
El pasado 11 de marzo, el Santo Padre aprobó definitivamente la puesta en marcha de un
itinerario de acompañamiento y evaluación de la fase de implementación del proceso sinodal. Ya en la Nota de acompañamiento del Documento final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el Papa Francisco había precisado que las Iglesias locales y las agrupaciones de Iglesias están llamadas ahora a desarrollar, en los diversos contextos, las indicaciones autorizadas contenidas en el Documento, a través de los procesos de discernimiento y de toma de decisiones previstos por el derecho y por el Documento mismo.
Según explica la Secretaría general del Sínodo, en carta remitida por el Card. Grech, este camino implicará a las diócesis, a las conferencias episcopales de todo el mundo, así como a sus agrupaciones continentales, que cuidarán de implicar también a los institutos de vida consagrada, a las sociedades de vida apostólica, a las asociaciones laicales, a los movimientos eclesiales y a las nuevas comunidades presentes en sus territorios.
El resultado final será la celebración de una Asamblea Eclesial en el Vaticano en octubre de 2028. El camino que conducirá a toda la Iglesia a la celebración de la Asamblea eclesial en octubre de 2028 estará pautado de modo que ofrezca un tiempo adecuado y duradero para comenzar a poner en práctica las indicaciones del Sínodo, e incluirá algunos eventos significativos de evaluación:
- marzo de 2025: anuncio del proceso de acompañamiento y evaluación;
- mayo de 2025: publicación del Documento de apoyo para la fase de implementación con
las indicaciones para su puesta en práctica; - junio de 2025 – diciembre de 2026: itinerarios de implementación en las Iglesias locales
y sus agrupaciones; - 24-26 de octubre de 2025: Jubileo de los equipos sinodales y de los órganos de
participación; - primer semestre de 2027: Asambleas de evaluación en las Diócesis y Eparquías;
- segundo semestre de 2027: Asambleas de Evaluación en las Conferencias Episcopales
nacionales e internacionales, en las Estructuras Jerárquicas Orientales y en otras
agrupaciones eclesiales. - primer semestre de 2028: Asambleas continentales de evaluación;
- junio de 2028: publicación del Instrumentum laboris para los trabajos de la Asamblea
eclesial de octubre de 2028; - octubre de 2028: celebración de la Asamblea eclesial en el Vaticano.
Desde ahora, la Secretaría General del Sínodo se compromete a acompañar y apoyar a las
Iglesias en este camino.
A este fin, la Secretaría del Sínodo considera de fundamental importancia garantizar que la fase de aplicación sea ocasión para involucrar nuevamente a las personas que ya han contribuido y para devolver los frutos de la escucha de todas las Iglesias y del discernimiento de los Pastores en la Asamblea sinodal: de este modo continuará el diálogo ya iniciado en la fase de escucha.
El proceso se valdrá del trabajo de los equipos sinodales formados por presbíteros, diáconos, consagrados y consagradas, laicos y laicas, acompañados por su obispo: los equipos sinodales son instrumentos fundamentales para acompañar de manera ordinaria la vida sinodal de las Iglesias locales. Por esta razón, los equipos existentes deben ser reforzados y eventualmente renovados, y los equipos suspendidos deben ser reactivados y debidamente integrados.
En línea con las indicaciones del Documento final, el objetivo es concretar la perspectiva del
intercambio de dones entre las Iglesias y en la Iglesia entera. A lo largo del camino, todos podrán beneficiarse de la riqueza y la creatividad de los pasos dados por las Iglesias locales, recogiendo los frutos en sus agrupaciones territoriales (Provincias, Conferencias Episcopales, Reuniones Internacionales de las Conferencias Episcopales, etc.).
El itinerario será también la ocasión para evaluar juntos las decisiones tomadas a nivel local y reconocer los progresos realizados en materia de sinodalidad (cf. n. 9). Gracias a este itinerario, el Santo Padre podrá escuchar y confirmar las orientaciones consideradas válidas para la Iglesia entera (cf. nn. 12 y 131). Por último, este proceso constituye el marco en el que situar las múltiples iniciativas de aplicación de las orientaciones del Sínodo, en particular los resultados de los trabajos de los Grupos de Estudio y las aportaciones de la Comisión de Derecho Canónico.