Ven a iluminar a los que viven en tinieblas

Carta Pastoral del Obispo de Huelva, con motivo del comienzo del Adviento. Queridos hermanos y hermanas:

El tiempo de Adviento espabila nuestras conciencias y nos invita a estar despiertos, a velar, esperando al Señor que viene a nosotros.

El tiempo de crisis -no sólo económica sino también de valores morales- genera desorientación y perplejidad.

Necesitamos luz para poder avanzar en medio de las dudas y las oscuridades que nos rodean. El anuncio de los profetas, que alentaban la esperanza del Pueblo de Dios y la figura de María, que acogía y meditaba en su corazón lo que Dios le iba manifestando, nos ayudan a descubrir la Palabra de Dios como luz para nuestro camino: "Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero".

Os invito, queridos hermanos y hermanas, a vivir este tiempo de Adviento, con una atención especial a la Palabra de Dios, de la que quiero destacar tres aspectos importantes para nuestra renovación espiritual.

-Palabra que nos permite discernir. La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo. ¿Qué quiere decir esto? Que desenmascara nuestras incoherencias, denuncia nuestras malas acciones, penetra en nuestro corazón para purificar nuestras intenciones y nos hace más transparentes y puros para poder ver a Dios.

-Palabra que nos ayuda a crecer. Nuestro Dios es el Dios de las promesas, que nos presenta horizontes amplios y nos invita a participar en su plan de salvación para todos los hombres. Es el Dios que siempre nos sorprende, pero nunca nos defrauda. Dios es fiel. Su Palabra nos impide acomodarnos en la mediocridad, nos arranca de nuestras esclavitudes y nos concede vivir en la libertad de los hijos de Dios.

-Palabra que nos enseña a vivir. La vida es un aprendizaje continuo Los cristianos nos llamamos discípulos porque queremos aprender a vivir como el Maestro nos enseñó, no sólo con sus palabras sino también con su ejemplo.

Hagamos del tiempo de Adviento una etapa intensa de aprendizaje para vivir como Dios quiere: consideremos la vida y todo lo que tenemos como don de Dios. No nos sintamos propietarios del mundo, sino administradores de los bienes que Dios ha puesto en nuestras manos. En concreto, de cara a la Navidad, no nos preocupemos de lo que vamos a comer o de cómo nos vamos a vestir, sino de cómo hemos de compartir con las personas que están más necesitadas. La Palabra de Dios nos enseñará a vivir una Navidad nueva con un corazón más abierto y solidario.

Junto con esta invitación a escuchar más atentamente la Palabra, quiero dar aliento y ánimo a los sacerdotes, animadores y participantes en los grupos de Lectura Creyente. Quizás estéis notando las dificultades del arranque de esta experiencia: que el deseo y la humildad de querer aprender os ayuden a perseverar y ser constantes, para que el encuentro con la "Palabra hecha carne", que es Jesucristo, os llene de alegría y esperanza.

Os bendigo con todo afecto.

+ José Vilaplana Blasco
Obispo de Huelva

Huelva, 21 de noviembre de 2008. Memoria de la Presentación de la Santísima Virgen.

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