Tesón, arrojo, entrega, dedicación, voluntad, empeño… Son sólo algunos de los adjetivos que me vienen a la cabeza cuando pienso en esta directora que ha forjado su camino a base de desvelos y sacrificios, compensado con la ilusión y la vocación por un mundo que fabrica sueños para mostrar historias solidarias, humanas, que llegan a lo más hondo de nuestro ser con un lenguaje audiovisual repleto de sutiles matices que tienen la capacidad de arrastrarnos emocionalmente a la esencia de sus obras.
Mujer vocacional que contagia, día a día, la pasión por el Séptimo Arte a pupilos que esperan ávidos sus lecciones magistrales para materializar en relatos sus «yos» más íntimos, sus personalidades, ideologías y su sensibilidad humana a través de planos, escenas y secuencias. Cualidades que, junto a su portentosa imaginación y su dominio de la cámara como herramienta narrativa, la hacen, con creces, merecedora del galardón recibido en el Festival de Cine de Málaga. Orgullo es el sentir de sus familiares y amigos más cercanos pero, ante todo, orgullo de tener cerca a una persona cordial, entusiasta y humilde. Alguien entre las estrellas está esperando sonriente su próxima obra para ver, nuevamente, a su niña feliz.
