Manuel Camacho, Alberto Jesús Campos, Manuel Carrasco, Pedro DuoLu Li, Javier Llorente, Ángel López, Teodomiro Ortega, Lukas Pysz, Cristian Omar, Andrés Urtasun y Sujith Vidhyadharan. Estos son los once nuevos diáconos de la Archidiócesis de Sevilla, tras la misa que se ha celebrado esta mañana en una abarrotada Catedral de Sevilla, que ha vivido una de las citas más esperadas del calendario diocesano.
El encargado de ordenar a estos once seminaristas, ocho del Metropolitano y tres del Redemptoris mater, ha sido el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz, que les ha marcado las claves de la vida que hoy comienzan: “Una existencia en salida, en peregrinación, más allá de la rutina, de la comodidad, del miedo, del egoísmo y del egocentrismo”.
Los nuevos diáconos han estado arropados por una representación del clero diocesano, entre ellos los responsables de ambos seminarios, Andrés Ybarra y Ramón González; los formadores de los seminarios y el deán del Cabildo Catedral, Francisco José Ortiz.
El arzobispo ha resumido la misión que tienen encomendada por razón de su ordenación diaconal: “Como ministros del altar, proclamaréis el Evangelio, prepararéis la Eucaristía y distribuiréis a los fieles el Cuerpo y la Sangre del Señor; de acuerdo con la misión recibida del obispo, exhortaréis y educaréis en la fe, presidiréis la oración, administraréis el bautismo, asistiréis al matrimonio, llevaréis la comunión a los enfermos y el viático a los moribundos, presidiréis las exequias, y serviréis especialmente a los más pobres y pequeños”. En resumidas cuentas, los nuevos diáconos, que seguirán preparándose para su ordenación sacerdotal el próximo mes de junio, “son llamados y enviados a servir a todo el pueblo de Dios, con especial predilección por los más necesitados, al igual que el Señor”.
Claves del ministerio diaconal
Monseñor Saiz Meneses les ha recordado la libertad con la que han recibido el orden del diaconado, “deseosos de ejercer este ministerio con sencillez y generosidad”, así como algunas claves de su ministerio diaconal: “Cumpliréis este ministerio observando el celibato, una relación íntima con Cristo para vivir la entrega total de sí mismos al Señor y al rebaño encomendado”. Además, les ha pedido que trabajen “con empeño” para que la Palabra de Dios “ilumine la vida de las personas, renueve su corazón, lo llene de esperanza y alegría”.
Los once nuevos diáconos contarán con la oración del arzobispo y de toda la Iglesia diocesana. Así lo ha asegurado el arzobispo: “Pediremos al Señor que envíe sobre vosotros el Espíritu Santo, para que os fortalezca y podáis cumplir fielmente vuestro ministerio diaconal mediante la vivencia de las virtudes evangélicas: el amor sincero, el celo por los pobres y los enfermos, la autoridad humilde, la pureza de vida y el comportamiento según el Espíritu. Sobre todo, imitando a Nuestro Señor Jesucristo, que no vino a ser servido sino a servir”.
“Mantener la unidad es condición indispensable para ser creíbles”
También ha aludido a San Pablo, que “nos exhorta a la humildad y amabilidad, a la comprensión, a sobrellevarnos mutuamente con amor y mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz”. En esta línea ha señalado que “mantener la unidad es condición indispensable para ser creíbles en nuestro ministerio”.
En otro momento de la homilía, monseñor Saiz Meneses ha recordado al venerable padre Torres padilla, cofundador de la Compañía de la Cruz, que el próximo 9 de noviembre será beatificado en esta misma Catedral. El arzobispo ha señalado cómo, pocos días antes de su muerte recomendaba a sor Ángela de la Cruz que las hermanas “a los enfermos los tratasen en todo momento con verdadera veneración, viendo en ellos la imagen de Jesucristo, que les besaran los pies en señal de servicio y que jamás les hablasen de tú, pues ellos eran los señores a quienes servían las Hermanas de la Cruz”.
Especialmente emotiva ha sido el momento en que los once candidatos al diaconado se han postrado para escuchar las letanías, como momento previo a la imposición de manos por parte del obispo y la plegaria de ordenación. Posteriormente, los ordenados se han revestido con la estola diaconal y la dalmática. En este momento han contado con la ayuda de sus familiares y amigos más cercanos. De esta manera se ha manifestado visiblemente el ministerio que desde ahora van a ejercer en la liturgia. Finalmente, con la entrega del libro de los Evangelios se ha indicado la función diaconal de proclamar el Evangelio en las celebraciones litúrgicas, así como la de predicar la fe de palabra y de obra.
GALERÍA de la ordenación
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