Entrevista a D. Bernardo Álvarez, Obispo de Tenerife. Publicada en el periódico regional Diario de Avisos. La visita de la Virgen de Candelaria a La Laguna -permanecerá hasta el día 22 en la iglesia de la Concepción- constituye un hecho que trasciende lo religioso, para convertirse en un acontecimiento social, por las miles de personas que siguieron la peregrinación de 21 kilómetros y las otros miles que salieron al encuentro de la Patrona de Canarias durante el trayecto. El obispo, Bernardo Álvarez, explica sus impresiones sobre esta visita.
– ¿Qué finalidad persigue este traslado periódico de la Patrona canaria al área metropolitana?
“Sólo tiene una finalidad pastoral y evangelizadora.”.
– ¿Qué impresión le ha causado la peregrinación del sábado 9?
“Extraordinaria. Yo no pude, y bien lo sentí, estar en toda la peregrinación, pero me mantuve permanentemente informado. A primera hora, me alegró comprobar por televisión cómo la Basílica, ya antes de salir el sol, estaba llena de fieles. Luego pude dirigirme por radio a los que estaban en la plaza de la Basílica. Ver los rostros de las personas, dejarte imbuir por un acontecimiento de fe y alegría como es esta visita, no puede tener más que una valoración positiva. Además, esta peregrinación es un reflejo de la vida misma que, a veces, es luminosa como lo fue buena parte de este traslado. Otras veces hay situaciones más duras y difíciles de afrontar, como nos ocurrió en la Cuesta de las Tablas. Otras veces sopla un fuerte viento, como pasó en algún tramo del trayecto, que nos dificulta la vida o la fe. Pero en otras ocasiones la vida es como el extraordinario amanecer que tuvimos ese día o como cuando sopla una brisa suave, que para nosotros es el símbolo del Espíritu Santo, que nos refresca, da fuerza e impulso en los caminos de la existencia de todo ser humano”.
– ¿Cuál fue el momento más emotivo del recorrido para usted?
“A mí me gusta pensar que el momento más profundo, desde el punto de vista de la fe, es aquel en que la persona viva que es María, cuya presencia nos acerca la imagen de la Virgen de Candelaria, visita realmente el corazón, lo más hondo de cualquier mujer u hombre. Eso, sin duda, ocurrió en muchas ocasiones el 9 de mayo y está ocurriendo estos días en la iglesia de La Concepción”.
– En su discurso de ese día, el alcalde de Santa Cruz, Miguel Zerolo, vino a decir que la Virgen no está para pedirle soluciones contra la crisis económica, pues a su juicio eso es responsabilidad de los hombres. ¿Qué le parecen estas palabras?
“Bien entendidas me parecen correctas. Los cristianos nos fijamos en María, modelo de esperanza. Lo hacemos no huyendo del esfuerzo de cada día, ni proclamándolo inútil. No esperando sentados a que pasen las calamidades sino, como ella, poniendo en práctica el refrán popular, ‘a Dios rogando y con el mazo dando’, o mejor el consejo de los santos: haz por tu parte todo lo que puedas como si nada esperases de Dios. Y espéralo todo de Dios como si nada hubieses hecho con tu esfuerzo. Así actuó María, y así hemos de hacerlo nosotros. En el 50º Aniversario de Manos Unidas recordaba aquello de que ‘obras son amores y no buenas razones’, para dar a entender que de nada sirve tanto bla, bla, bla, si no pasas de las palabras a la acción”.
– La Virgen hizo una parada en el Hospital Universitario. A colación de ello le pregunto si es correcto creer o no en la Virgen en función de si nos cura o no físicamente, si nos da o no suerte? ¿No es esta una fe utilitaria?
“Todos necesitamos purificar permanentemente nuestra fe, para evitar ese utilitarismo al que usted se refiere. Además, el ser humano es frágil y dependiente por naturaleza, pero cuando todo le va bien no es consciente de su debilidad y llega a pensar que se basta a sí mismo. En cambio, cuando viene una enfermedad o un fracaso en la vida, descubre que su vida es limitada hasta el punto que nada de lo que le rodea le resuelve sus problemas. Es entonces cuando se interroga sobre el sentido de la vida y el por qué de las cosas, y eso le acerca a Dios. De este modo, una enfermedad, un accidente o cualquier tribulación pueden servir para despertar la fe y buscar en Dios auxilio y consuelo”.
– ¿Qué le parece que además se pida a la Virgen triunfos deportivos? En muchos balcones, engalanados para recibir a la Patrona, había escudos del Tenerife, y también en las camisetas y banderas de muchos peregrinos…
“[Sonríe] Quizás hay un lado noble en esas reacciones. Aquel de saber que nuestra Patrona está atenta a todo y, por eso, contamos con ella hasta para conseguir éxitos deportivos que, lógicamente, dependen de la habilidad de las personas. Si profundizamos un poco, creo que nuestro pueblo sabe perfectamente que en estos asuntos estamos en manos de nuestro representativo y sus jugadores. La Virgen María no es ajena a nuestras preocupaciones esenciales ni a aquellas otras que, sin ser fundamentales, nos dan alegrías en medio de una vida no siempre fácil. Igual que Ella sufre con nosotros, sin duda, también se alegra con nosotros”.
– ¿Qué opina de los ‘noveleros’ que van a estos actos más por fiesta que por religiosidad?
“Como obispo siento profundo respeto por todas las sensibilidades con las que las personas se acercan a un acontecimiento como éste. Una cosa no debiera oponerse a la otra. Es más, estoy seguro que estos días la Morenita está trayendo alegría a muchos corazones, a muchas vidas. Ahora bien, si todo queda en un mero jolgorio, estaríamos ante algo muy insuficiente que no nos alcanzaría en lo más hondo, ni ayudaría a sanar, en su raíz, nuestras deficiencias personales o colectivas. La misma Virgen exultó de júbilo ante Dios. Pero no se quedó en aclamaciones sino que su vida destaca por la obediencia a la palabra de Dios”.
– ¿Cómo valora la respuesta de los laguneros y de los tinerfeños en general a esta visita?
“De un modo muy positivo. Desde que a las siete de la mañana se abre la parroquia de la Concepción, siempre hay personas en el templo orando ante la Virgen. Ese es un gran fruto, quizá uno de los principales de una visita como ésta. El tú a tú de María con cada persona que se acerca. Los fieles le confían sus gozos y penas, aprovechan para confesarse, hacer un buen propósito, renovar algún aspecto de su vida, celebrar la Eucaristía. Cuantos “milagros” reales están aconteciendo estos días en La Laguna sin que apenas los podamos percibir”.
– La visita de la Virgen de Candelaria al área metropolitana coincide con una crisis económica y el aumento de la pobreza que lleva aparejada. ¿Qué significa la injusticia social para usted?
“Desde el punto de vista de la fe es un pecado. Como ciudadano de un mundo, creado por Dios para el disfrute de todos sus habitantes, presentes y futuros, una gran vergüenza colectiva. La lucha contra la pobreza y la injusticia es una inmensa empresa que requiere el mayor civismo posible por parte de cada uno. La actual crisis financiera y económica hunde sus raíces en unas carencias éticas y de conducta moral que no podemos olvidar (insolidaridad y enriquecimiento a ultranza, falta de honradez, distintas formas de corrupción…). Este es un buen momento para replantearnos nuestras supuestas seguridades y los fundamentos sobre los que construimos la vida personal y social. Es importante ahora que incrementemos nuestra solidaridad, que nos replanteemos un modo de vida más austero y que, al tiempo, los responsables públicos generen los medios necesarios para evitar crisis similares en el futuro con un sistema más justo y humano”.
