1. Son por todos conocidos los graves acontecimientos que vienen sucediéndose contra los inmigrantes, por ello quiero expresar públicamente mi abatimiento, dolor y reprobación por las muertes ocasionadas y por el trato indigno que están recibiendo estas personas.
2. El fenómeno migratorio debe ser abordado desde la justicia y el estricto respeto de los derechos humanos, pues las Migraciones son la consecuencia lógica tanto de las graves omisiones realizadas por quienes detentan el poder económico y político de los países de donde proceden estas personas, como del no menos grave descuido del deber que tienen las naciones desarrolladas hacia los países menos favorecidos, incrementando el abismo existente entre el Norte y
3. Abordar esta complicada y compleja situación requiere el esfuerzo y la colaboración de todos, comenzando por los estados de
4. Por parte de esta Iglesia Diocesana de Jerez, nos empeñamos cada día más en favorecer una acogida generosa y una integración digna de los inmigrantes y de sus familiares. Hemos de acostumbrarnos a ellos, pues ya forman parte del paisaje y de la vida de nuestras comunidades, y por esto debemos trabajar por el reconocimiento de dichas personas para conseguir una estabilidad legal mediante una legislación y unas prácticas administrativas justas que permitan salvaguardar los derechos de todos, eliminando, al mismo tiempo, las barreras socio culturales que hasta hoy impiden su integración.
5. Por último animamos a los cristianos y a toda la sociedad a que apoyen medidas humanitarias urgentes acordes con la dignidad humana, a la vez que nos unimos a la labor de Caritas y otras instituciones que incansablemente entregan su trabajo por los demás, ya que todos compartimos la preocupación
en favor de los últimos de nuestro mundo. Pedimos al Señor que ilumine la mente de los dirigentes y haga sensibles y solidarios los corazones humanos a la tragedia que estamos viviendo.
Jerez de la Frontera, 11 de octubre de 2005.
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Obispo de Asidonia-Jerez