La familia cristiana, escuela de oración

Carta del Obispo de Cádiz con motivo del XVI Encuentro Diocesano de Oración. Mis queridos diocesanos:

Un año más recibimos el regalo de Dios de poder celebrar un nuevo Encuentro de todos los Grupos de Oración a fin de orar juntos los grupos de oración parroquiales, los distintos movimientos eclesiales relacionados con la misión de enseñar a orar, y todos aquellos fieles cristianos que ha descubierto en su vida la importancia de la oración. Ayudando a llevar a cabo la promoción de la familia y su evangelización, según nuestro programa diocesano, el Encuentro será también este año en torno a la familia: orar en familia, orar por todas las familias; orar por nuestra Diócesis, como gran familia; orar en especial por las familias más desfavorecidas y necesitadas.

1. La familia, primera escuela de oración

Este año el Encuentro lleva como lema «La familia, primera escuela de oración». Así nos lo viene a afirmar el mismo Catecismo de la Iglesia: «La familia cristiana es el primer ámbito para la educación en la oración» (CEC 2685). Hay una gran responsabilidad en los padres cristianos de enseñar a orar a sus hijos, pues ellos son los primeros “maestros de oración” que han de descubrirles el misterio de Dios y el diálogo personal con Él.

Es lo que el Cardenal Carlo Mª Martini nos recordaba:

«Las familias, primeras educadoras de oración, deben redescubrir de forma absoluta ésta su función y han de ser ayudadas a convertirse en verdadero lugar de oración.

La familia es lugar de intereses afectivos, de relaciones personales profundas: puede y debe ser, por tanto, un ámbito privilegiado para reconstruir el tejido antropológico previo, propicio a la oración». (C. Mª MARTINI, Al alba te buscaré, Verbo Divino, Estella (Navarra) 1991, 36.

Enseñar a orar a los hijos no es imponerle unas prácticas de rezos o gestos rituales (santiguarse, inclinar la cabeza, etc.), es hacerles descubrir la necesidad de relación con Dios y despertarles la sed de Dios, la búsqueda de la transcendencia.

Juan Pablo II nos venía a decir que la oración es la fuerza de Dios en la familia: «La oración refuerza la soledad y la cohesión espiritual de la familia, ayudando a que ella participe de la “fuerza” de Dios» (Carta a las familias, 4). Quizás necesitemos que todas las familias de nuestra Diócesis hagan experiencia esta realidad para que puedan recoger abundantes frutos. Hoy se necesita convencimiento y testimonio, sin oración difícilmente podamos transmitir algo de Dios.

2. Buscad caminos para alentar la oración en la familia

Se puede constatar que en muchas familias si no se ha perdido la vida de oración, sí se ha perdido la «oración en familia». Hoy que se produce tantas rupturas familiares, la oración es un magnífico medio para que la familia se mantenga unida. Es por lo que veo necesario que cada familia descubra como experiencia que «la familia que ora unida, se mantiene unida».

Si el matrimonio cristiano ora unido e incorpora a sus hijos a esa oración podrá experimentar los grandes beneficios de la «oración familiar».

Cada familia debe buscar su propio camino de oración. Algunas familias se reúnen para orar la Liturgia de las Horas; otras oran con oraciones ya aprendidas y dedican un espacio de diálogo con Dios para desahogar el corazón, pedirle y darle gracias; otras leen y meditan algún salmo; otras oran con el Evangelio del día; otras oran la misma vida; otras se reúnen para rezar el rosario.

Son muchos los caminos de una «oración familiar», cada familia debe buscar su momento y su método de oración.

3. El rosario, un buen método para orar en familia

Quiero aportar como buen método «el rosario en familia». Un rosario meditado, con espacios de silencio, con peticiones espontáneas y acción de gracias, donde haya lugar para contemplar los misterios.

La aportación de Pablo VI invitando a la familia a rezar el rosario la retoma Juan Pablo II que lo recomienda insistentemente como oración de la familia y para la familia.

Pablo VI en su Exhortación apostólica Marialis Cultus nº 54, decía:

«Después de la celebración de la Liturgia de las Horas –cumbre a la que puede llegar la oración doméstica-, no cabe duda de que el Rosario a la Santísima Virgen debe ser considerado como una de las excelentes y eficaces oraciones comunes que la familia cristiana está invitada a rezar. Nos queremos pensar y deseamos vivamente que cuando un encuentro familiar se convierta en tiempo de oración, el Rosario sea su expresión frecuente y preferida».

Estas últimas palabras son recogidas por Juan Pablo II en su Exhortación apostólica Familiaris Consortio.  Pero donde más desarrolla esta invitación es en la Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae.  En ella insiste en la importancia de orar en familia y por la familia, utilizando todavía este método: «Pido, por tanto, a cuantos se dedican a la pastoral de las familias que recomienden con convicción el rezo del Rosario»,  convencido de que favorece la comunión familiar y reproduce un poco el clima del Hogar de Nazaret. No solamente lo ha de rezar el matrimonio, sino en familia haciéndoles participar a los hijos, rezando por ellos y con ellos. El rosario es una ayuda espiritual si se reza con esmero, creatividad y entusiasmo.

4. Haced que vuestra familia forme parte de la gran familia, la comunidad parroquial

Cuando la familia se hace orante y esto lo comparte en la comunidad parroquial donde vive y celebra su fe, esto hace de nuestra Iglesia una Iglesia más orante y por tanto más comprometida, pues no existe una verdadera oración que no nos lleve a un mayor compromiso de vida.

Vamos dando pasos y ya en la mayoría de las comunidades hay grupos de oración comunitaria a la que se puede unir la familia. Entonces la oración adquiere la belleza de las distintas generaciones. Niños, adolescentes, jóvenes, adultos y mayores se unen para orar por esa comunidad, por la Iglesia y por el mundo.

5. No os canséis de orar

En toda la Iglesia resuenan las palabras de Jesús dirigidas a sus discípulos: «Orad siempre, sin desfallecer» (Lc 18,1). La oración pertenece a la esencia de la Iglesia. La Iglesia no puede vivir sin oración, es por lo que la primera iglesia, la familia como Iglesia doméstica, no puede abandonar la oración, al contrario ha de reforzar su vida interior.

6. Participad en este jubiloso Encuentro

Es por lo que os animo a que participéis en este gozoso Encuentro, que va creciendo en número de personas año tras año. Tendrá lugar en el Colegio Salesiano de Campano (Chiclana), el día 17 de Febrero, domingo. Es una buena manera de profundizar y animar nuestra vida de oración en el tiempo de Cuaresma.

Que Santa María, Maestra de oración, nos ayude en este camino que hacemos juntos.

Reza por vosotros, os quiere y bendice,

+Antonio C
eballos Atienza

  Obispo de Cádiz y Ceuta

Cádiz, 23 de enero de 2008

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