El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, presidió el pasado martes la vigésima edición del Encuentro de Pensamiento Cristiano que organiza la Delegación diocesana de Apostolado Seglar.
Este reúne a representantes de la sociedad civil sevillana, provenientes de ámbitos sociales, económicos y políticos, que reflexionan sobre un asunto en concreto. En esta ocasión, el tema a desarrollar fue ‘La dignidad humana y sus implicaciones sociales, económicas y políticas’, tomando como hilo conductor la Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe ‘Dignitas infinita sobre la dignidad humana’, publicada en Roma el pasado 8 de abril. “Un texto que reivindica el valor infinito de todo ser humano, donde se subraya que la dignidad es intrínseca a la persona”, explica Enrique Belloso, delegado diocesano de esta Pastoral. La Archidiócesis de Sevilla, a través de esta Delegación, viene ofreciendo desde hace años ámbitos para la reflexión, presentando el pensamiento cristiano como una nueva oportunidad para evangelizar. Así, “en este encuentro -señala Belloso- se hicieron propuestas sobre algunos temas centrales del cristianismo con gran incidencia en la vida social”.
La jornada, que tuvo lugar en el Arzobispado, contó con la participaron como ponentes Antonio Fragero, presidente del Patronato de la Fundación CES Proyecto Hombre Sevilla; Manuel Alejandro Cardenete, presidente de la Cámara de Cuentas de Andalucía; y Rocío Blanco, consejera de Empresa, Empleo y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía. El Encuentro fue presentado y coordinado por el delegado de Apostolado Seglar y su relator fue Joaquín López-Saez, director de COPE Sevilla.
Durante el encuentro monseñor Saiz Meneses puso de relieve uno de los grandes retos de la humanidad para este siglo XXI: la centralidad de la dignidad humana. Ante ello la Iglesia está profundamente convencida de que no se puede separar la fe de la defensa de la dignidad humana, la evangelización de la promoción de una vida digna y la espiritualidad del compromiso por la dignidad de todos los seres humanos. Por ello, “la dimensión social del Evangelio tiene que vertebrar nuestra vida, nuestras relaciones, nuestros proyectos e iniciativas”. El arzobispo resaltó también la importancia de disponer de espacios de diálogo, a modo de areópago cultural: “Como este encuentro, un torrente impetuoso y compartido de fe y razón, de pensamiento y vida, de inquietudes y esperanzas”, subrayando la necesidad de su continuidad e impulso.
Mesa redonda
En esta línea, durante sus intervenciones, los ponentes hicieron hincapié en algunos de los temas planteados por la Declaración ‘Dignitas Infinitas’ que permiten expresar diversos aspectos de la dignidad humana. “Algunos serán fácilmente compartidos por distintos sectores de nuestras sociedades, otros no tanto -señala Belloso. Sin embargo, todos son necesarios porque, en su conjunto, ayudan a reconocer la armonía y la riqueza del pensamiento sobre la dignidad que brota del Evangelio”.
En primer lugar, Antonio Fragero se centró en los aspectos vinculados con los temas sociales y la importancia de reconocer la dignidad cada persona más allá de toda circunstancia. Hizo referencia a su experiencia en el Proyecto Hombre, en torno al tema de las adicciones y en diversas iniciativas a favor de los jóvenes y de otras personas en situación de vulnerabilidad. Además, realizó un llamamiento para que todos los cristianos asuman su responsabilidad y dediquen tiempo y recursos a abrir nuevos horizontes de esperanza para estas personas.
Por su parte, Manuel A. Cardenete comentó algunos puntos vinculados con los aspectos económicos de la Declaración, referidos principalmente a la pobreza y el trabajo de los inmigrantes. Al respecto, apuntó que “si algunos nacen en un país o en una familia donde tienen menos oportunidades de desarrollo, hay que reconocer que eso está reñido con su dignidad. Todos somos responsables, aunque en diversos grados, de esta flagrante desigualdad”. En relación al trabajo de los inmigrantes subrayó la situación de “invierno demográfico” que vivimos en España y la necesidad de contar con el trabajo de los inmigrantes, que en muchos casos están entre las primeras víctimas de las múltiples formas de pobreza. Asimismo, lamentó que los migrantes, una vez que están en los países de acogida, “no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona. Su acogida es una forma importante y significativa de defender la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión”.
Rocío Blanco fue la última ponente en intervenir y centró su alocución en los aspectos más políticos de la Declaración y su vinculación con la necesidad de generar empleo de calidad. En este sentido, instó a favorecer la igualdad de trato y de oportunidades, la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, y a mejorar la empleabilidad de los colectivos con especiales dificultades. Por otro lado, también reflexionó sobre la prevención de riesgos laborales, la seguridad y salud en el trabajo, subrayando entonces que el papel de la administración pública es “propiciar las condiciones para que las empresas generen empleo”. No en vano, aseguró que “el trabajo dignifica a la persona y es una dimensión constitutiva del ser humano”. Finalmente trató el tema de las personas con discapacidad: “Hay que fomentar su inclusión y la participación activa en la vida social. Hemos de hacernos cargo de su situación más marginal y angustiante, y ser capaces de dotarlos de dignidad”.
Violencia digital
Al término de la mesa redonda se abrió un diálogo entre los asistentes con gran participación. En este se introdujo el tema de la violencia digital, advirtiendo que el avance del mundo digital puede facilitar la promoción de la dignidad humana, aunque también crear un mundo paralelo en el que crecen la explotación, la exclusión y la violencia. Igualmente, en el mundo digital, pese a las muchas posibilidades de conexión posible, “muchas personas se encuentran cada vez más aislados y empobrecidos en sus relaciones interpersonales”, lamentaron. Por eso, “estas tendencias representan el lado oscuro del progreso digital. Hay que avanzar para que la tecnología esté al servicio de la dignidad humana”.
Dignitas Infinita
La Declaración sobre la dignidad humana “ofrece importantes aclaraciones que pueden evitar confusiones en el uso del término “dignidad”. También presenta situaciones problemáticas actuales en las que no se reconoce adecuadamente la inmensa e inalienable dignidad que corresponde a todo ser humano”, explica Enrique Belloso. “La denuncia de estas graves y actuales violaciones de la dignidad humana es un gesto necesario. Esta dignidad de todos los seres humanos puede, de hecho, entenderse como “infinita” (dignitas infinita), como afirmó san Juan Pablo II en un encuentro con personas que sufrían ciertas limitaciones o discapacidades, para mostrar cómo la dignidad de todos los seres humanos va más allá de todas las apariencias externas o características de la vida concreta de las personas”.
De igual forma, el delegado insiste en que el papa Francisco, en la encíclica Fratelli tutti, subrayó que la dignidad existe “más allá de toda circunstancia”, invitando a todos a defenderla en cada contexto cultural, en cada momento de la existencia de una persona, independientemente de cualquier deficiencia física, psicológica, social o incluso moral. “Sin duda -añade-, esta Declaración “no pretende agotar un tema tan rico y decisivo, pero pretende aportar algunos elementos de reflexión que nos ayudarán a tenerlo presente en el complejo momento histórico que vivimos para que, en medio de tantas preocupaciones y angustias, no perdamos el rumbo y nos expongamos a sufrimientos más lacerantes y profundos””.