Peregrinar al encuentro de Cristo

Diócesis de Cartagena
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La diócesis de Cartagena es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la catedral de Santa María, situada en la ciudad de Murcia.

Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana y Caravaca de la Cruz, las cinco ciudades con un jubileo a perpetuidad.

El I Encuentro de Ciudades Jubilares se celebrará el 1 de octubre en la Universidad Católica San Antonio de Murcia y el 2 de octubre en Caravaca. Una actividad que se organiza y acoge desde la Región de Murcia reuniendo a Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana y Caravaca de la Cruz bajo el lema La Cruz de Cristo, esperanza única.

Un acontecimiento en el que los participantes podrán ahondar en aquellos puntos, como la peregrinación o la devoción, que conectan a estos destinos que tienen a Cristo en el centro. Estas ciudades, por diferentes motivos, se convirtieron en lugares a los que los cristianos acuden para renovar la fe; por eso recibieron de la Santa Sede la potestad de celebrar un año jubilar a perpetuidad y las indulgencias plenarias que se conceden a sus peregrinos.

Caravaca de la Cruz y Santo Toribio de Liébana, a los pies de la Cruz de Cristo

Fue en 1998 cuando el Papa Juan Pablo II otorgó al santuario de la Vera Cruz de Caravaca el privilegio de un Año Jubilar a perpetuidad en torno a la devoción a la Sagrada Reliquia que la ciudad custodia, a celebrar cada siete años, siendo el primero en 2003. «Independientemente de las fechas de las fiestas de la Cruz –patrona de la ciudad–, cada siete años se celebra en Caravaca un Año Jubilar a perpetuidad, es decir, siempre», explica el sacerdote y comisario del Año Jubilar en Caravaca, David Martínez Robles. Desde el siglo XIV esta ciudad del noroeste de la Región de Murcia ha recibido a incontables personas que peregrinan hasta el santuario de la patrona para encontrarse con el misterio de la Cruz. Llegadas desde cualquier parte del mundo, son acogidas por los voluntarios en la parroquia de El Salvador, desde donde inician la estación jubilar hasta la basílica santuario de la Vera Cruz. Una vez allí, participan en la Misa del Peregrino y, tras la Eucaristía, los peregrinos se acercan para adorar el Lignum Crucis. «Es un momento realmente bonito y emocionante».

En el norte de España, en Cantabria, los franciscanos regentan el Monasterio de Santo Toribio de Liébana desde los años 60 del siglo pasado. Este es otro de los lugares del mundo con un jubileo a perpetuidad ya que guardan «desde hace 1.200 años el trozo más grande que se conserva de la Cruz de Cristo», subraya el arcipreste de la Santa Cruz de Liébana y Peñarrubia de la Diócesis de Santander, Elías Hoyal. Se cuenta que fue traído hasta este lugar por los cristianos que venían huyendo de una invasión árabe. «En los escritos antiguos ya figura que en el siglo XIV o XV eran muchísimos los peregrinos que llegaban hasta este lugar y posiblemente había un jubileo». El Año Jubilar se celebra en Santo Toribio de Liébana desde el siglo XVI, «primeramente solo una semana y poco a poco se fue ampliando». Desde el siglo pasado, el Año Santo Lebaniego se celebra durante el año completo siempre y cuando el 16 de abril, fiesta de santo Toribio, caiga en domingo, comenzando ese día el jubileo hasta el 16 de abril del siguiente año. Durante ese tiempo permanece abierta la puerta santa, por la que deben pasar los peregrinos como requisito adicional para ganar las indulgencias plenarias.

Santiago de Compostela, al encuentro con el Apóstol

En Santiago de Compostela la celebración del Año Jubilar también está ligada a una fecha. Y es que solo se festeja cuando la fiesta del Apóstol Santiago –el 25 de julio– cae en domingo. Hasta su catedral llegan de manera constante peregrinos que, tras recorrer un largo camino, abrazan la imagen y piden la intercesión del Apóstol que llegó a esta ciudad española para predicar el Evangelio.

Jerusalén, el recuerdo de Cristo en los santos lugares

La que sin duda es la ciudad de peregrinación por excelencia es Jerusalén, así lo explica fray Aquilino Castillo, franciscano de la Custodia en Tierra Santa: «Jerusalén es la ciudad de los jubileos hebreos, de sus cinco peregrinajes rituales a lo largo de la historia. Jesús consagró con su propia sangre esta ciudad en el Gólgota y santa Elena la reivindicó como ciudad santa del cristianismo». Desde el siglo IV es meta de peregrinaje a donde acuden personas de los cinco continentes para renovar su fe y «encontrarse cara a cara con Dios, porque Cristo deambuló por sus calles, y también ahí murió y resucitó».

Roma, el epicentro de la Iglesia

Y no podemos olvidar Roma. «Si Jerusalén viene a ser Cristo y la encarnación, Roma nos habla de Iglesia» –destaca David Martínez– a través de sus dos grandes pilares: Pedro y Pablo. Peregrinar a esta ciudad italiana es «poder acercase a la figura del Papa, a Pedro, sentirnos en comunión con él, profesar la fe y renovarnos como Iglesia».

Si algo comparten estos cinco lugares de peregrinación (tres de ellos en España) es la alegría de la fe y el encuentro con Cristo. Cinco oportunidades donde la Iglesia regala el poder lucrar la indulgencia plenaria bajo una serie de condiciones: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Santo Padre.

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