«María es la criatura ideal, tal y como Dios la había soñado». Así definió el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, a la Madre de Dios en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María.
A las 11:45 horas se iniciaba el rezo de la Hora Tercia, presidido por el obispo, en el coro de la Catedral, y al finalizar comenzó la celebración de la Eucaristía. Mons. Lorca Planes destacó que la Inmaculada Concepción de María «es un privilegio único que convenía a aquella que estaba destinada a convertirse en la Madre del Salvador». Pero María no solo recibió gracias, sino que en ella «todo está dominado y dirigido por la gracia, desde el origen de su existencia… Por el hecho de estar penetrada de la gracia, en el interior de su alma todo es armonía, y la belleza del Ser Divino se refleja en ella de manera más impresionante».
Además de distinguir la pureza de María, también insistió en que su vida no fue diferente a la de las personas de su tiempo o, incluso, a la nuestra: «La perfección otorgada a María no debe causarnos la impresión de que su vida en la tierra haya sido una especie de vida celestial. Ella conoció las dificultades cotidianas y las pruebas de la vida humana; vivió en la oscuridad que lleva consigo la fe».
Como es tradición, al finalizar la celebración en la Catedral, el obispo y los canónigos se dirigieron a la plaza de Santa Catalina para realizar una ofrenda de flores ante el monumento a la Inmaculada. Allí, el obispo pidió la intercesión de María por toda la Diócesis de Cartagena y especialmente por las personas que sufren.
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