Ha partido a la Casa del Padre la hermana clarisa, Luz María Valbuena Cubillo

Diócesis de Tenerife
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En la mañana de este martes 21 de enero, ha partido a la Casa del Padre la hermana clarisa, Luz María Valbuena Cubillo, a los 86 años de edad y 68 de vida religiosa.

El velatorio tendrá lugar en la capilla instalada en las dependencias del Museo de Las Claras, en La Laguna (por las obras en la iglesia del Monasterio), este martes 21 de enero, desde las 20 h., hasta  las 21 h. Y mañana miércoles 22 de enero, desde las 9:30 h., hasta las 12:30 h. Posteriormente, a las 13 h., se celebrará la misa exequial.

Sor Luz nació en Báscones de Ojeda, un pueblo de Palencia, el 6 de diciembre de 1938, en el seno de una familia profundamente cristiana. Era la menor de cinco hermanos. Una de sus hermanas, Sor María Elena, también fue clarisa en la ciudad de Zamora.

El 7 de diciembre de 1956 ingresó en el Monasterio en Gijón. Profesó el 23 de septiembre de 1959. Posteriormente, se trasladó al Monasterio de Hermanas Clarisas en Astudillo, donde hizo su profesión solemne el 24 de septiembre de 1962.

En 1989 dejó su tierra natal y entregó su vida en estas tierras canarias, viviendo en el Monasterio de hermanas clarisas de La Laguna.

Según la han definido las religiosas de esta comunidad lagunera, “siempre fue una hermana entregada, generosa, sencilla y alegre. No escatimaba tiempo en el servicio a la comunidad a la que siempre amó profundamente. Con su sonrisa y sencillez intentaba deshacer dificultades, sembrando siempre a su paso la paz y el bien”.

En estos momentos, a pesar del dolor, las hermanas que han convivido con ella agradecen al Señor el don de la vocación de Sor Luz. “Su vida entregada, de una manera callada, ayudó a que esta comunidad se levantara material y espiritualmente. Vivió su dolorosa enfermedad aceptándola generosamente, y ofreció sus últimos días consciente de su entrega a la Iglesia, a su comunidad, a la orden y a toda la humanidad. El testimonio de la vivencia de sus últimos momentos con paz y aceptación total, fue un fiel reflejo de lo que fue su vida de unión con el Señor».

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