El próximo 7 de junio, a las 21.00 horas, el Seminario Conciliar San Bartolomé abrirá de nuevo sus puertas para acoger su ya tradicional cena benéfica, que este año celebra su décimo aniversario. La cita, que tendrá lugar en el propio Seminario, ubicado en la calle Compañía 19 de Cádiz, se ha convertido en una de las actividades más significativas de la diócesis en apoyo a las vocaciones sacerdotales.
La finalidad de esta cena no es solo la recaudación de fondos para el sostenimiento del Seminario Diocesano, sino también fomentar la sensibilización del pueblo cristiano hacia la oración por las vocaciones. Se trata de una ocasión especial para estrechar lazos con la comunidad diocesana y mostrar gratitud hacia quienes, con generosidad, sostienen este pilar fundamental de la vida eclesial.
“El Seminario es totalmente deficitario”, ha recordado el rector, P. Ricardo Jiménez. “Los ingresos actuales no alcanzan ni un tercio de los gastos totales. A pesar del esfuerzo de la diócesis, los recursos disponibles apenas permiten llevar a cabo las mejoras y mantenimientos necesarios”. Por ello, destaca la importancia de iniciativas como esta, organizadas gracias a la implicación de la Red de Amigos del Seminario y de numerosos fieles que colaboran de manera activa.
La Red de Amigos del Seminario, que ya cuenta con más de quinientos miembros, es una comunidad viva que se compromete a orar especialmente por las vocaciones al sacerdocio. En palabras del rector, “es emocionante ver cómo tantos laicos, sacerdotes y familias se unen en una misma intención: pedir al dueño de la mies que envíe obreros a su mies”.
El evento también permite colaborar a quienes no puedan asistir presencialmente, mediante la opción del «Cubierto 0», con un donativo de 50 euros. Las aportaciones pueden realizarse a través de BIZUM (07254) o mediante transferencia bancaria al número de cuenta ES60 0237 0210 3091 6780 0401.
Desde la organización se espera una velada entrañable, cuidada con esmero por un equipo de voluntarios, en la que no solo se compartirá la mesa, sino también el espíritu de comunión y esperanza en el futuro de la Iglesia diocesana.