El II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, la reciente carta de los Obispos del Sur de España o las iniciativas evangelizadoras de las corporaciones cofrades, son tres de los temas que el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz, ha abordado en la entrevista concedida a la revista Omnes.
Su llegada a Sevilla, con el impacto que supuso comprobar la presencia y pujanza de la realidad cofrade, es uno de los momentos que refiere el arzobispo para destacar la importancia de este fenómeno en la tarea evangelizadora de la Iglesia. De acompañar en Tarrasa a 24 hermandades rocieras que no podían hacer la peregrinación a la aldea almonteña a servir a 700 hermandades en la Archidiócesis hispalense –“algunas con más de 16.000 hermanos”, apunta-, va un mundo. Subraya que estos años en Sevilla no ha tenido que tramitar ningún expediente de supresión de ninguna hermandad, “en cambio, peticiones de nuevas hermandades hay continuamente. Por lo tanto -añade- es un fenómeno al alza”.
La religiosidad popular es quizás uno de los argumentos que explican que la mitad sur de España esté menos secularizada. Así lo expone monseñor Saiz, antes de afirmar que “la fe se transmite en las hermandades como por ósmosis”.
Una cuarta dimensión de la acción cofrade
Preguntado por la vertiente evangelizadora de las hermandades, alude a la misión del Gran Poder por Tres Barrios, y señala que a los cultos, la formación y la caridad se está sumando en los últimos años una cuarta dimensión, “la conciencia de misión y la evangelización.
Monseñor Saiz aconseja a los cofrades que no caigan en la autocomplacencia, y que crezcan en “comunión eclesial y sinodalidad”. “Así, unidos, el efecto pastoral y evangelizador se multiplicará”, señala.
Finaliza la entrevista recordando la reciente audiencia concedida por el papa Francisco, en la que el Pontífice “subrayó la importancia de la piedad popular como esa piedad personal, familiar, cercana, que se transmite en la casa a través del dialecto materno”. Concluye diciendo que el Papa le pidió que cuidara “la fe de los sencillos y de todos”.