Guadalupe Salas Allende, feligresa de la Parroquia San Vicente Mártir, de Sevilla, recibió la tarde de ayer, la medalla Pro Ecclesia Et Pontífice, de manos del arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, en una Eucaristía celebrada en esta parroquia de la capital. Las personas y los lugares de referencia que le han permitido conocer a Dios y crecer en la fe los tiene muy definidos la homenajeada: “Mis padres, mi Colegio del Santo Ángel, la Escuela de las Hijas de la Caridad, mis parroquias, primero El Sagrario, donde fui bautizada, luego, a partir de principio de los años ochenta, mi actual Parroquia de San Vicente Mártir, mi Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario y Stmo. Cristo de la Paz, (Los Humeros); La Fraternidad de la Madre de Dios o Comunidad ANAV (Onuva).
En relación a su experiencia profesional, se inició en 1960 cuando se fundó el Instituto Español de Emigración, dependiente del Ministerio de Trabajo, “con la finalidad de gestionar la salida de trabajadores españoles, demandados por diferentes países de Europa y del mundo”. En mayo de ese mismo año, ingresó como auxiliar administrativo en la Delegación de este Instituto en Sevilla, donde permaneció en el trabajo con emigrantes españoles hasta su jubilación el 9 de noviembre del 2011.
Memoria litúrgica de san Vicente
La Parroquia San Vicente acogió la celebración de la Eucaristía para celebrar la memoria litúrgica de su santo titular. En el trascurso de su homilía, el arzobispo hispalense exhortó a los presentes a que “sus corazones rebosen de aquel intenso amor por el que san Vicente superó todos los tormentos corporales». Reflexionó sobre la dimensión martirial y testimonial. «Podemos vivir y hablar con coraje en circunstancias concretas con libertad, sin temor, con valentía y sin ambigüedades, expresarnos con valor y libertad de espíritu, en una entrega generosa al servicio de la verdad y el bien, sin buscar el propio interés ni el prestigio personal en la confesión de Jesucristo, tiene una particular importancia en la actualidad».
Una vida entregada a los más necesitados
Sobre el servicio a la Iglesia de Guadalupe Sales, el párroco de san Vicente Mártir, Carlos Coloma, destacó que, “en ella siempre vemos reflejado el amor del Señor hacia los más necesitados. Para nosotros, Lupe es parte de nuestra familia. Así lo sentimos los miembros de esta comunidad parroquial y muchos vecinos de nuestro barrio. Sus monjas, del Colegio del Santo Ángel de la Guarda y el laicado angelino al que pertenece. Así lo sentimos en la hermandad de nuestra Señora del Rosario y de los Humeros, donde la Virgen conoce de su devoción y cariño y donde es referente para todos, sobre todo los más jóvenes. Así la sienten en ONUVA, donde participa y vive también su fe y su amor a la Virgen y a los pobres, porque ella forma parte de la vida de muchos». Añadió que «Lupe siempre trae algo entre manos. Lo mismo está en el hospital, acompañando a alguien que no tiene a nadie que, en la calle, atendiendo a los que allí habitan, acompañando al médico o algún consulado de otros países con algún inmigrante, en alguna reunión con instituciones y asociaciones que se dedican al trabajo social. No importa la hora que sea, de día o de noche».
Agradecimiento
La homenajeada no puede dejar de expresar el reconocimiento “a la extraordinaria labor de los diferentes párrocos que promovieron la iniciación y su continuidad del proyecto Levántate y Anda: Jesús González, Francisco Ortiz, Antonio Mauri, Pedro Arenal; Marcelino Manzano y Carlos Coloma”. Añadió que “el proyecto pretende conocer directamente una pequeña parte de la realidad de vivir en la calle, con todo lo que conlleva; crear vínculos con aquellas personas en esa situación que así lo quieran; intentar ayudarles a paliar problemas concretos; y, especialmente tratar de obtener su reintegración social en la medida posible”. El proyecto consta de tres fases: Ruta diaria, los 365 días del año, por un itinerario ya establecido; acogida en la sede de Cáritas parroquial, una tarde a la semana (y en otras ocasiones cuando así se considere necesario) y, finalmente, acompañamientos a gestiones administrativas, así como a consultas médicas y hospitalarias, en continuada comunicación con Cáritas Diocesana; con los otros proyectos de Atención a personas sin hogar de otras Cáritas; con las entidades municipales, así como con otras entidades públicas y privadas de atención a personas en situaciones sin hogar”.
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