La Delegación Episcopal para las Causas de los Santos ha puesto en marcha una iniciativa en el marco jubilar, ‘Caminos de santidad’, que recorrerá Sevilla de la mano de sus santos. Su responsable es María del Monte Chacón, y a ella consultamos por los procesos que establece la Iglesia para afirmar que alguien es merecedor de ser considerado santo. En la mente de todos hay varios casos a la espera de ese timbre oficial de santidad. Miguel Mañara, el beato Marcelo Spínola… Pero no son los únicos.
¿Qué es un santo?
En el plano general u ontológico, un santo es una persona que deja transparentar la presencia de Dios entre nosotros, alguien que se configura con Cristo y somos capaces de percibirlo. Y a eso estamos llamados todos, todos estamos llamados a la santidad.
Otra cuestión distinta son los santos canonizados…
Entre ese Pueblo de Dios, que todos estamos llamados a llegar a la Gloria, la Iglesia elige a determinadas personas para que sirvan como modelos específicos en un determinado momento de la historia, y también para que nos encomendemos a ellos porque sabemos que su manera de hacer las cosas les ha llevado a la presencia de Dios y a ayudar a los demás.
Y son personas que reúnen unos requisitos.
Reúnen unos requisitos que, básicamente, se desarrollan durante sus vidas -son imagen más clara de Dios entre nosotros-, que se mide por el ejercicio de las virtudes, las teologales y las humanas. Luego eso se verifica mediante un proceso muy riguroso pero a la vez muy participativo. Es de los procesos en la Iglesia que implican a más gente, porque el primer requisito, aparte de ese ejercicio de las virtudes, o del martirio, es el reconocimiento por parte del Pueblo de Dios de esa fama de santidad, de esa fama de virtud.
Habrá personas a las que el pueblo considere santos, que dejan tras de sí un aura de santidad que no admite duda para el común de los mortales, pero a los que la Iglesia aún no ha considerado santos…
Tenemos que seguir encomendándonos a ellos, y seguir inspirándonos en ellos como antecesores en nuestro camino. No se trata de imitar al santo porque sí, hay que seguir pidiéndoles que nos ayuden en ese camino.
Hay causas paradas a falta del milagro atribuido a su intercesión, y en Sevilla tenemos algunos casos que están en la mente de todos, Miguel Mañara, el beato Spínola…
Tenemos varias causas en fase no cerrada, es decir, están en fase diocesana o ya en fase romana, pero, efectivamente, la Iglesia considera que, igual que la fama de santidad es la prueba de que el Pueblo de Dios los reconoce como santos, la prueba de que Dios confirma ese sentir de la Iglesia es que se produzca un milagro que se pueda atribuir a la intercesión de esa persona.
La Delegación para las Causas de los Santos ha puesto en marcha una iniciativa: ‘Caminos de santidad’ ¿En qué consiste?
Se trata de ofrecer la posibilidad de ganar el jubileo, pero acompañados de los santos. Vamos a hacer unos recorridos centrados en cuatro grandes grupos, recorriendo los espacios geográficos donde se movieron en nuestra Sevilla -capital- esos santos y, a la vez, iniciarnos en el camino espiritual que ellos siguieron. Vamos a ver en qué consistieron esas virtudes que constituyen esas famas de santidad.
Y son experiencias a las que nos podemos sumar previa inscripción…
Así es. El formulario está disponible en la página web, aunque a esta hora quedan pocas plazas libres.
Uno de esos itinerarios es el del sábado 8. Se llama ‘Testigos en la historia’.
Ahí hemos querido recordar aquellos primeros santos que configuran la historia no solo de nuestra diócesis, sino nuestra historia general. Las santas Justa y Rufina -mártires emblemáticas del período romano-, san Isidoro y san Leandro, san Hermenegildo, etc. Son los que configuran nuestra historia más antigua.
En el plano de la santidad, hemos tenido una intensa actividad recientemente, con ceremonias que se han celebrado en nuestra diócesis ¿Qué proceso debe depararnos otra buena noticia más pronto que tarde?
En principio, los que ya tienen declaración de venerable o los que ya son beatos. Tanto unos como otros están a la espera de un milagro, solo que quienes ya han sido declarados beatos necesitan sólo un milagro para la canonización, y quienes sin todavía venerables necesitan un primer milagro para ser beatificados, y otro para ser canonizados. Pero nunca vamos a saber de antemano cuál va a ser esa persona a la que Dios ha elegido.
En cualquier caso, nos queda rezar y pedir por ellos…
Efectivamente. Rezar, pedir por ellos y, sobre todo, tratar de seguir ese ejemplo, ese camino que nos han ido marcando.
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