Carta del obispo de Tenerife, Mons. Bernardo Álvarez, con motivo del Encuentro diocesano del 10 de mayo de 2020.
Queridos diocesanos:
Entre los actos programados para este año 2020, en el que estamos celebrando el Bicentenario de la Constitución de nuestra Diócesis Nivariense, está previsto -para el 10 de mayo próximo- un Encuentro Diocesano para festejar juntos nuestra identidad como Iglesia Particular que peregrina en Tenerife, La Gomera, El Hierro y La Palma.
Cuando comenzamos la preparación y la celebración de los Doscientos Años de la Diócesis, no podíamos ni imaginar un escenario como el que estamos viviendo, consecuencia de la pandemia del COVID-19.
Por tanto, ante la situación actual, es el momento de comunicar oficialmente que no podremos celebrar, en la forma prevista, el Encuentro Diocesano del 10 de mayo, quedando suprimidos todos los actos previsto al respecto.
No obstante, continuamos con el mismo espíritu que con el que hemos querido celebrar el Bicentenario de la Diócesis: “Haciendo memoria agradecida del pasado, viviendo el presente con pasión y mirando al futuro con esperanza”. Esta triple perspectiva que apunté en mi carta pastoral sigue siendo pertinente para esta hora que estamos viviendo y para los desafíos a los que nos enfrentamos en este momento.
Sí. Debemos continuar dando gracias a Dios por cuantos han hecho posible, alentados por el Espíritu Santo, la travesía de esta diócesis Nivariense durante 200 años. Agradecer a Dios todo lo positivo y evangélico que ha hecho fructificar entre nosotros. Reconocimiento y gratitud por todo lo que hemos recibido como legado de fe, esperanza y caridad de las generaciones precedentes.
Dar gracias también a cuantos en los últimos meses han puesto lo mejor de sí, de su trabajo, entusiasmo y servicio pastoral para que este Encuentro conmemorativo fuera posible. A la Comisión Diocesana, creada al efecto, a las Delegaciones Diocesanas, a los párrocos y al resto de los agentes de pastoral. Agradecer, igualmente, la mejor disposición de las administraciones públicas, fundamentalmente del Ayuntamiento de La Laguna. También, agradecemos la disponibilidad del Sr. Cardenal Secretario de Estado, Su Eminencia Pietro Parolín, para acompañarnos y compartir con nosotros tan importante jornada; y mantenemos el deseo de que nos pueda visitar en otra ocasión. Que Dios, que ve en lo escondido, nos otorgue los frutos de este trabajo cuando Él lo tenga a bien.
Con todo, es posible proseguir celebrando este aniversario con pasión por el presente y con esperanza en el futuro. Ciertamente, la actual situación que vivimos nos indica que “algo está muriendo y algo está naciendo”. Vivimos en medio de “dolores de parto” que, debidamente aprovechados, puede ser una oportunidad para cimentar una mejor respuesta de la Iglesia en su servicio al mundo, en nuestro caso de las Canarias occidentales. Ahora, si cabe, revisten mayor actualidad las palabras que les decía en la Carta “200 años de nuestra Diócesis – las tres miradas”:
“Vivir el presente con pasión” significa hacer nuestras de manera más intensa, y mostrar en la vida de nuestra Diócesis, aquellas palabras del Concilio Vaticano II al comienzo del documento Gaudium et spes: «Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia».
A esta generación, sobre todo a los que ahora son más jóvenes, le va a tocar afrontar, discerniendo la voluntad de Dios y contando con todos, esta realidad del mundo presente, con esperanza y pasión. Como les decía, también en mi carta:
«El Bicentenario, es una ocasión especial para tomar conciencia del presente que nos ha tocado vivir y escuchar de nuevo a Cristo que nos dice: “No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca” (Jn. 15,16); y, en consecuencia, sentirnos llamados a superar la pasividad e involucrarnos con mayor ardor [“pasión” dice el Papa] en la edificación de la Iglesia… No podemos olvidar, como hemos oído con motivo del Día de la Iglesia Diocesana, que «Sin ti no hay presente. Contigo hay futuro».
Memoria agradecida del pasado, vivir con pasión el presente y, muy especialmente, abrirnos con esperanza al futuro, pues si bien es verdad que “mientras hay vida, hay esperanza”, también, habría que decir que “cuando no hay esperanza la vida queda paralizada”. Ésta no es una realidad estática, sino profundamente dinámica y comprometedora. Ante la conciencia de nuestras limitaciones -y las dificultades que tenemos para superarlas- corremos el peligro de caer en el desánimo y la frustración. Sin embargo, la incertidumbre y el miedo ante el futuro que nos espera, tienen que ser superados por la esperanza cristiana que se apoya en la certeza de que Dios es fiel y cumple sus promesas.
Por todo ello, nos mantenemos en constante acción gracias a Dios por todos los bienes recibidos a lo largo de estos 200 años de vida diocesana y, en orden a manifestarlo juntos, les comunico que, en la manera que sea posible, celebraremos -probablemente a nivel de cada isla- algún acto para visibilizar, como Iglesia peregrina, que “somos un pueblo que camina, y juntos caminando podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad”.
Con gratitud y afecto, le bendice de todo corazón,
† Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense