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Mensaje de Mons. Valdivia a los voluntarios de Cáritas Diocesana de Cádiz, con motivo del Día Internacional del Voluntariado

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Queridos voluntarios de Cáritas Diocesana de Cádiz:

Uno de los primeros actos como Administrador Apostólico de la Diócesis es dirigirme a vosotros, agradecido por vuestra entrega. Gracias de corazón por tanto recibido de cada uno de vosotros.

Celebrar el Día Internacional del Voluntario es un momento oportuno para reflexionar las razones que nos motivan a dar lo mejor de nosotros mismos. ¿Qué es lo que ha ocurrido en nuestra vida para que, en un momento determinado, saliéramos de nuestra comodidad y abrirnos al encuentro de los demás?

Muchos han descubierto la lógica del don a través de la misma experiencia. El recibir el ciento por uno pertenece a la naturaleza humana, como lo demuestra el amor humano: por ejemplo, el amor de las madres, de los amigos, de los enamorados. Pero hay un don más radical; el que hemos recibido de Nuestro Señor, cuando, viendo nuestra pobreza, Él compartió su pobreza para hacernos ricos en su amor. De repente, nos quedamos sorprendidos de que Dios pusiera su mirada en nosotros, que somos tan pobres. Entonces, se fue abriendo en nosotros, poco a poco, una mirada nueva sobre quienes teníamos alrededor y apenas conocíamos, la indiferencia se fue convirtiendo en conocimiento, y el conocimiento en amor.

En efecto, es el amor lo que ha transformado nuestra vida ¡El amor de Dios! Conocerle a Él, a través de la carne de quienes Él ha fijado su mirada para amarle a través de nosotros: los pobres, los que sufren, los sordos, ciegos, paralíticos y leprosos que estaban al borde del camino se encontraron con una mirada que les hizo ver la profundidad del amor de Dios, y la grandeza de sus vidas. Jesucristo, en efecto, es el paradigma del voluntario que, enviado por el Padre, se cruza en nuestro camino, y nos abre otros nuevos para llegar a Su corazón.

Estos días de adviento son muy importantes para comprender el tesoro que nos ha llegado a través de la Caridad de Cristo, que se ha compadecido de nosotros, es decir, ha vivido con-pasión nuestras pobrezas, las ha acompañado porque se ha hecho hombre como nosotros.

Seguro que vosotros también habéis experimentado la gracia transformadora de Jesucristo en vuestra vida, y que esta os ha llevado a entregaros. Por eso, mi primer deseo para este día del voluntario es precisamente dar gracias a Dios porque nos envió a Jesús, y a Jesús porque aceptó la misión de entregarse hasta el extremo. Luego, viene nuestra respuesta, a la medida del don de Dios, cada uno en sus circunstancias y posibilidades.

Me conmueve que todo haya partido de un “Sí”, como el que dio la Virgen María. No hace falta mucha creatividad, solo secundar la iniciativa de Dios. Luego, Dios va abriendo nuestros horizontes, hasta entregarnos apasionadamente como su Hijo.

Por eso, muchas gracias por vuestra entrega. Quienes aceptan este misterio del don de Dios, se convierten en luz y sal. ¡Vosotros sois la luz del mundo, y la sal de la tierra! Ojalá que vuestro servicio en Cáritas sea un regalo para vuestra vida, y que el conocimiento de las personas que nos necesitan, abra nuestros horizontes más allá de nuestro egoísmo.

Los voluntarios de Cáritas son la luz y la sal de las parroquias y comunidades, porque con su entrega anuncian al mundo la Caridad que nos llega del cielo, así que os animo a seguir abandonándonos a Dios, sin miedo a perder la vida, porque lo que encontramos al darla es el mismo cielo abierto. Y ese cielo, hace pequeño nuestro cansancio o nuestra sensación de que nada cambia ¡Todo cambió con el amor de Jesús en el pesebre y en la cruz! Así que hagamos de nuestro mundo ese altar donde nosotros nos donamos.

Gracias, de corazón, me tenéis a vuestro servicio. Con mi bendición

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“¡QUÉ BIEN ME SIENTO!”, EL ENGAÑO DEL CRISTIANISMO TERAPÉUTICO

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Cuántas veces las señoras que vienen a misa o a la adoración del Santísimo de los jueves salen diciendo cosas como: “Qué paz”, “Qué bien me siento”, “vengo a relajarme”. Creo que asistir a misa o a una adoración me provoca todo lo contrario, más bien veo todo lo que me falta por querer al Señor como debo y me animo a seguir luchando, pero ese bienestar creo que no lo he sentido nunca.

En las últimas décadas el cristianismo terapéutico ha ido abriéndose camino entre nosotros. Se trata de entender la fe cristiana desde el bienestar emocional del individuo, lo que provoca el desplazamiento de las dimensiones esenciales del Evangelio: conversión, entrega, obediencia a la voluntad de Dios y la exigencia moral que comporta el seguimiento de Cristo.

Así solo se logra convertir el cristianismo en una herramienta de autoayuda que diluye su radicalidad y a Dios en un facilitador de ese bienestar. El centro lo ocupa el yo y no Cristo, el pecado se convierte en bloqueo psicológico y la conversión en la técnica para alcanzar serenidad interior. Se pierde, por tanto, la dimensión teologal convirtiendo la fe en una experiencia subjetiva.

Seguir a Cristo significa renuncia, lucha contra el pecado, apertura generosa al prójimo y aceptación de la voluntad divina. La cruz es mucho más que una metáfora del crecimiento personal y la pregunta por la voluntad de Dios no puede reducirse a buscar qué me hace sentir bien. La búsqueda del bienestar desvía de la auténtica búsqueda que debe ser el amor, que muchas veces requiere abnegación, servicio y fidelidad en los momentos difíciles.

Buscar una fe sin exigencias nos lleva a una vida superficial. Cuando el cristianismo se queda en experiencia emocional desaparece la llamada a la auténtica conversión, el sentido del pecado, la moral se reduce al sentimiento y la vida sacramental deja de ser encuentro transformador con Dios. Esta fe sin exigencias, al final, es incapaz de sostener al creyente ante las pruebas que plantea el sufrimiento real.

Una espiritualidad auténtica está llamada a integrar afectividad y exigencia. Dios sana el corazón llevándonos a buscar la verdad sobre uno mismo y vivir según su voluntad. La fe madura vive la lucha interior y se esfuerza por la santidad. Oración profunda, vida sacramental, dirección espiritual y lectura del evangelio para ir al núcleo de la fe: “no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc 22, 42).

Jesús Martín Gómez

Parroco de Vera

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Nueva conferencia de la Extensión Pastoral del Santuario del Sagrado Corazón de Jesús

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El pasado martes, 2 de diciembre, a las 20:00 h, tuvo lugar la segunda sesión del ciclo de conferencias programado por el Santuario Diocesano del Sagrado Corazón de Jesús para el curso pastoral 2025-2026. La cita se desarrolló en la Parroquia de San Pedro Apóstol, siguiendo la planificación prevista dentro de esta iniciativa formativa que recorrerá distintas parroquias de la ciudad.

La ponencia, titulada “La comprensión de la obra salvadora de Cristo en torno al Concilio de Nicea”, fue impartida por D. Víctor Montoya Villegas, quien ofreció una exposición clara, rigurosa y accesible sobre la importancia doctrinal del Concilio de Nicea y su aportación a la fe de la Iglesia.

El ciclo continuará en los próximos meses en diversas parroquias, abordando nuevos capítulos de la enseñanza contenida en Dilexit Nos y otras reflexiones en torno al Sagrado Corazón de Jesús, dentro de este recorrido pastoral promovido por el Santuario Diocesano.

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Santa Bárbara de Nicomedia

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Santa Bárbara de Nicomedia

Bárbara-de-NicomediaSanta Bárbara, tan célebre en la Iglesia, tanto griega como latina, vino al mundo hacia la mitad del tercer siglo. La opinión más verosímil es que era de Nicomedia en Bitinia: su padre se llamaba Dióscoro, uno de los más furiosos secuaces del paganismo que jamás se conocieron; tan obstinado y tan adicto a las extravagancias y supersticiones de los paganos, que su devoción y su culto a los falsos dioses iban hasta el delirio y la necedad. Era, por otra parte, de un humor extravagante y de un natural cruel, teniendo todas sus inclinaciones bárbaras: no tenía más que esta hija, en la que Dios había juntado todas las calidades y prendas que hacen mirar a las de su sexo; una belleza extraordinaria, un talento superior, un alma noble y tan amiga de la razón, que desde su infancia se admiraba en ella una prudencia sin igual.

Por más bárbaro que fuese Dióscoro, no dejaba de amar a su única hija apasionadamente; y este misántropo era tan idólatra de su hija como de sus falsas divinidades. El temor de que hubiese otro que la amase tanto como él, le hizo tomar la ridícula resolución de hacerla invisible a los hombres. Hizo construir un cuarto acomodado en una alta torre, donde la encerró con algunas criadas desde su primera juventud; y como había reconocido en ella un espíritu extraordinario, quiso cultivarla, para lo cual la puso maestros.

Creciendo Bárbara en edad, crecía igualmente en espíritu y en sabiduría: sus delicias eran contemplar el cielo, y aquella multitud innumerable de estrellas, astros y planetas que le hermosean. No era menor la atención, admiración y gusto con que observaba la revolución periódica de los cielos y de las estaciones: el curso de los astros tan regular, y toda la armonía que advertía en la Naturaleza, la embelesaban; y, elevándose sobre, los sentidos con las solas luces de la razón, decía: ¡ Cuál debe ser la sabiduría infinita, el poder sin límites del Artífice que ha criado todo este vasto universo, que ha arreglado con tanta habilidad todas las partes de que se compone, y que le conserva con tanto orden? ¿Quién se, atreverá a imaginar, que esta grande obra, que este vasto y magnífico palacio ha sido fabricado por sí mismo, ó que este mundo tan unido, tan bien ordenado y tan adornado ha sido hecho por el acaso? ¿Quién no reconoce en este todo y en todas sus partes un Ser soberano, y una suprema inteligencia que lo conserva y lo gobierna? ¡Qué poco merecen nuestros dioses el nombre que llevan! ¡Qué divinidades tan ridículas! Se sabe cuándo nacieron estos pretendidos dioses: ellos no existieron siempre; luego no se han criado a sí mismos ; porque, cuando uno no existe, no puede producirse ni criarse; luego es preciso que haya una suprema inteligencia, un Ser soberano, que no haya comenzado jamás a existir.

Hecha cristiana Bárbara, conoció luego que la verdad no podía encontrarse sino en un espíritu verdaderamente cristiano. Ilustrada por las: luces de la fe, no halló gusto en adelante sino en las máximas del Evangelio. Haciendo impresión la gracia en un alma tan inocente, no aspiró sino a la soberana felicidad. El mundo la pareció no tener cosa que fuese digna, dé un corazón cristiano. La virginidad con especialidad la parecía una virtud tan preciosa y tan, amable, que hizo propósito de perder antes la vida que este rico tesoro; siendo, la augusta calidad de esposa de Jesucristo el solo objeto de su ambición y de su ternura.

Como Dióscoro tenia distintas miras en cuanto a su hija, y ésta era su ídolo, pensó en buscarla un establecimiento correspondiente a su mérito y a sus prendas: desde luego, se le presentó un partido ventajoso, qué debía hacerla una de las señoras más principales dé la provincia. La hizo Dióscoro la proposición, y se la dotó, con todo lo que podía tentar a una señora joven. El desprecio con que miró la Santa este matrimonio no hizo que su padre perdiera de todo punto las esperanzas; el cual, teniendo que hacer un viaje, creyó que el tiempo la mudaría, y que a su vuelta la encontraría más dócil: nuestra Santa en este tiempo pidió a su padre que mandara hacerla en lo más bajo de la torre un baño para su uso. Consintió Dióscoro en ello, no atreviéndose a negar cosa, alguna a su hija : ella misma trazó el plan, y su padre mandó a los albañiles que hicieran cuanto antes la obra. Habiendo partido Dióscoro, nuestra Santa dió priesa a los obreros; pero lo que quería no era un baño, sino una capilla: mandó hacer en ella tres ventanas que, a falta de imágenes, la representaban el misterio de la Santísima Trinidad.

Habiendo vuelto Dióscoro de su viaje, corre adonde estaba su hija, la abraza, y, no dudando qué hubiese mudado de sentimientos sobre el partido que la había propuesto, la pregunta sí permanece siempre resuelta a no admitir el casamiento. Nuestra Santa le responde que la ternura con que ama a su padre no la permite apartarse de él para pasar a la casa de un esposo. Vos, padre mío, sois ya viejo, le dice con un tono tierno y afectuoso; permitid que, cuide yo de vuestra vejez. Dióscoro; enternecido y embelesado de una respuesta tan oficiosa y tan obligatoria, no la habló más de casamiento, pero, imaginando que la soledad en que había criado a su hija fuese la causa de lo disgustada que estaba del mundo, determinó ponerla en su casa, y hacerla tratar con toda especie de gentes.

La Santa sintió vivamente dejar su soledad; pero instruida por el Espíritu Santo, y fortalecida con la gracia; determinó hacérse un retiro interior en el fondo del corazón, en donde esperaba no perder jamás de vista a su Dios. Como su padre era el pagano más supersticioso que se vió jamás, había procurado llenar su casa de ídolos: al entrar Bárbara en ella quedó sorprendida de esta tapicería; y, no pudiendo disimular su indignación, dijo a su padre con un tono indignado : ¿Qué hacen aquí todos estos ridículos muñecos? Dióscoro, herido vivamente de esta pregunta, y de los términos de menosprecio de que se había servido para burlarse de. sus dioses, la respondió con un tono áspero mezclado de amenazas : ¿Cómo hablas así? ¿Llamas muñecos a los sagrados ídolos de nuestros dioses? ¿Ignoras acaso el respeto que se les debe, y a qué castigo se expone el que les insulté? Nuestra Santa, movida de compasión a vista de una ceguedad tan lastimosa, y animada al mismo tiempo de un nuevo celo, le dice: ¿Es posible, padre mío, que un hombre del juicio y cordura que Vos tenga por dioses a las obras de los hombres? ¿Ignoráis las infamias de una Venus, y los horrendos desórdenes de un Marte, de un Neptuno, de un Apolo, de un Júpiter? Esta sola multiplicidad de divinidades ¿no es el mayor monstruo que se puede pensar? Sabed, padre mío, que no hay más que un solo Dios, el cual es el Ser supremo, Criador de todas las cosas, todopoderoso, infinito, soberano Señor del Universo, sólo Juez árbitro de la suerte de todos los hombres; y este Dios único, y sólo digno de respeto y adoración, es el Dios de los cristianos ; toda otra divinidad es una pura quimera. Dióscoro estaba tan aturdido de lo que oía, que parecía haber quedado yerto todo el tiempo que duró el razonamiento. Mas, volviendo de su pasmo, se abandonó a su natural fogoso y brutal; y haciéndole olvidar su cólera que era padre, arrebatado de un furor que no le permitía usar libremente de la razón, corre a tomar el sable para degollar a su hija, jurando por sus dioses que él mismo ha de ser su verdugo. No ignoraba la Santa lo que era capaz de hacer su padre; y así creyó que debía quitarle la ocasión de cometer un tan horrible parricidio. Escapando, pues, de su furor por medio de la fuga, atraviesa un campo para buscar un asilo donde ocultarse. No bien vuelto en sí Dióscoro, corre en su seguimiento; pero una roca se divide milagrosamente para franquearla el paso; mas esta maravilla hizo poca impresión en aquel furioso; el cual, habiéndola perdido de vista, se puso mucho más colérico. Se informa dónde estaba aquella a quien perseguía con tanto furor y rabia. Un pastor le señala una gruta cubierta de ramas, donde la hija había ido a esconderse. Habiéndola encontrado el bárbaro padre, se arroja sobre ella como un lobo rabioso sobre una inocente, oveja; la arrastra por los cabellos, y, habiéndose convertido en furor toda su ternura, la trata con tanta crueldad, que hubiera causado lástima aun a las bestias más feroces. Llevándola, después medio muerta a su casa, hubiera acabado de quitarla la vida si hubiera creído poderlo hacer impunemente. Resolvió delatarla al gobernador por cristiana, esperando que podría negar la fe a vista de los suplicios ; ó que, si perseveraba en querer ser cristiana, por lo menos tendría el bárbaro placer de verla expirar en los tormentos.

No aguardó Dióscoro mucho tiempo a ejecutar su cruel designio: va a buscar al presidente, llamado Marciano, y le presenta aquella inocente víctima atada como un criminal, y maltratada toda a golpes. Viendo Marciano a esta joven doncella, en quien la mansedumbre y la modestia igualaban a la belleza, se movió a compasión: la hizo quitar los cordeles con que estaba atada, y, blasfemando de la severidad que el padre había usado con ella, emplea todos los artificios para hacerla renunciar su religión. Alaba su belleza, su talento, sus raros méritos, y la promete todo lo que puede lisonjear y tentar a una doncella joven, si quiere obedecer las órdenes del Emperador, y adorar los dioses del imperio. Entonces nuestra Santa, que hasta aquí no había dicho palabra, habló al gobernador con tanta energía y elocuencia de la nada de todas las ventajas pasajeras con que la lisonjeaba, de la quimérica y extravagante divinidad de los pretendidos dioses de los paganos, y de la verdad y santidad de la religión cristiana, que toda la asamblea quedó admirada: el juez mismo se sorprendió, pero temiendo caer en desgracia de la corte s¡ disimulaba el hecho, ó si no usaba de severidad con esta joven cristiana, la hizo despedazar a golpes, que hicieron de todo su cuerpo una sola llaga; después, poniendo sobre su carne uno horroroso cilicio de cerdas, la hizo cerrar en un calabozo, donde cada instante sufría un horrible y doloroso suplicio. Jesucristo se la apareció por la noche, la consoló, la animó y la prometió sostenerla en medio de los tormentos; y, para darla pruebas sensibles de su protección, la curó repentinamente de todas sus llagas.

Por la mañana la hizo comparecer Marciano ante su tribunal, y, hallándola perfectamente curada, quiso persuadirla que debía su curación al poder de los dioses; pero la Santa, mirando con compasión a este pagano, le dijo: Señor, ¿sois tan ciego que creáis que unos ídolos, que necesitan de la mano de los hombres para ser lo que son, hayan podido obrar este prodigio? Ninguno de vuestros quiméricos dioses tiene poder para tanto; quien me ha curado es sólo Jesucristo, vuestro Dios y mío. Aunque hagáis piezas mi cuerpo, el que me ha dado la salud puede también darme la vida. Yo le he hecho un sacrificio de la mía, asegurada que vive eternamente con él en el Cielo el que muere aquí por su amor. Irritado el tirano de esta respuesta, la hizo despedazar con uñas de hierro, y después la hizo quemar los costados con hachas encendidas. Todo el tiempo que duró este cruel y horroroso suplicio tuvo la Santa levantados sus ojos al Cielo, y con rostro risueño decía : Señor, que conocéis el fondo de los corazones: Vos sabéis que el mío no ama sino a Vos, no desea sino a Vos, y en Vos sólo pone toda su confianza. Dignaos socorrerme en este duró combate, y no permitáis que vuestra esclava y vuestra esposa sea jamás vencida. No me arrojéis de vuestra presencia; haced que vuestro santo espíritu no se aparte jamás de mí. El tirano, enfurecido y despechado al ver la intrepidez de esta heroína cristiana, mandó que la cortasen los pechos. Aunque el suplicio fué cruel, y el dolor vivo y agudo en una doncella de diez y ocho a veinte años, la mano del Todopoderoso la fortaleció y la sostuvo. Se la apareció segunda vez Jesucristo, y derramó en su alma tantas dulzuras, que casi no sintió en adelante el rigor de los suplicios. Por último, perdiendo el presidente toda esperanza de vencer su fe y de cansar su perseverancia, la condenó a que la cortasen la cabeza.

Dióscoro, este padre cruel, inhumano y bestial, no contento con haber estado presente a todos los suplicios de su hija, llevó la barbarie hasta el extremo de querer ser él su último verdugo. Pidió al juez le hiciese el gusto de que su hija no muriese por otras manos que por las suyas. Una petición tan bárbara, que causó horror a todos los que estaban presentes, le fué, otorgada. Aquella casta víctima fue llevada fuera de la ciudad a una pequeña colina, donde apenas llegó se puso de rodillas, levantó los ojos al Cielo, y habiendo hecho una breve oración, suplicando al Señor que aceptara el sacrificio que le hacía de su vida, alargó el cuello a aquel padre inhumano: el que de un golpe de sable terminó una tan bella vida y la procuró la gloria del martirio el día 4 de Diciembre, siendo emperador, Maximino. El Cielo miró con horror la inhumanidad de este padre bárbaro y quiso librar al mundo de este monstruo de crueldad; pues al bajar de la colina, todo teñido en la sangre de su propia hija, estando el Cielo sereno y el aire muy quieto, se oyó el ruido, de un trueno, y un rayo vino a estrellar al pie del monte a este padre inhumano. Poco tiempo después tuvo la misma suerte el gobernador Marciano, siendo muerto por otro rayo. Desde entonces se hizo universal el culto de esta gran Santa, tanto en la iglesia griega como en la latina, y en toda ella es invocada, especialmente contra los truenos y rayos. Por el mismo motivo la invocan también para alcanzar de Dios la gracia de no morir sin los últimos: sacramentos. Un insigne milagro aumentó esta, devoción y la confianza, de los fieles en esta gran Santa.

El año de 1448 sucedió en la ciudad de Gorcun, en Holanda, que, un hombre llamado Enrique, muy devoto de Santa Bárbara, por la, confianza que tenía de que le alcanzaría la gracia de no, morir sin sacramentos; se encontró rodeado de un fuego, sin esperanza de salvar la vida. En este conflicto recurrió a su santa protectora, la que, se le apareció; y aunque no le había quedado ya sino un soplo de vida, por haber sido tan maltratado del fuego que no tenía figura de hombre, le dijo que Dios le alargaba la vida hasta el día siguiente, para darle tiempo de recibir los últimos sacramentos de la Iglesia; y, habiéndose apagado el fuego al mismo instante, se confesó, recibió el Viático y la Extremaunción; el mismo sacerdote que le confesó, llamado Teodorico Pauli, dejó a la posteridad la historia de este gran milagro. En la historia de San Estanislao Kostka, de la Compañia de Jesús, se halla otra prueba insigne de esta singular protección, de resultas de una confianza semejante a la expresada.

Habiendo sido llevado a Constantinopla el cuerpo de esta Santa, fué depositado, al fin del noveno siglo, en una iglesia erigida a honra suya por el emperador León. Pero en el año 991, siendo emperador Basilio, dieron estas Santas Reliquias a los venecianos, cuya mayor parte se guarda todavía hoy en la iglesia de los PP. de la Compañía la de Jesús de Venecia.

(P. Juan Croisset, S.J.)

http://www.santopedia.com/santos/santa-barbara-de-nicomedia

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La vida de Santa Elena a escena en el Colegio Trinidad

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El grupo que representó la vida de San Pelagio, será el encargado de protagonizar esta obra de teatro el 28 de diciembre

El Colegio Trinidad será el escenario de una novedosa representación teatral que reunirá a 35 jóvenes del Camino Neocatecumenal para llevar a escena la vida de Santa Elena, madre del emperador Constantino y figura clave en la historia del cristianismo, ya que, entre otras cosas, mandó a promulgar el Edicto de Milán por el que se daba libertad de culto a los cristianos y apoyó al obispo Osio de Córdoba, quien también aparece en la representación de la mano de los santos Acisclo y Victoria. “En nuestra Diócesis nos encontramos en el Año jubilar de San Acisclo y Santa Victoria, patronos de nuestra Diócesis, con motivo del 450 aniversario del hallazgo de sus reliquias. Además, en este año 2025 estamos celebrando los 1700 años de la celebración del Concilio de Nicea, presidido por Osio, obispo de Córdoba, del que esperamos su pronta canonización. Por otra parte, hemos podido constatar que las diferentes representaciones que hemos realizado en tantos sitios durante el curso pasado, por la gracia de Dios, hasta un total de 19 veces, ha ayudado muchísimo tanto a la gente que ha ido a verla como a los propios jóvenes-actores y todas estas motivaciones, unidas al ingenio de la directora, y al deseo de que se conozca la historia de esta gran y desconocida mujer, Santa Elena, ha hecho que este curso nos pongamos manos a la obra con esta nueva representación”, explica Jacob Martín, rector del Seminario Redemptoris Mater “San Juan de Ávila”.

La obra, preparada por los grupos juveniles del Camino Neocatecumenal de las parroquias de San Francisco y San Eulogio, Sagrada Familia y Santa Isabel de Hungría de Córdoba –un total de 35 jóvenes, de entre 13 y 24 años-, busca acercar al público la figura de Santa Elena a través de una puesta en escena dinámica, cuidada y llena de simbolismo, tal y como lo hicieron con la representación de San Pelagio. Se estrenará el próximo 28 de diciembre, en el salón de actos del Colegio Trinidad, en dos sesiones, a las 18:00 y a las 20:00 horas. El aforo máximo es de 200 personas y se difundirá en los próximos días un formulario para la reserva de plazas.

Al igual que en la obra anterior, los beneficios que se recauden irán destinados a ayudar a los actores a sufragar los gastos de las próximas peregrinaciones. No se cobrará una entrada, sino que al finaliza la actuación, dos adultos en la puerta recogerán los donativos que anónima y voluntariamente quieran entregar los asistentes. Además, se podrá hacer donación a través de un bizum al número de teléfono de Jacob Martín: 660474065.

Las personas que estén interesadas en la obra y en su representación, podrán solicitar información en el correo electrónico: jacobmartinrodriguez@gmail.com.

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El clero diocesano celebra su retiro de Adviento en la Cartuja de Jerez

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El clero diocesano celebra su retiro de Adviento en la Cartuja de Jerez

Este miércoles 3 de diciembre, el clero de la Diócesis de Asidonia-Jerez ha celebrado su retiro de Adviento en el Monasterio de la Cartuja de Santa María de la Defensión.

La jornada comenzó a las 10:30 h con un momento de acogida y café, dando paso a las 11:00 h a un tiempo de oración y reflexión. En esta ocasión, el encargado de guiar la meditación ha sido el sacerdote diocesano D. Antonio Sabido, párroco de la Basílica de Nuestra Señora de los Milagros de El Puerto de Santa María, quien ha ofrecido una reflexión centrada en el tiempo litúrgico del Adviento.

A las 12:00 h tuvo lugar la exposición del Santísimo, permitiendo un espacio de oración personal y celebración del Sacramento de la Penitencia. El retiro concluyó a las 13:15 h con la bendición y despedida.

Una jornada de encuentro fraterno y recogimiento espiritual que ha ayudado a los sacerdotes a preparar su corazón para el tiempo de Adviento.

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La Pastoral Juvenil organiza una convivencia tras la Eucaristía con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción

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La Pastoral Juvenil organiza una convivencia tras la Eucaristía con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción

La Pastoral Juvenil de la Diócesis de Asidonia-Jerez invita a todos los jóvenes a participar en la Eucaristía del próximo 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, patrona de la Diócesis.

La jornada comenzará con la Eucaristía a las 11:00 horas en la Santa Iglesia Catedral, presidida por Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez. Desde la Delegación de Pastoral Juvenil se anima a todos los jóvenes a vivir esta cita como parte de la gran familia diocesana que somos, compartiendo la fe junto a nuestro Obispo y el resto de la Iglesia local.

Tras la Misa, tendrá lugar una convivencia juvenil en el Beaterio, donde los asistentes podrán disfrutar de un rato de encuentro y fraternidad. Para ello, se invita a los participantes a llevar comida para compartir.

Una jornada festiva en torno a María, en la que la juventud diocesana se une en comunión, oración y alegría para celebrar a su patrona.

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El Movimiento de Cursillos de Cristiandad celebra su retiro de Adviento en la Cartuja de Jerez

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El Movimiento de Cursillos de Cristiandad celebra su retiro de Adviento en la Cartuja de Jerez

El Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Asidonia-Jerez ha celebrado recientemente su retiro de Adviento en el Monasterio de la Cartuja de Santa María de la Defensión, un entorno privilegiado para el encuentro con el Señor y la preparación espiritual de cara a la Navidad.

Durante la jornada, los participantes pudieron vivir un tiempo de oración, reflexión y convivencia fraterna, profundizando en el sentido litúrgico de este tiempo de espera y esperanza.

Desde el movimiento se recuerda además que el próximo Cursillo de Cristiandad en Jerez se celebrará del 5 al 7 de diciembre de 2025. Para más información o inscripciones, los interesados pueden contactar a través de los teléfonos 646 244 148 y 669 223 673, o consultar la web oficial:
www.cursilloscristiandadjerez.es

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7 DICIEMBRE: Vigilia diocesana de Inmaculada, una invitación a preparar el Adviento mirando a María

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La Iglesia de Almería celebrará el próximo domingo 7 de diciembre, a las 19:00 horas, la tradicional Vigilia de María Inmaculada en el Seminario Diocesano (Carretera de Níjar, 61). Será un encuentro de oración especialmente significativo, pensado como un modo de iniciar el Adviento poniendo la mirada en quien mejor supo acoger la venida del Señor: la Virgen María.

Este acto tiene además un valor especial por la comunión que expresa. La convocatoria nace del trabajo conjunto entre CONFER Almería, los religiosos y religiosas presentes en la diócesis y la Pastoral Juvenil y Universitaria. Jóvenes, consagrados y laicos se reunirán como una sola familia para poner la mirada en María y pedir su acompañamiento en este tiempo de esperanza.

La invitación está abierta a todos los que deseen vivir un momento de oración sereno y profundo en la víspera de la solemnidad de la Inmaculada.

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Proyecto Conyugal celebra su quinto retiro del año en Granada

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Han participado 50 matrimonios y 3 sacerdotes.

El fin de semana del 28 al 30 de noviembre 50 matrimonios y 3 sacerdotes participaron en el retiro de Proyecto Amor Conyugal, celebrado en la Casa de espiritualidad Papa Francisco – Seminario Mayor, siendo el quinto retiro que celebran este año en nuestra Diócesis.

De los 50 matrimonios, 39 han participado por primera vez en este retiro, acompañados por los 11 matrimonios restantes.

“Lejos de ser una formación meramente teórica, el retiro busca que los matrimonios vivan una experiencia real y transformadora que les ayude a caminar hacia un matrimonio santo y feliz. Los sacerdotes también han vivido el retiro como una experiencia personal, profundizando en su relación con Cristo desde su esponsalidad con la Iglesia. Aunque no es la primera vez que un sacerdote realiza este retiro en la diócesis, sí ha sido la edición con mayor número de presbíteros participantes hasta la fecha”, explica Proyecto Amor Conyugal Granada.

Los retiros están abiertos a la participación de los matrimonios que lo deseen. Según informó Proyecto Amor Conyugal, algunos matrimonios afirmaron que acudían a este retiro en una situación de trámites de separación y, tras participar en él, movidos por la insistencia de familiares y amigos, habían tomado la decisión de retomar su relación.

También se ha dado la situación de otros matrimonios que “manifestaron que llegaron sin muchas expectativas o que esto no iba con ellos, porque ya vivían su fe de forma activa en distintas realidades de la Iglesia, pero que salían sorprendidos y emocionados al descubrir en el retiro una nueva forma de mirar su matrimonio y de entender cómo Dios lo pensó desde el principio”.  

El retiro está inspirado en las primeras 23 catequesis de san Juan Pablo II sobre la Teología del Cuerpo, en las que se profundiza en el valor del matrimonio cristiano y se descubre “el matrimonio como Dios lo pensó”.

Para dar continuidad a lo vivido, Proyecto Amor Conyugal ofrece catequesis mensuales a través de grupos parroquiales, así como el acompañamiento personal de un matrimonio tutor que ayuda a seguir viviendo y consolidar el camino iniciado en el retiro.

Actualmente, el método cuenta en la diócesis con 21 grupos parroquiales, dos de ellos dirigidos a novios.

La próxima actividad será la Jornada de la Alegría, con el lema “Cómo vivir un matrimonio alegre”, que se celebrará el 11 de enero en la Casa de Espiritualidad Papa Francisco. El próximo retiro de matrimonios será del 17 al 19 de abril de 2026.

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