El amor irrumpe en el mundo

Diócesis de Tenerife
Diócesis de Tenerifehttp://obispadodetenerife.es/
El Obispado de Tenerife está situado en San Cristobal de La Laguna. La jurisdicción de la diócesis comprende Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

Pregón de Semana Santa en Santa Cruz por el Obispo emérito de Tenerife, D. Damián Iguacén. El acto se desarrolló en la parroquia de San Francisco de Asís, con la asistencia del Obispo D. Bernardo Álvarez. D. Damián señaló que su Pregón querría ser "un toque de atención" porque "con Dios se suele ser olvidadizo".

El Pregonero intentó trasladar a los asistentes al momento de la Pasión de Cristo para que reflexionen sobre el significado de su muerte y resurrección. El Prelado, con su pregón, recordó que Jesús pasó por tres tribunales. La idea del Obispo emérito fue hacer ver a los asistentes que en esos tribunales también se sientan, hoy día, muchos  que siguen juzgando a Cristo. “Nosotros –enfatiza- también podemos poner nuestras manos sobre él”. Asimismo, el Prelado transmitió un mensaje esperanzador y recordó que la Cruz es un signo de salvación y de victoria ante el pecado.

En este sentido, el Obispo Emérito de 92 años con una enorme lucidez, señaló que la Semana Santa “nos lleva a contemplar a nuestro Señor Jesucristo en el momento cumbre de su vida: crucificado y levantado en alto ante la multitud.” Iguacen ha recalcado que, a pesar del sufrimiento de esos instantes, las primeras palabras que salieron de los labios de Jesús fueron: “Padre, perdónalos”. “Es el momento culminante de la historia. El amor irrumpe en el mundo del odio. El amor más sincero y gratuito, el amor de misericordia entra con fuerza en el mundo de los miserables, es decir, de los que son víctimas de miserias.” El Obispo emérito ha añadido al respecto que todos somos víctimas de alguna miseria o debilidad y, en ocasiones, tenemos fracasos.

Es aquí donde está la gran realidad que nos salva, indica Iguacen. “Venid a mí los que estáis angustiados. Jesús baja a nuestro mundo de miserias. Se trata de un amor misericordioso, un amor capaz de penetrar hasta el fondo de nuestro ser, allí donde está la fuente de nuestras debilidades, cobardías y desalientos. Necesitamos a alguien que nos dé confianza y del que nos podamos fiar. Vayamos a él, es Jesucristo”.

Mons. Iguacen ha realizado una distinción entre desaliento y cobardía. “Las dos son situaciones anormales en un cristiano. Cobardía es coraje que se relaja. Desaliento es coraje que resbala. El cobarde arroja la cruz que lleva; el desalentado siente que la cruz se desliza. Jesucristo es aquél que se queda con nosotros cuando todos nos abandonan. Es fiel. El que sufre está solo en su sufrimiento. Sin embargo, el que tiene a Cristo presente puede romper esa soledad, aunque no desaparezca el dolor, pero se convierte en instrumento de comunión. Cristo está ahí para compartir nuestro sufrimiento, haciéndonos partícipes del suyo: no estamos solos.

Contenido relacionado

El secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia estrena el documental “Un viaje Por...

El secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia ha estrenado el...

Madre Contreras cumple 105 años de vida y fe en el norte de Tenerife

La religiosa, que vive en la comunidad Pureza de María, en...

Nuevos delegados y consiliario de Familia y Vida

El obispo Nivariense ha nombrado al matrimonio formado por Miguel Ángel...

Enlaces de interés