Somos Iglesia Diocesana

Carta Pastoral de Mons. Bernardo Álvarez Afonso, Obispo de Tenerife con motivo de la celebración del Día de la Iglesia Diocesana, el próximo 13 de noviembre.

Queridos hermanos y hermanas de la Diócesis Nivariense:

La Jornada del Día de la Iglesia Diocesana, que este año 2011 tiene lugar el 13 de noviembre, es una ocasión propicia para acrecentar en todos los católicos la conciencia y el sano orgullo de pertenecer a la Iglesia, Pueblo de Dios extendido por toda la tierra. Para cada uno esa pertenencia se concreta en una determinada diócesis que es encomendada al cuidado y la atención pastoral de un obispo. 

Para los que vivimos en las “islas canarias occidentales”, nuestra pertenencia a la Iglesia se realiza en la Diócesis Nivariense, Iglesia de Dios que peregrina en Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro. En ella el obispo —con la cooperación de los sacerdotes— guía a los fieles católicos procurando su santificación mediante la predicación de la Palabra de Dios, la celebración de la eucaristía y los demás sacramentos, y exhortándoles a llevar una vida conforme al mensaje de Jesús practicando las obras de misericordia,  especialmente en favor de los más pobres y necesitados. 

A su vez, todos fieles cristianos, por el hecho de estar bautizados y cada uno según su carisma, vocación, ministerio o función, constituyen la Iglesia cuerpo de Cristo en la que habita el Espíritu Santo, que es quien la unifica, la dirige interiormente y enriquece a los fieles con sus dones. Todos constituimos la Iglesia y somos miembros activos en ella. Por eso, podemos afirmar con verdad que, por el vínculo de la caridad, en la variedad de carismas y ministerios, “todos somos Iglesia Diocesana” y de todos nosotros depende lo que la Iglesia es ante Dios y ante el mundo. 

Las diócesis, por tanto, son porciones del único Pueblo de Dios extendido por toda la tierra, en las que se hace presente en un determinado lugar la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Ahora bien, para que los dones de la salvación que Dios ha puesto en su Iglesia alcancen a todos los fieles, dentro de cada Diócesis y

en las zonas donde vive la gente, se constituyen las parroquias para que los cristianos podamos vivir y celebrar nuestra fe de una manera concreta, aunque sin perder la referencia de la propia diócesis y del obispo, así como la comunión con todas las diócesis del mundo, y de modo especial con la de Roma que, con su obispo el Papa Benedicto XVI, nos preside a todos en la caridad. 

El sentido de pertenencia a la Iglesia debe llevarnos a una implicación directa en las tareas pastorales y en el sostenimiento económico de la misma: la Iglesia necesita nuestra colaboración personal. La mayoría de las acciones pastorales las llevan a cabo voluntarios, tanto cuando participan como miembros de los consejos de pastoral, de economía, etc., como en la formación de niños y jóvenes a través de las catequesis, en el trabajo a favor de los más desfavorecidos o en otras acciones que hacen posible el buen funcionamiento de las parroquias y de la diócesis en su conjunto. Damos gracias a Dios por tantos fieles que generosamente trabajan en “la viña del Señor”. Pero, como ya anunció el Jesús, “la mies es mucha y los obreros pocos”. Es decir, que muchas cosas se quedan por hacer o se han a medias por falta de cristianos responsables que se implican activamente en la marcha de la Iglesia. Todo ello debe hacernos más conscientes de la necesidad de nuestra participación y llevarnos a un mayor compromiso en la vida y misión de la Iglesia. 

La Iglesia necesita, también, de nuestra colaboración económica. Las aportaciones voluntarias de los católicos es la parte más importante del sostenimiento económico de la Iglesia. Aparte de poner la “x” en la declaración de la renta a favor de la Iglesia Católica y de ser generosos con nuestros donativos en las colectas que se hacen en la celebración de la Santa Misa, una buena forma de colaborar es, también, haciendo una aportación periódica personal o familiar, abonada por domiciliación bancaria. La cuantía dependerá de la situación económica familiar y de la generosidad de sus miembros. 

El “Día de la Diócesis” es el día de los católicos, pues, “todos somos Iglesia Diocesana”. Es un día para dar gracias a Dios por la Iglesia y por todos los bienes espirituales que a través de ella recibimos. Es un día para sentirnos miembros vivos y activos de una familia, la familia de los hijos de Dios, que forma un pueblo nuevo y sin fronteras, con gentes de toda raza, lengua y nación. Un pueblo que, siguiendo fielmente los preceptos de Cristo, tiene como misión anunciar el Reino de Dios y de establecerlo en medio de todas las gentes: el reino de la  verdad y de la vida, el reino de la santidad y de la gracia, el reino de la justicia, del amor y de la paz. 

Como rezamos en una plegaria de la Misa, pidamos a Dios: “Haz que nuestra Iglesia Diocesana Nivariense se renueve constantemente a la luz del Evangelio y, por la fuerza del Espíritu Santo, encuentre siempre nuevos impulsos de vida… que la Iglesia sea en medio de nuestro mundo, dividido por las guerras y discordias, instrumento de unidad, de concordia y de paz”. Que así sea. 

† Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense 

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