Al conocer la noticia de la explosión de un edificio de la parroquia de Virgen de la Paloma, la Secretaría de Estado del Vaticano envió un telegrama en el que el papa Francisco hacía llegar al arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, al clero y a «todos los hijos de ese amado pueblo», «su cercanía y afecto en estos duros momentos».
Además, el Pontífice «eleva oraciones al Señor y encomienda muy especialmente a su misericordia el eterno descanso de las víctimas, así como a los heridos y a sus familias», y pidiendo «la maternal intercesión de Nuestra Señora de la Almudena» imparte «la confortadora bendición apostólica, como signo de esperanza cristiana en el Señor Resucitado».
Explosión
El miércoles 20 de enero, a las 15.00 horas, se produjo una fuerte explosión por una posible fuga de gas en un edificio perteneciente a la parroquia de la Virgen de la Paloma y San Pedro el Real, en la calle Toledo, 98. Esa misma tarde se confirmaron tres víctimas mortales, entre ellas David Santos Muñoz, electricista de 35 años, padre de cuatro niños, y feligrés de la parroquia. Había ido a echar una mano.
La cuarta víctima se ha confirmó en la madrugada del jueves, se trata del joven sacerdote Rubén Pérez Ayala, de 36 años, que había sido trasladado al hospital por las heridas. Fue ordenado sacerdote por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, el pasado mes de junio tras formarse en el seminario Redemptoris Mater de Madrid. La parroquia de Virgen de la Paloma era el primer destino como sacerdote de Pérez Ayala, cuyo hermano Pablo también es sacerdote diocesano.