
El próximo domingo 1 de junio, coincidiendo con la solemnidad de la Ascensión del Señor, la Iglesia celebra la 59ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, una cita anual instituida por el Concilio Vaticano II para reconocer la importancia de los medios en la vida de la Iglesia y de la sociedad. Este año, el lema elegido por el Papa Francisco antes de su fallecimiento es: «Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones» (cf. 1 Pe 3,15-16), una invitación a comunicar desde la serenidad, la humildad y la fe.
En el contexto del Año Jubilar 2025, esta Jornada adquiere un tono particularmente espiritual, recordándonos que la esperanza no es solo una actitud personal, sino un compromiso comunitario. Como ha expresado el Santo Padre en su mensaje, “la esperanza cristiana no es opcional, sino esencial”, y quienes comunican en nombre del Evangelio están llamados a ser testigos creíbles de esa esperanza.
En nuestra Diócesis de Almería, la celebración de esta Jornada pone en valor el trabajo constante de la Delegación Episcopal de Medios de Comunicación Social, que durante todo el año promueve una comunicación al servicio del Evangelio, dando visibilidad a la vida pastoral, acompañando los acontecimientos diocesanos y conectando a las distintas comunidades.
Como afirmaba el Papa Francisco: “La mansedumbre no es debilidad, sino fuerza interior que permite responder al mal con el bien”. Esta actitud es la que debe marcar el estilo del comunicador cristiano, llamado no solo a informar, sino a formar y transformar.
Esta Jornada es también una oportunidad para agradecer el trabajo, muchas veces silencioso, de tantos laicos, sacerdotes, religiosos y voluntarios que colaboran en la comunicación pastoral en nuestra diócesis. Su misión no es simplemente transmitir noticias, sino hacer visible el rostro de una Iglesia que escucha, que acompaña y que da razones para la esperanza.
Desde la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Almería se anima a todos los fieles a vivir esta Jornada con espíritu agradecido y a renovar su compromiso de ser, cada uno desde su lugar, comunicadores de esperanza.