensaje de este Evangelio es de esperanza, de alegrías rebosadas, porque nos habla del que ha vencido a la muerte: Jesucristo. Él tiene poder sobre lo que se creía que nadie podría vencer y ya veis con qué facilidad, con qué serenidad actúa. Nuestro Señor es poderoso en obras y palabras y la gente le aclamaba como un gran Profeta. Por medio de este signo comprendieron cual era el papel del profeta, no el de prever el futuro, sino el de ser guía del pueblo, el guía que les iba a indicar el camino para ir a Dios. Por medio de estos hechos entenderán más adelante sus palabras cuando les diga: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6).

La reacción de la gente fue de admiración y le daban gloria a Dios. La iniciativa fue de Jesús, nadie le había pedido nada, todo fue fruto de la compasión, de la ternura y de la misericordia de Dios. Hizo un gran milagro saltándose todas las reglas por amor, porque es infinito el corazón de Dios.

Que no pase de este domingo, pero creo que puede ser una ocasión propicia para proponerte que le des gloria a Dios por tantas veces que te ha rescatado de la muerte y te ha dado nuevas oportunidades de vida. Basta con escuchar su Palabra.

+ José Manuel Lorca Planes
Obispo de Cartagena

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