Según recoge Manuel Nieto Cumplido en su obra “Córdoba: patrimonio de santidad”, trascurrieron 10 meses entre el martirio de Santa Pomposa y el de San Abundio. Este era presbítero natural de una población cordobesa llamada Ananelos. San Abundio fue llevado al martirio arrastrado por los musulmanes e interrogado ante el juez y finalmente decapitado y expuesto su cadáver para que lo devoraran los perros el 11 de julio del 854.
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