Sevilla ha sido sede del primer Congreso Nacional de Hermandades de los Gitanos, una ocasión que el arzobispo, monseñor Saiz Meneses, valoró como “un momento de gracia y salvación, un momento de alegría y esperanza, un momento de reconciliación y de paz, que tanta falta hace en nuestro mundo”.
Si la Catedral acogió el viernes la misa de bienvenida a los congresistas llegados de dieciocho ciudades españolas, el santuario de la Hermandad de los Gitanos fue el lugar elegido, ayer domingo, para la clausura de este encuentro de corporaciones fundadas en el seno de las comunidades gitanas.
En su homilía, el arzobispo hizo llegar su felicitación “a todos los que habéis trabajado tanto en la organización”, así como su deseo “de que este congreso tenga continuidad”. Antes de solemnizar la clausura del congreso, el arzobispo hizo especial énfasis en valores propios de la comunidad gitana, entre los que citó el sentido de la familia y de la fe, el espíritu de lucha, trabajo y de resistencia ante las dificultades.
En la misa de clausura, se visibilizó la participación de todos los sectores de la Hermandad de los Gitanos de Sevilla, en quienes ha recaído la encomienda de iniciar unas jornadas que tendrán continuidad en otras localidades con presencia de corporación gitana.
GALERÍA del acto.
