Cáritas Diocesana atiende y acompaña a 179 personas con trastornos relacionados con el consumo de alcohol

Diócesis de Tenerife
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En el marco del Día Mundial Sin Alcohol, el proyecto Drago de la entidad diocesana, que cumple 26 años desde su puesta en marcha, constata que la edad de inicio de consumo se sitúa entre los 14 y los 16 años

El Proyecto Drago, una Unidad de Atención a los Trastornos relacionados con el Consumo de Alcohol de Cáritas Diocesana de Tenerife -e integrada en la Red de Drogodependencias del Gobierno de Canarias-, ha asistido en lo que va de año a 100 familias y un total de 179 personas con esta patología adictiva. Dicho proyecto, que cumple 25 años desde su puesta en marcha, se centra en la Desintoxicación, Deshabituación y Rehabilitación Alcohólica de los pacientes. El perfil y la problemática que presenta este trastorno han ido cambiando a lo largo de los últimos años, como así se constata en el informe publicado con motivo de la celebración, este 15 de noviembre, del Día Mundial Sin Alcohol.

Respecto a los últimos años, en el citado informe se constata cómo ha ido aumentando la demanda de pacientes que se acercan al proyecto, solicitando ayuda y tratamiento, que se suman a numerosas acciones de sensibilización que se ofrecen periódicamente a las familias, profesionales y otros agentes sobre el trastorno por consumo de alcohol.

La mayoría de las personas que acuden al programa son hombres, en un porcentaje del 65,6%, si bien las mujeres se mantienen en un 34,4%, una cifra que creció especialmente a raíz de la pandemia por la Covid-19.

Suelen tener edades comprendidas entre 56 y 65 años, en torno al 24%, mientras que las mujeres cuando llegan son más jóvenes, entre 46 y 55 años, en un porcentaje del 13,5%. Además, el 94,5% presenta dependencia alcohólica y un 5,5% consumo abusivo. Destacar que el 24% son personas que viven solas, el 11,6% en centros de acogida y el 59,5% vive con sus familias.

Según explican las técnicas del proyecto Drago, el 47,2% empezaron a consumir alcohol en edades comprendidas entre los 14 y 16 años, aunque es a los 14 años en los hombres (13,5%) y 16 años en las mujeres (5,5%) donde mayoritariamente se inicia el consumo.

En cuanto a la situación laboral, el mayor porcentaje es el de personas desempleadas que trabajaban antes (33,7%) y pensionistas o personas incapacitadas, con un 25,2%. No obstante, destaca el aumento de las personas en situación de desempleo, a las que, debido a su adicción, incluso en periodos de abstinencia, se les hace más difícil encontrar un trabajo.

El referido informe recuerda que el 45,4% de los pacientes presenta un familiar de primer rango alcohólico, lo que provoca que exista una mayor vulnerabilidad a desarrollar la enfermedad en pacientes con familiares alcohólicos. De igual modo, el 43,6% de las personas que acuden al programa no cuentan con apoyo familiar, aunque conviven en la misma casa. Por ende, el número de pacientes que se encuentran en exclusión social es de 20,8% (5,5% mujeres y 15,3% hombres), una cifra muy significativa, ya que en la enfermedad alcohólica el desarrollo del trastorno es el que lleva a la ruptura de sus redes sociales.

Se da la circunstancia de que, según el equipo técnico de Drago, un 54,6% de las personas con Trastorno por Consumo de Alcohol consume tabaco, seguido del cannabis, con un 9,8%. Sin embargo, hay un 23,3% de personas que no consumen otras sustancias.

Además, un 58,3% de los pacientes que acuden al programa presentan Patología Dual, es decir, un trastorno adictivo que coincide con un trastorno psiquiátrico en el momento que acuden al proyecto. De esta Patología Dual, los trastornos psiquiátricos que destacan son el Trastorno Afectivo (un 28,4%), seguido del Trastorno por Uso de Sustancia (19,9%) y el Trastornos de Ansiedad (19,6%). En cuanto a los problemas de salud de

tipo orgánicos, la patología digestiva es la más frecuente, y dentro de esta un 33,7% problemas hepáticos y un 16,5% patología intestinal.

Los recursos que con más frecuencia derivan pacientes son los servicios sanitarios con un 33,1%, seguido de la familia con un 23,9% y los recursos de Cáritas Diocesana y servicios sociales con un 12,3%

El informe refleja que del total de personas atendidas en lo que va de año, casi cuatro de cada diez (36,2%) ha logrado el alta terapéutica, mientras que un 50,3% continúa en tratamiento. Uno de estos casos de recuperación es el de María (nombre ficticio dado para preservar su intimidad). Según explica, “Dios tiene que estar detrás de todo esto, porque no podría ser de otra manera”.

“He tenido muchos vaivenes en la vida que me han llevado a refugiarme en el alcohol para encontrar momentos de paz, efímera felicidad, que me llevaban a escapar de la realidad”, incide María, quien asegura que “estuve rota mucho tiempo y apareció el fantasma de la tristeza profunda y la locura desmedida, pero el alcohol hacía de parachoque”. “Esta situación me llevó a refugiarme en casa y a beber cada vez más”, recalca la paciente de Drago, quien no obstante deja claro que “el propósito de este testimonio es dar fuerza a las personas que en este momento están luchando por salir de esta situación, porque en el futuro otra vida les espera. Es una dura batalla, pero se puede salir victorioso”.

En la misma línea se manifiesta Juan, quien afirma que “salir de esta adicción es una decisión personal. Este cambio sólo puede funcionar de esta manera, y en gran medida esa ha sido una parte esencial de mi aprendizaje y transformación”.

“Pedir ayuda a Proyecto DRAgo de Cáritas fue fundamental en este camino, y no puedo dejar de reconocer lo mucho que ha significado para mi durante este tiempo”, insiste Juan, quien reconoce que desde que tomó la decisión de cambiar su vida ha logrado alcanzar algunas metas e inquietudes que tenía olvidadas, comenzar y terminar una carrera universitaria, labrarse una profesión y desempeñarla e incluso ganar algunos concursos dentro de su campo profesional.

“Son propósitos que han significado un antes y un después en mi proceso de crecimiento personal y profesional, que imaginé muy pocas veces posible, pues cada pequeño logro ha sido un paso hacia una vida más plena y satisfactoria”, concluye Juan.

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