«Presentamos las cuentas de forma libre y espontánea», con este mensaje comenzó el arzobispo de Sevilla su intervención en la rueda de prensa en la que se ha presentado el balance económico 2012. Un balance que no incluye las cuentas de las órdenes y congregaciones religiosas, ni de las hermandades y otras instituciones religiosas que tienen una contabilidad propia y no dependen de la Administración diocesana.
Mons. Juan José Asenjo remarcó el hecho de que Sevilla sea «una diócesis pionera» en esta transparencia sobre sus cuentas: «no hay nada que ocultar, y llevamos a la práctica esta política de puertas abiertas desde los propios consejos económicos parroquiales». Destacó también que el balance económico de la Archidiócesis estuviera integrado en el reciente informe de auditoría que se ha realizado sobre las cuentas de la Conferencia Episcopal Española.
Agradecimiento a los sevillanos
Quiso agradecer expresamente la colaboración de «los sevillanos que han hecho efectiva su ayuda a la Iglesia a través de la casilla de la Iglesia en el IRPF, así como por medio de las cuotas parroquiales y diocesanas, éstas últimas aún escasas». Hizo extensivo su agradecimiento a la Administración Diocesana, los párrocos y los miembros de los consejos económicos parroquiales.
Entrando en materia, destacó que los últimos años se ha experimentado un aumento de más de un millón de personas que colaboran con la Iglesia a través de la casilla del IRPF. «La gente percibe que la Iglesia está con los más necesitados», señaló.
Diócesis solidaria
Por otro lado, Sevilla está nuevamente entre las diócesis más generosas, ya que el 45 por ciento de los declarantes pusieron la x en la casilla de la Iglesia Católica, unas 320.016 personas. Un buen porcentaje si tenemos en cuenta que la media nacional está en torno al 35 por ciento de los declarantes. El arzobispo aclaró que de los once millones de euros que se recaudan en Sevilla por este concepto, la Archidiócesis recibe algo más de cuatro millones y medio. El resto se reparte entre las diócesis con menos ingresos, a través del Fondo Común Interdiocesano, en lo que mons. Asenjo calificó como «comunicación cristiana de bienes».
En relación con la asignación tributaria, Alberto Benito, ecónomo diocesano, subrayó que «no se trata de un privilegio», ya que viene recogido en la Constitución Española y el actual sistema lo que hace es dirigir a la Iglesia el 0,7 por ciento de las declaraciones de quienes así lo consignan. Benito subrayó que la Iglesia le ahorra al Estado entre ocho y diez mil millones de euros, y puso como ejemplo de ello la ingente labor que desarrolla Cáritas con la colaboración de miles de voluntarios.
«No hemos parado ninguna obra significativa»
Alberto Benito recordó el esfuerzo que la Archidiócesis hace para el mantenimiento del patrimonio religioso, máxime desde que dejaron de asignarse recursos públicos a estas partidas. Aclaró que desde 2011 no ha habido ayuda pública para la conservación del patrimonio. «No es tarea fácil, y hacemos lo que podemos. Yo creo que con mucha dignidad», añadió el prelado. Mons. Asenjo se detuvo especialmente en este apartado para decir que «no hemos parado ninguna obra significativa», y expuso una comparativa acerca del esfuerzo que hace la Iglesia en este campo: «si de la Consejería de Cultura recibimos cinco, la Iglesia con la ayuda de los fieles y del Cabildo ha gastado veinticinco».
