D. Juan del Río se despide de la Diócesis de Asidonia – Jerez tras casi nueve años de fecundo episcopado. Unas palabras de agradecimiento en nombre de todas las instancias de la Diócesis a cargo de D. Ángel Romero Castellanos, Vicario Judicial, así como la entrega a D. Juan del Río Martín de una pintura que, en formato de tríptico, ofrece la portada de la Casa de la Iglesia y sus patios ha puesto colofón, esta noche, a la celebración de la Eucaristía con la que el pastor se ha despedido de Asidonia-Jerez tras casi nueve años de episcopado.
Del Río, quien ha contado en la concelebración con D. Antonio Ceballos Atienza, Obispo de Cádiz-Ceuta, se ha visto, también, acompañado en el presbiterio de la Santa Iglesia Catedral, repleta de fieles, por los miembros de su Curia y los sacerdotes diocesanos que han vertebrado su pastoreo en las parroquias y su gobierno por medio de las distintas responsabilidades diocesanas delegadas. Tampoco han faltado numerosos religiosos y religiosas.
La homilía del actual Arzobispo Castrense, a la finalización de su administración apostólica en Asidonia-Jerez, le ha llevado a confesar, con el salmista, que "el Señor ha sido bueno conmigo y me concedió una heredad hermosa, que sois cada uno de vosotros: hermanos sacerdotes, diáconos, misioneros, religiosos, religiosas, padres de familia, educadores cristianos y fieles en general esparcidos por la geografía diocesana, desde la Sierra a la Costa pasando por La Campiña".
"Jerez será como un tatuaje en mi corazón" ha señalado antes de "partir el pan de la Palabra" con sus reflexiones tras el Evangelio de este día de la Ascensión del Señor: "Éste es también mi último deseo para toda la Diócesis: enamoraos apasionadamente de Cristo y de su Iglesia, comunicadlo con alegría a todos, y estad siempre seguros que lo mejor que podemos hacer por esta sociedad de la increencia y de la desesperanza es dar la vida por Jesucristo y su Evangelio".
Ha pedido, en su homilía, fidelidad con el Papa y el obispo así como ha recordado haber servido a la Diócesis de Asidonia-Jerez "con entrega y gozo espiritual no exento de algún sufrimiento", parafraseando la despedida de San Pablo de la comunidad de Éfeso. "Si en algunas ocasiones no lo he logrado, por debilidades o pecados propios, pido humildemente perdón a aquellas personas que haya podido escandalizar, defraudar u ofender", ha añadido.
Del Río ha señalado, igualmente, que "las obras de estos años que permanecen no son las piedras ni los edificios o instituciones creadas o potenciadas; sois todos y cada uno de vosotros, que habéis escrito «la gran carta de Cristo» (2 Cor. 3,3) en la vida de este obispo". Así, ha recordado las diversas realidades pastorales, espirituales y apostólicas de la Diócesis: "Dejo una Iglesia joven, con raíces cristianas muy antiguas, que, sin complejos ante las modas sociales, mira al futuro con esperanza".
Recordando los monasterios de clausura, a los sacerdotes y diáconos, a los matrimonio y familias cristianas -"a pesar de la cultura anti-vida"-, a los educadores cristianos y profesores de religión, aseguró que Asidonia-Jerez "es una Iglesia que sabe que en su seno hay mucha vida de santidad". Así, refirió a los voluntarios de Cáritas, Manos Unidas y otras instancias y a las hermandades y cofradías -"pabilo de fe vacilante de la fe cristiana en medio de una sociedad secularizada"-.
No faltó su recuerdo al Instituto Superior de Ciencias Religiosas Asidonense -"donde los seglares encuentran un ámbito para crecer en la madurez de Cristo"- o el Instituto Teológico San Juan de Ávila -"el futuro fructífero diocesano pasa por el aumento de las vocaciones"-, ambas creaciones formativas de su episcopado. Tampoco olvidó su gobierno de la Diócesis y por ello tuvo palabras de gratitud para vicarios, delegados diocesanos y todo el personal de la Curia.
Su última homilía como pastor diocesano, y ante diversas autoridades municipales presentes en la celebración, tuvo palabras de gratitud para las esferas públicas: "Desde el respeto y la independencia de las instituciones, la Iglesia de Asidonia-Jerez ha colaborado con ayuntamientos y colectivos sociales en favor del bien común de nuestro pueblo", señaló recordando cuál ha sido el lema de su episcopado: "Opus iustitiae pax" (la paz es fruto de la justicia).
No se olvidó de los periodistas, celebrándose además la XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, y a ellos agradeció "la estima y ayuda que me habéis prestado". Del mismo modo mostró también su gratitud "a todos los benefactores de esta comunidad diocesana que, con su generosidad, han hecho posible muchas de las realidades pastorales", de entre los que nombró a la Excma. Diputación Provincial de Cádiz.
Y finalizó invocando "la intercesión de los patronos de la Diócesis, San Juan Grande y la Virgen Inmaculada para que nos haga la merced de crecer cada día más en la fe de Jesucristo, de caminar en esperanza y de ser reconocidos por la caridad hacia los más pobres y desvalidos, como lo hizo el santo samaritano de Jerez; nos acogemos al amparo de Santa María, Madre de Dios y auxilio de los Cristianos, para que Ella nos impulse y fortalezca en la misión evangelizadora en este tercer milenio, nos libre de nuestros enemigos y nos conduzca por el camino del bien".