El Día de Todos los Santos fue establecido por el papa Urbano IV para compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los feligreses. La Sagrada Biblia llama «santo» a aquello que está consagrado a Dios. La Iglesia Católica ha llamado «santos» a aquellos que se han dedicado a tratar de que su propia vida le sea lo más agradable posible a Nuestro Señor.
Hay unos que han sido «canonizados», o sea declarados oficialmente santos por el Sumo Pontífice, porque por su intercesión se han conseguido admirables milagros, y porque después de haber examinado minuciosamente sus escritos y de haber hecho una cuidadosa investigación e interrogatorio a los testigos que lo acompañaron en su vida, se ha llegado a la conclusión de que practicaron las virtudes en grado heroico.
Los santos «canonizados», oficialmente, por la Iglesia Católica son varios millares. Pero existe una inmensa cantidad de santos no canonizados, pero que ya están gozando de Dios en el Cielo. A ellos especialmente está dedicada esta fiesta de hoy.
Con este sentir de la Iglesia, a las 11:30h del 1 de noviembre, el Obispo diocesano preside la Eucaristía en la solemnidad de Todos los Santos, en la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de La Encarnación.