Sacerdotes y fieles de la Diócesis de Málaga explican cómo ha influido en su vida de fe y en su servicio pastoral el papado de Bergoglio.
El 13 de marzo se cumplen 4 años de Pontificado de Francisco. En este tiempo, el Papa que vino “casi del fin del mundo” no deja a nadie indiferente. Despierta tantas filias como fobias y mantiene firme el pulso en el timón de la barca de San Pedro. Malagueños de distintos ámbitos explican cómo ha influido en sus vidas esta revolución de la ternura que él lidera.
Francisco García Mota. Canónigo de la S. I. Catedral
Desde que tengo uso de razón he conocido siete papas. Si alguno duda del Espíritu Santo, mirando estas personalidades, no tiene más remedio que creer en Él. Dios ha escogido en cada momento al que el mundo y la Iglesia necesitaban para cumplir su misión. En los tiempos en que vivimos se necesitaba la presencia de un Papa como Francisco. Con él, la Iglesia no ha cambiado nada sino que ha ido desenterrando valores que, con el paso del tiempo, se habían oscurecido; los ha ido poniendo en valor. Un nuevo viento ha entrado en la Iglesia, que ha ido limpiando y abrillantando esos valores. El Papa parte de un principio evangélico fundamental: La misericordia de Dios, que obliga al creyente a ser misericordioso. Lo ha expuesto en la bula “Misericordiae vultus”, con la que convocó el “Año de la Misericordia”. Ha puesto en valor las virtudes teologales: la fe es revitalizada con la encíclica “Lumen fidei”, la caridad con la carta Apostólica “Misericordia et misera”, la esperanza con la encíclica “Laudato si’”. Ha puesto en valor a la familia, algo fundamental para la humanidad, con la Exhortación apostólica “Amoris laetitia”. Su cercanía, en especial a los más pobres, ha despertado muchas conciencias. Ha creado un nuevo clima en la Iglesia, porque el Papa quiere que resplandezca por sus obras. Bendito sea Dios que nos ha regalado al papa Francisco.
Martina. Hnita. de Foucauld
“Ahí viene el Esposo, salid a su encuentro!” (Mateo 25,6). El papa Francisco nos llama a convertirnos en seres de relación, de una manera profunda, habitada por el Evangelio. ¡Qué alegría! Pues desde su llamada se oye el soplo del Espíritu para el tiempo de hoy. El Papa no nos aconseja, sino que nos convoca, juntos. Vivo en comunidad en la Palmilla; Evangelio y adoración eucarística son centrales; voy a la cárcel, etc. ¿Y qué? Somos muchos cristianos comprometidos en los “márgenes” desde hace años El peligro sería vivirlo en nuestro nombre o en el nombre de nuestros grupos. La llamada del Papa nos quita esa ilusión. Somos hoy una Iglesia convocada a salir al encuentro del Esposo. Él nos espera en el Evangelio, en la Eucaristía y en los demás. Salimos hoy juntos. Y ¡que seamos una Iglesia amorosa!
Cristina Coín. Madre de familia numerosa especial
Personalmente, destacaría del papa Francisco su cercanía, su afectividad, su empatía. Es realmente admirable el esfuerzo que hace continuamente para acercarse a todos, especialmente a los más necesitados en cada momento. Ese afán de querer al prójimo, acompañado por su sencillez e interés en hacerse entender, con sus giros argentinos, pero intentando que sus mensajes puedan ser fácilmente comprendidos, es lo que más me ha influido sin ninguna duda. Hay que ser mucho más proactivo, acercarse al otro, tomar la iniciativa, dar el amor que el Señor nos regaló pues Él nos amó primero -en palabras del Papa, “nos primereó”-.
Francisco Aurioles de Gorostiza. Párroco de Almogía
El papa Francisco ha supuesto en mi vida espiritual y en mi ministerio sacerdotal un revulsivo ante la persona de Jesucristo. En su primera Misa como Pontífice, en la Sixtina, marcó el rumbo: anunciar a Cristo crucificado. Jesús Buen Pastor es mi principio y fundamento como cristiano y como presbítero. El testimonio de Francisco hace que me cuestione: ¿qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué estoy dispuesto a hacer por Cristo?, ante esta pregunta tan ignaciana, la respuesta la encuentro en los Ejercicios Espirituales: “en todo amar y servir”. Aquí radica la fuerza de la caridad pastoral.
Rafael Castillo Torres. Seminarista
«Hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatos que te ayuden a caminar por caminos nunca soñados». Estas fueron las palabras que el papa Francisco dirigió a los jóvenes en la vigilia de la JMJ 2016 y que a mí me ayudaron especialmente. ¿Cuál era mi “sofá”? Mi plan de futuro; los esquemas que me había ido montando a lo largo de los años y que tan perfectos me parecían, aquello que me hacía vivir un cristianismo sedentario, que no implicase mi vida. En el Papa pude ver un ejemplo de pastor, un hombre que se entrega a su rebaño, que sabe tener una sonrisa y un gesto para su pueblo. Así que me animé, y entré en el Seminario Mayor de Málaga, y aunque muchas veces me resulte difícil, y esté en discernimiento, aquí estoy, con los zapatos puestos para seguir caminando junto a Jesús.
Ángeles Mira. Feligresa de San Juan Bautista (Málaga)
Cuando lo vi asomarse al balcón de San Pedro hace ahora cuatro años, lo que más me llamó la atención es que hablara mi mismo idioma, lo sentí más cercano; y después, su cara de bondad. Cuando lo veo me da una sensación de padre o de abuelo, y eso que yo soy muy mayor, pero me atrae mucho su persona. Su testimonio me ha abierto mucho hacia los demás. Ver su forma de actuar, el hecho de volcarse tanto en los pobres, cómo ha preparado centros para acoger a las personas que duermen en las calles de Roma… Sus homilías me encantan y suelo recortar y coleccionar las frases que leo en la revista DIÓCESISMÁLAGA. Por ejemplo esta: «El otro es mi hermano, más allá de cualquier barrera de nacionalidad, de extracción social o de religión». Y es que es así: vemos al inmigrante, al refugiado como si estuvieran muy lejos pero ¡están muy cerca! O, mejor, ¡Deberíamos tenerlos tan cerca…! Él nos implica en la tarea del Evangelio. Si soy sincera, con él me siento más alegre.