La Villa y Puerto de Garachico acogió en el día de hoy, viernes 12 de octubre, la celebración de Apertura del Año de la Fe, convocado por el Papa Benedicto XVI. El encuentro comenzó en la Plaza de Santo Domingo con algo de retraso, ya que las previsiones de asistencia se superaron con creces y lo miembros de la organización, junto con la Policía Local y la Policía Canaria, tuvieron que aunar efectivos para distribuir en los aparcamientos el gran número de vehículos y guaguas que acudieron a esta zona de la isla Baja.
Según datos oficiales de la Policía Local, en torno a cien guaguas recibió la Villa. A esto hay que sumar todos los vehículos privados que coparon las diferentes zonas habilitadas para el estacionamiento.
A lo largo de este singular evento diocesano, distintas ofertas pastorales permitieron a los participantes experimentar las distintas dimensiones de la fe católica. Cáritas, Pastoral con Jóvenes, Pastoral Vocacional, Promoción de la Nueva Evangelización, Misiones y un largo etcétera, mostraron el ser y el hacer que les mueve en nombre de la fe.
Garachico se convirtió en una especie de «parque temático de la fe» donde los participantes no se limitaron a permanecer pasivos en un solo punto, sino que pudieron hacer un recorrido interactivo por las calles de la Villa y Puerto. Así, por ejemplo, en el Exconvento de Santo Domingo, fueron invitados a presenciar la obra de teatro «Cosas de locos», protagonizada por miembros del seminario diocesano. Una función que tuvo dos pases y que hizo las delicias del público, pasando de la risa, en la primera parte de la obra, a una reflexión final: «¿Es cosa de locos creer en un mundo más fraterno en donde la fe sea el motor de la vida?»
Al finalizar la representación teatral, los asistentes podían elegir entre varias opciones. Una de ellas fue la Ermita de San Roque donde dos misioneros compartieron su testimonio de vida. «Las sensaciones que me he llevado de este encuentro han sido impresionantes»- comentaba Rolando, misionero javeriano natural de México, al final del encuentro. Rolando compartió con los participantes su vida en El Chad. «Me llevo esta Diócesis grabada en el corazón. Créanme que rezaré por ustedes». Y tras estos testimonios, llegaba el turno de ejercitar los sentidos. Una peculiar Gymkana de la fe hizo que los asistentes se pusieran en el lugar de los más desfavorecidos. Mónica y Mireya, dos jóvenes de Valle de Guerra comentaban al finalizar una de las pruebas, lo importante que es sentirse acompañadas cuando no se puede ver, ni caminar. «Con los ojos tapados y la pierna atada, me ha costado un mundo hacer este pequeño recorrido. A veces, nos cuesta ayudar al otro, precisamente porque desconocemos lo que es vivir limitado»- comentó Mireya.
Las principales calles de Garachico eran un hervidero de personas a media mañana en un ir y venir, al son de cantos y bailes. La iniciativa «Melodías de fe» hizo que en el atrio del instituto y en la plaza de La Libertad, grandes, pequeños y jóvenes, formaran espontáneos grupos de canto junto a conocidos cantautores cristianos.
Para reponer fuerzas y para recordar cuál era el motivo central de este encuentro, tres celebraciones de la Palabra en el Convento de las Concepcionistas, propiciaron un encuentro profundo con Dios, mediante la exposición del Santísimo.
El encuentro se completó con diferentes exposiciones sobre los sacramentos, la vida de los santos, la experiencia vocacional, la religiosidad popular y la historia de nuestra fe.
El acto diocesano concluyó con una multitudinaria celebración de la Eucaristía presidida por el obispo y concelebrada por 100 sacerdotes, en la Plaza de San Francisco. Monseñor Álvarez entregó solemnemente el Credo a todos los asistentes a la Misa.
En su homilía, el prelado señaló que este es un año para volver a descubrir, cultivar y testimoniar el don de la fe. Un año para redescubrir los contenidos y el significado de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada. «Para los que estamos aquí, un día se abrió la puerta de la fe. A través de otros creyentes anteriores a nosotros, o por otros caminos, Dios nos regaló el don de conocerlo y creer en Él. Yo les invito a dar gracias a Dios por la fe y por todas las personas a través de las cuales, Dios se ha servido para que cada uno de nosotros haya iniciado el camino de la fe cristiana».
El obispo, en otro momento de su intervención, recordó que la fe y el amor son nuestra única fuerza ante los poderes del mal, del mundo y del pecado. «Como nos muestra el Evangelio, la fe es la luz de la vida que permite ver las maravillas de Dios en todo lo que nos rodea y ver las personas y acontecimientos con los ojos de Dios. La fe nos permite sentir las cosas como Dios las siente, especialmente nos hace atentos, sensibles y activos ante el prójimo necesitado.»
Además, Bernardo Álvarez precisó que es necesario cultivar la fe: Con la lectura y meditación de la Palabra, con la vida litúrgica, con la oración, con la formación, intensificando el testimonio de la caridad, compartiendo nuestras experiencias de fe, comunicando la propia experiencia de Dios y actuando en todo momento y circunstancia, con criterios de fe.
El prelado finalizó su homilía recordando a la Virgen. «Todos estamos llamados a ser, y podemos serlo, como Ella, personas oyentes, orantes y oferentes».
Al finalizar la Eucaristía, el alcalde de Garachico, José Heriberto González hizo entrega al obispo de la metopa con el escudo heráldico de la Villa y Puerto de Garachico. Posteriormente el prelado impartió la bendición a los fieles, los cuales respondieron con un caluroso aplauso.