La nueva encíclica del Papa Francisco no ha defraudado. Laudato si’ es un documento largamente esperado, que ha sido bien recibido en ámbitos científicos. El profesor Enrique Figueroa colabora con diversas iniciativas diocesanas y analiza en esta entrevista los aspectos más significativos de una encíclica «muy deseada».
¿Cuál fue su primera impresión tras leer la encíclica?
Fue el encuentro con un documento muy deseado, me ratifica en mi forma de ver la ecología y su función para transformar la realidad; y me hace entender mejor el necesario encuentro entre la fe y la razón.
Independientemente de su vivencia de fe, ¿cómo recibe un científico este documento?
Con gran esperanza en que el análisis que hace el Papa Francisco de la situación mundial actual, basada en una excelente asesoría científica multidisciplinar, cale en todos y tenga los efectos oportunos.
¿Qué novedades aporta la encíclica respecto al magisterio de anteriores Papas en materia de medio ambiente?
Es cierto que el tema del medio ambiente aparece en documentos anteriores de otros papas, pero en el documento de Francisco hay novedades: la utilización de los conceptos ecológicos es precisa y actualizada; la unión de la idea de sostenibilidad con ecología es excelente; el análisis de los problemas que son críticos está muy actualizado; insistencia en la interconexión de los procesos y en la complejidad de los mismos; profundización en el cambio climático; relaciones entre economía y ecología; delimitación de cuál es el verdadero desarrollo sostenible; e incidencia de la tecnología en el medio ambiente y los pobres.
El Papa habla de «ecología integral» ¿En qué consiste?
Es una idea original de la encíclica planteada como un camino de solución ante la interrelación de los problemas que une las dimensiones humanas, ecológicas, económicas y sociales.
Esta es una aproximación conceptual
Absolutamente, muy clarificadora del camino que traza el Papa para cada uno como persona y para el conjunto de la humanidad.
No sé si el Papa confía demasiado en las cumbres internacionales sobre medio ambiente ¿La encíclica puede ayudar a cambiar esa percepción?
El Papa muestra esperanza en que son una vía posible, quizás la única, para un cambio global positivo. El Papa Francisco pide que las cumbres sean proactivas y generen soluciones, y lo desea para la próxima cumbre de París.
Siendo realistas, ¿qué tiene que pasar para que no se hable más de la «debilidad de las reacciones» internacionales?
Me temo que un milagro. El poder de las finanzas y la economía hoy en una globalización plutocrática e insolidaria, con el mercado divinizado, es muy fuerte, y controla la política, debilitando la democracia. Confiemos que el papa Francisco sea oído y su encíclica cause efecto. Es la esperanza y el milagro.
Francisco relaciona crisis ambiental y pobreza, pero también propone algunas medidas
Las medidas pasan por la aceptación de la idea de la ecología integral como camino para instituciones e individuos. Francisco insiste en la necesidad del diálogo y cambiar los puntos de vista haciendo que el bien común sea el fin. El Papa es consciente también de la fuerza espiritual de la ecología.
En la encíclica también se involucra a los ciudadanos en esta tarea ecológica
Por supuesto, el papel de la ciudadanía es esencial. Habla de la participación en la acción política y de la ecología en la vida cotidiana. Es una de las aportaciones más brillantes de la encíclica.
¿Nota la sensibilidad de un pontífice sudamericano en consideraciones acerca del agua, la biodiversidad o la concentración de tierras productivas en manos de pocos?
Es evidente. El papa Francisco viene de una tierra explotada, el Cono Sur, con problemas medioambientales derivados del abuso del poder económico y financiero, y mucha pobreza.
El Papa subraya que la preocupación por la creación «no significa igualar a todos los seres vivos y quitarle al ser humano ese valor peculiar» ¿Con estas afirmaciones ha podido defraudar algunas expectativas de sectores ecologistas?
Bueno, considero que no debería. El problema de los textos profundos y valientes, como esta encíclica, es que no se debe sacar una frase del contexto donde se dice. Es una mala praxis de sectores determinados que quieran denostar un mensaje.
No ha debido caer bien la encíclica en sectores productivos que no ponen límite al progreso científico
Es normal en el contexto inmoral donde nos encontramos, en una cultura generalizada del descarte y la insolidaridad, donde todo lo que es frágil sufre, como dice la encíclica.
¿Ha percibido buena acogida a la encíclica en ámbitos científicos o universitarios?
En realidad aún no he profundizado en este tema, no ha habido tiempo. Pero en mi círculo cercano universitario y no universitario, colegas y amigos, la incidencia ha sido grande y positiva.
No esconde su satisfacción por este documento.
En absoluto, me hace muy feliz. Es un documento sobre la casa común para todos. Me da esperanza y me hace confiar que podemos crear un mundo mejor, solidario con todos seres humanos y con la creación.