Mons. Asenjo: “Don Santiago es una gracia de Dios para el arzobispo y la diócesis”

Archidiócesis de Sevilla
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Sede metropolitana de la Iglesia Católica en España, y preside la provincia eclesiástica de Sevilla, con seis diócesis sufragáneas.

El arzobispo de Sevilla, mons. Juan José Asenjo, ha pasado revista a los años que lleva al frente de la Archidiócesis de Sevilla, adonde reconoce haber llegado «con miedo, dada la magnitud de la diócesis». En la entrevista, emitida la mañana del domingo en el programa ‘Testigos Hoy’ (Canal Sur Televisión), mons. Asenjo recuerda la impresión inicial de «la magnitud del encargo que me hacía el Santo Padre», si bien destaca que llegó «confiando en la ayuda de Dios, que siempre nos asiste, nos tutela, guarda y sostiene». «Aquí, tengo que decirlo con mucha verdad, he sentido como en ninguna otra parte la gracia de estado, es decir, cuando el Señor te encomienda una tarea al mismo tiempo te da la gracia suficiente para llevarla a cabo», recuerda.

Las Hermanas de la Cruz son «el Evangelio químicamente puro»

Echa la vista atrás y enumera algunos hitos de su episcopado: «Hemos hecho muchas cosas, pero –añade- no las he hecho yo. Las ha hecho tanta gente que ha colaborado conmigo y, por supuesto, la gracia de Dios, que no me ha dejado de su mano». Recuerda que llegó en una fecha muy señalada en Sevilla, un 5 de noviembre, festividad de Santa Ángela de la Cruz. También tiene palabras de gratitud y reconocimiento para las Hermanas de la Cruz: «son el Evangelio químicamente puro, sin añadidura, sin interpretaciones. El Evangelio tal y como el señor nos lo dejó, y lo son con su vida».

«Don Santiago es un obispo como la copa de un pino»

En la entrevista concedida a ‘Testigos Hoy’ no falta una mención especial para su obispo auxiliar, mons. Santiago Gómez. El arzobispo relata la petición que cursó al Papa: «cuando pedí un auxiliar le pedí a él, pedí al Papa que fuera él, y tuve la suerte y la gracia de que fuera don Santiago». Recuerda que lo conocía «muy íntimamente, éramos amigos, era mi vicario general en Córdoba» y califica su nombramiento como «un don de Dios, una gracia de Dios para el arzobispo y la diócesis». Le define como «un obispo como la copa de un pino. Bajito pero grande, muy inteligente, muy bien formado. Es –añade- muy trabajador, tiene corazón de pastor y es sencillo y humilde, tal vez las dos virtudes que le caracterizan».

Vocaciones, formación, familia, Cáritas y laicos

El arzobispo aborda con detenimiento el fomento de las vocaciones en Sevilla, asunto que califica como «la niña de los ojos de este obispo». Al respecto afirma que «Dios nos está bendiciendo, nos vamos valiendo y Dios quiera que en algún momento podamos compartir los dones que nos está dando con otras diócesis». Presenta el Seminario como «un oasis de paz, en un ambiente sereno, alegre, juvenil. Un ambiente de piedad, trabajo, estudio y de libertad responsable».

También tiene palabras de agradecimiento a la labor que desempeña el sacerdote Antonio Bueno al frente del Instituto Superior de Ciencias Religiosas, «que está dando muchos frutos en todo lo que respecta a la formación de los laidos y religiosos». Una institución docente que en estos momentos tiene 335 alumnos, «y probablemente sea el Instituto de Ciencias Religiosas que más alumnos tiene en España», señala.

La actividad pastoral relacionada con las familias –» tengo dos delegados de Familia y Vida, fantásticos, que no dejan de trabajar día y noche»- y Cáritas, también son objeto del repaso que el arzobispo hace a su trayectoria en la Archidiócesis de Sevilla, sin olvidar el papel –»determinante e insustituible»- que desempeñan los laicos. En relación con este sector de la Iglesia, mons. Asenjo afirma que «en Sevilla tengo unos laicos extraordinarios, que para mí son una fuente vivísima de esperanza. Gente muy bien formada con un amor grande a la Iglesia, a Jesucristo, del que cabe esperar el mejor servicio».

Religiosidad popular

La parte final de la entrevista está dedicada a la religiosidad popular, un fenómeno que el arzobispo considera «un don de Dios para esta Iglesia». Por ello, afirma que «un obispo responsable no se puede situar ni de frente ni de espaldas a la religiosidad popular. Quiero declarar mi amor, compromiso y voluntad de acompañar a este flanco tan importante de la vida diocesana», afirma.

El Año de la Misericordia

Concluye la entrevista destacando que el proyecto principal en la Archidiócesis a corto plazo es el Año de la Misericordia. Al respecto, avanza que «vamos a tratar de preparar todo un proyecto de acciones, algunas de las cuales las adelanta el Papa en su documento. Lo más importante –concluye- es la conversión personal, del estilo pastoral de los pastores y de todos nosotros».

Puede ver la entrevista completa en este enlace.

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