Mons. Asenjo: “hay fuerzas muy poderosas interesadas en arrancar el nombre de Dios del corazón de los pueblos”

Archidiócesis de Sevilla
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Sede metropolitana de la Iglesia Católica en España, y preside la provincia eclesiástica de Sevilla, con seis diócesis sufragáneas.

El Arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, ha inaugurado las X Jornadas Católicos y Vida Pública, que se celebran este fin de semana en el campus universitario CEU Andalucía. A lo largo de su intervención ha expuesto una serie de datos que avalan una conclusión preocupante expuesta por Sandrine Morel en el diario francés Le Monde en los últimos días del pasado mes de enero: “España ha dejado de ser la gran reserva espiritual de Occidente”, de la misma forma que un país como Francia, calificada por Juan Pablo II como la hija primogénita de la Iglesia, ha pasado a ser “un país de misión”.

El Arzobispo ha recordado una serie de datos que explican el fenómeno de la secularización en España y que “sorprenden a los mismos sociólogos”. Una tendencia que “nada parece capaz de detenerla”, a lo que se suma, por ejemplo, el hecho de que, según Morel, “en la práctica el Partido Popular ha renunciado a sus raíces cristianas”.

«¿Qué será de esta comunidad dentro de quince años?”

Mons. Asenjo ha afirmado que “es verdad cuanto dice Le Monde”, algo que se constata con la cantidad de jóvenes y matrimonios que “han abandonado la Iglesia y la práctica religiosa”. Sin embargo, ha apuntado que este proceso secularizador, sin dejar de ser preocupante, es menos intenso en nuestro entorno sevillano que en otras latitudes. Y ha señalado sus experiencias en visitas a parroquias y hermandades: “lo normal es encontrarme con una comunidad avejentada, con escasísimos jóvenes, cosa que me lleva a preguntarme: ¿Qué será de esta comunidad dentro de quince años?”

El Arzobispo ha lanzado un interrogante al auditorio -“¿Qué nos ha pasado?”- y ha explicado la situación actual partiendo de “la lluvia ácida del secularismo europeo y occidental”. “Es evidente que en el plano internacional, y también entre nosotros, hay fuerzas muy poderosas interesadas en arrancar el nombre de Dios del corazón de los pueblos. Baste recordar la imposibilidad de incluir una breve mención a Dios y a las raíces cristianas de Europa en el proemio de la Constitución europea elaborada entre 2002 y 2004”, ha apuntado.

“Un nuevo clima cultural”

En esta línea, ha hecho hincapié en la “ruptura cultural” experimentada en los tres últimos decenios, un proceso marcado por “el subjetivismo, el relativismo, el pragmatismo, el hedonismo, el feminismo radical, la ideología de género y la descalificación creciente del cristianismo y de toda religión”. Se trata de “un nuevo clima cultural” que ha empujado a los fieles más débiles y a las nuevas generaciones “a la increencia, el indiferentismo y la permisividad moral”.

Monseñor Asenjo ha recordado que los obispos españoles ya apuntaron este panorama en un documento fechado en 2006 –‘Orientaciones morales ante la situación actual en España’-, “en el que se denunciaba el crecimiento del laicismo, la tergiversación de nuestra historia, la ingeniería social que algunos han proyectado para España y el menosprecio de la ley natural en temas tan importantes como el respeto a la vida y a la naturaleza del matrimonio y de la familia”.

También ha tenido palabras para la secularización interna de la Iglesia, “la pérdida de fuelle evangelizador y los escándalos que venían de lejos y que han aflorado en los últimos años”. “Tengo la persuasión de que el daño ha sido muy grande”, ha añadido. Es consciente de que “algunos no han marchado, se han quedado, pero con un compromiso cristiano muy tenue, profesando un cristianismo a la carta, light, con poca hondura religiosa y escasas repercusiones en la vida cotidiana y mucho menos en la vida pública. En otros casos –ha añadido- nos encontramos con un cristianismo sociológico, ligado a razones de tipo sentimental, familiar, cultural, o costumbrista, sin que ello conlleve un encuentro personal con Jesucristo”. Sin minusvalorar este tipo de cristianismo, ha recordado que “el corazón del cristianismo no son sus tradiciones ni la cultura que la fe ha generado”.

Razones para la esperanza

Hay esperanza. Y se basa para ello en “el crecimiento de pequeñas pero consistentes minorías, bien arraigadas en Jesucristo, con una clara eclesialidad, que son una fundada fuente de esperanza y un punto de apoyo sólido para la renovación de la Iglesia, que no será posible sin sacerdotes santos, sacerdotes de gran hondura espiritual y una fuerte experiencia de Dios, maestros de almas, bien preparados intelectualmente, profundamente entregados al servicio de Cristo y de su Iglesia, unidos a su Obispo, entusiastas y enamorados de su ministerio, dispuestos a entregar la vida día a día, sin mermas ni recortes, al servicio de los fieles”. A continuación ha afirmado que la renovación de la Iglesia también pasa por los laicos, “cristianos convertidos, orantes y fervorosos, comprometidos con su parroquia, que viven la comunión, que tienen corazón de apóstol y que aspiran con determinación a la santidad”. A su juicio, la necesidad más urgente de la Iglesia en España es contar con “cristianos creíbles, gracias a un testimonio personal y comunitario de vida santa”. “Sólo así –ha añadido- será posible otear con esperanza el futuro de la Iglesia”.

Las Jornadas Católicos y Vida Pública, que este año llevan por lema ‘Soy cristiano, hechos y razones’, están organizadas por la Fundación San Pablo Andalucía CEU, la Asociación Católica de Propagandistas y la Archidiócesis de Sevilla.

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